El peso de la provincia de Buenos Aires en la política argentina - Piedra OnLine

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domingo, 1 de noviembre de 2015

El peso de la provincia de Buenos Aires en la política argentina

El tradicional bastión del peronismo será gobernado por macrista María Eugenia Vidal.

Un episodio de la iconografía política argentina reciente resurgió con fuerza en la campaña electoral ante la posibilidad de que el peronismo perdiera la provincia de Buenos Aires, su más valioso y querido bastión. El incidente sucedió el 28 de octubre de 1983 en el acto de cierre de campaña peronista en los comicios para el regreso a la democracia. Ahí, en el Obelisco de la capital, ante el candidato presidencial Italo Luder (quien estaba confiado de ganar) y ante más de un millón de partidarios, el sindicalista Herminio Iglesias y candidato a gobernador por la provincia de Buenos Aires se convirtió en el verdadero protagonista.

Iglesias, quien durante la campaña fue blanco de críticas por sus exabruptos y por sus declaraciones, como haber llamado al candidato presidencial radical Raúl Alfonsín “mal nacido” y “gusano”, quemó entonces un ataúd con los colores y las siglas de la Unión Cívica Radical (UCR). En opinión de los analistas, la famosa quema del cajón provocó que gran parte del electorado, cansado de la violencia de los años de plomo y de la dictadura, se volcara a votar dos días después por la UCR, gracias a lo cual Alfonsín ganó la Presidencia y, en una verdadera sorpresa, el también radical Alejandro Armendáriz derrotó a Iglesias en la lucha por la gobernación bonaerense.

Treinta y dos años después, el peronismo, esta vez liderado por el kirchnerismo sufrió un resultado adverso en los comicios y tal como en 1983, perdió la gobernación de Buenos Aires. Esto al punto que no pocos han calificado al candidato oficialista para esa provincia y aún jefe de Gabinete de Cristina K, Aníbal Fernández, como el “mariscal de la derrota” e incluso como el “cajón de Herminio”. La pérdida de la provincia de Buenos Aires a manos de la macrista María Eugenia Vidal (que obtuvo el 39,49% de los votos), no sólo provocó un shock para los peronistas, sino que significó un verdadero terremoto en todo el panorama político, debido a la importancia y relevancia que implica el territorio bonaerense.
La provincia de Buenos Aires de 307.571 km2, lo que equivale al territorio de Italia o al de todas las regiones desde Arica y Parinacota hasta la de Valparaíso. Es la provincia más extensa y también la más poblada, con más de 16 millones de habitantes. El 37% del padrón electoral está ahí. En términos demográficos se suele dividir su territorio en el conurbano bonaerense, es decir, los 24 municipios (o partidos) que rodean la capital federal (cuyo conjunto es conocido como el Gran Buenos Aires) con unos de 12 millones de habitantes, y el interior que, son unos cuatro millones de habitantes.

Por su peso poblacional y cercanía con la capital, la provincia ha sido de clara relevancia política en el país. Desde el surgimiento de Juan Domingo Perón y de su movimiento político, en las décadas de 1940 y 1950, los peronistas se hicieron fuertes ahí. Era un momento de migración interna, cuando se conformó el Gran Buenos Aires, y un período de fuerte industrialización. Así, los peronistas controlaron los centros sociales y los grandes sindicatos. Precisamente de la provincia de Buenos Aires son originarios, Perón, Eduardo Duhalde y Cristina Fernández

Desde 1987, cuando terminó el período de Armendáriz, todos los gobernadores bonaerenses han sido peronistas. Hasta ahora. El próximo 10 de diciembre, cuando María Eugenia Vidal asuma la gobernación (de manos de Daniel Scioli, su predecesor), se producirá un escenario inédito desde 1996, cuando fue elegido por primera vez por voto popular el jefe de la ciudad de Buenos Aires, cuyo alcalde es Mauricio Macri.

En caso de que a la Casa Rosada llegue Scioli, el nuevo jefe de Estado tendrá -como nunca- que lidiar con el hecho de que tanto la provincia y la ciudad de Buenos Aires, estén lideradas por militantes del PRO (partido de Macri): Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, respectivamente. Y si el que asuma la Presidencia es Macri, los tres centros máximos del poder argentino estarán -por primera vez- en manos de la misma fuerza política.