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lunes, 28 de diciembre de 2015

DEBATE | Malvinas como política de Estado

MARCELO LUIS VERNET* | Marcelo Kohen, un prestigioso especialista en derecho internacional, reclamó una “Nueva política de Estado para Malvinas” a través de una nota publicada en la edición del pasado 16 de diciembre en el diario Clarín. 

Si a la llegada de cada gobierno nos vamos a replantear una nueva estrategia en la cuestión Malvinas, difícilmente se podrá consolidar una política de Estado.

En el artículo de referencia se afirma que no se “capitalizaron” ante la Asamblea General de la ONU “los apoyos obtenidos en muchos foros regionales”. Al inicio de la gestión de Néstor Kirchner, la situación se caracterizaba por una relación bilateral altamente asimétrica con el Reino Unido, con escasa incidencia de los apoyos internacionales.
Se mantenía el reclamo de soberanía pero con baja intensidad, con nula densidad política. Desde entonces, se desarrolló una constante y firme política tendiente a ampliar y profundizar el apoyo internacional a la posición argentina.
A los escenarios tradicionales de las Naciones Unidas y la OEA, se sumó la revitalización del tema Malvinas en la agenda del Mercosur y su instalación en nuevos escenarios: Unasur, Celac, la Cumbre de los países de América Latina y África, la Cumbre de los países de América Latina y Asia, el Grupo de los 77 más China, por citar los más relevantes.
Esta realidad es la que le permite suponer a Kohen que hoy “tenemos los votos necesarios” para enfrentar el desafío de llevar nuevamente el tema Malvinas a la Asamblea General de Naciones Unidas.

Una política hacia los isleños


También se desprende de la publicación mencionada que una de las características de esta “nueva estrategia” es la necesidad de “una política hacia los isleños sin que ello signifique que se transformen en una pretendida tercera parte en la disputa de soberanía”.
Esta nueva política deberá promover “puentes de toda naturaleza entre el continente argentino y las islas, especialmente en el plano de las comunicaciones, del comercio y de la cultura”. En realidad, lo expresado es una buena síntesis de la política impulsada por Daniel Filmus sobre este punto desde la Secretaría Malvinas.

Esta política se desplegó en diversos ejes concurrentes: generación de ámbitos y actores que favorezcan el diálogo y la convivencia con los isleños, como en el Proyecto “Enlace Malvinas”, que convoca a descendientes santacruceños de malvineros para ayudarnos a rescatar y poner en valor los lazos de sangre, historia y cultura que unen al continente con las Islas.
Este proyecto hoy se encuentra en pleno desarrollo, conducido por la Universidad de la Patagonia Austral, con fuerte participación de la comunidad y de instituciones como el Club Británico de Río Gallegos.
Otro eje se vincula con la promoción del conocimiento que se plasmó centralmente en la convocatoria a Proyectos de Investigación que la Secretaría Malvinas lanzó juntamente con el Ministerio de Educación de la Nación. Se trata de 70 proyectos de investigación que nuclean a más de 900 investigadores y alumnos de todas las universidades e institutos del país.
Muchos de ellos abordan la temática de los isleños y tienen por objeto conocer, problematizar, buscar caminos diferentes y creativos en el complejo tema de las relaciones Islas-Continente, desde distintas perspectivas (economía, medio ambiente, población, historia, cultura).
En cuanto al apoyo a la difusión de contenidos que ampliaran la visión sobre Malvinas, más allá del conflicto bélico, tuvo relevancia el poner en valor el período de convivencia y fuerte presencia argentina en las Islas, fruto de las negociaciones iniciadas con el Reino Unido a partir de la Resolución 2065 (XX) de la Asamblea General de Naciones Unidas.

Por último, cabe destacar la concreción de un proyecto que rescata y actualiza uno de los componentes de esa época de diálogo, las Becas de Estudio dirigidas a jóvenes que habitan en las Islas Malvinas para que puedan cursar estudios terciarios y universitarios en el territorio continental argentino.

En cuanto al “plano de las comunicaciones” entre las partes, la Argentina presentó una propuesta formal al Reino Unido, en abril de 2012, para el establecimiento de servicios regulares directos entre la Argentina continental y las islas Malvinas operados por Aerolíneas Argentinas, para “mejorar las comunicaciones y la calidad de vida de los habitantes de las islas”.
El problema que se enfrenta es que el primer ministro David Cameron y las autoridades coloniales isleñas son permanentes dinamiteros de puentes y lo único que promueven es la exclusión del reclamo por soberanía y las denuncias por la expoliación ilegal de nuestros recursos.

Propuesta colectiva

Ante sugerencias relacionadas con la necesidad de “avanzar en la elaboración colectiva de una propuesta concreta de solución del conflicto”, hay que destacar tres aspectos de la política impulsada por el gobierno saliente.
En primer lugar, la campaña “Diálogo por Malvinas”, verdadera construcción colectiva que implicó múltiples escenarios y actores, no solo argentinos, en apoyo a la reanudación de las negociaciones entre el Reino Unido y la Argentina.
La Declaración de Ushuaia, suscripta el 25 de febrero de 2012 por todas las fuerzas políticas de las Comisiones de Relaciones Exteriores de las Cámaras de Diputados y Senadores del Congreso de la Nación, constituye otro aporte en ese sentido; en ella se actualizan los principales ejes de una política de Estado sobre la Cuestión Malvinas.
Por último, la fuerte convocatoria al mundo académico a involucrarse en todos los aspectos referidos a la Cuestión Malvinas que se plasmó, entre otras iniciativas, en la Convocatoria a Proyectos de Investigación, ya referidos, y la concreción de Encuentros de Investigadores, tendientes a la conformación de la “Red Nacional de Investigadores sobre la Cuestión Malvinas”.

Otro hecho que cabe resaltar es la presencia de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la sesión del 15 de junio del 2012 del Comité de Descolonización de Naciones Unidas.
Fue la primera vez un Jefe de Estado asistía a esa instancia multilateral, lo que marcó un hito sobre la importancia que el Estado Nacional daba al tema y porque la mandataria no solo enfatizó el camino de la reanudación de las negociaciones, sino que le dio concreción al recordar y poner en valor las negociaciones de 1974 mantenidas con el Reino Unido a partir de la propuesta británica de “condominio” de las Islas y la contrapropuesta argentina de “administración conjunta”, proponiendo “la reanudación de esas negociaciones”.

Tal como señala Kohen, “mientras el Reino Unido se niegue a discutir soberanía y avance en la explotación de recursos”, deberán “mantenerse las medidas tendientes a combatir esta explotación indebida”.
En tal sentido incluiría las presentaciones hecha por Argentina, denunciando la ilegalidad del proceder británico en todos los ámbitos internacionales y al importante respaldo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), que reconoció “el derecho que le asiste a la República Argentina de emprender acciones legales con pleno respeto al Derecho Internacional y de las Resoluciones pertinentes contra las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos no autorizadas” en los territorios comprendidos en la “Cuestión Malvinas”.
Estas medidas legales ya se iniciaron con la denuncia penal presentada por la Secretaría Malvinas y la Secretaría de Energía de la Nación contra las empresas que llevan adelante actividades de exploración de hidrocarburos en la plataforma continental argentina.

En síntesis, concluiría afirmando que la llegada de un nuevo gobierno es siempre un desafío para la consolidación de la Cuestión Malvinas como política de Estado.

* Resumen de un artículo de Marcelo Luis Vernet en respuesta a opiniones de Marcelo Kohen.