El cálculo surge al pasar del promedio actual de venta del hidrocarburo, que ronda los 3 dólares el millón de BTU (unidad calórica con la que se mide al gas), a los 5 dólares que el macrismo cree que podría alcanzar con la próxima actualización.
Según adelantó el gobernador Omar Gutiérrez, esa suba se anunciará a principios del mes que viene. Sin embargo, hay cierta resistencia dentro del gobierno nacional porque implica un traslado a las facturas que pagan los hogares. Algunos evalúan que todavía no es momento de activar otra suba en el costo de vida de los familias, sobre todo en la antesala de las paritarias privadas.
De todos modos, las empresas ya empezaron a sacar sus cuentas. Esto se debe a que los 5 dólares son un promedio ponderado. El valor efectivo de la molécula de gas será variable según el sector al que se le venda: los hogares, la industria, la generación eléctrica o el despacho de GNC.Cada petrolera tiene su propia canasta de clientes y en función de eso calculan el valor de venta del hidrocarburo. Quienes tengan más despachos al sector industrial, por caso, cobran más.
Esto, sin perjuicio de que en invierno Cammesa obliga a las operadoras a inyectar gas a los hogares ante los picos de demanda, dejando sin servicio a las fábricas. Esa fue la política histórica del kirchnerismo. Aún no se sabe si el macrismo la repetirá.
Lo cierto es que una eventual suba a 5 dólares promedio repercutirá fuerte en las facturas de las petroleras sin que muevan un dedo, ya que se trata del denominado "gas viejo", es decir aquel que ya tienen contabilizado como reserva.
El gobierno aspira a que detrás de la mejora de precios se active el mercado petrolero. Hay expectativa de que parte de los equipos que se bajaron ante la abrupta caída del petróleo pueda reactivarse gracias al mejor precio del gas.
De todos modos, los proyectos de gas que existen están aún en etapa de piloto y la mayoría son no convencionales, es decir que todavía son caros. Es posible igual que surjan nuevos prospectos en bloques ya en explotación.
