Furnot anuncia la muerte de Evita - Piedra OnLine

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martes, 26 de julio de 2016

Furnot anuncia la muerte de Evita

El 26 de Julio de 1952, la sociedad argentina era conmovida por una noticia: Eva PerĆ³n habĆ­a fallecido despuĆ©s de una dura lucha contra un cĆ”ncer de cuello uterino. La batalla habĆ­a llegado a su fin y Eva partĆ­a con apenas 33 aƱos de edad.

Sin embargo ese tiempo de vida, muy breve por cierto, le sirviĆ³ para convertirse en la figura femenina con mayor influencia en la historia argentina moderna. Los mejores mĆ©dicos argentinos atendieron el caso: el eminente cirujano Ricardo Finochietto, el cardiĆ³logo Taquini. los ginecĆ³logos Dionisi y Albertelli. Este Ćŗltimo, llegĆ³ a fijar su domicilio en la Residencia Presidencial para asistir a la enferma con la mayor cercanĆ­a posible

Todos pusieron lo mejor de si, pero era muy difĆ­cil mejorar la situaciĆ³n porque el cancer ya se habĆ­a expandido. Un famoso mĆ©dico cirujano estadounidense, el Dr. George Pack, fue convocado especialmente para operar a la ilustre enferma en una medida acaso desesperada, con la utĆ³pica meta de evitar lo inevitable. La operaciĆ³n se realizĆ³ en el entonces “PoliclĆ­nico Presidente PerĆ³n” de Avellaneda.


Algunos dicen que cuando Pack se despidiĆ³ para abordar el aviĆ³n que lo retornarĆ­a a su patria, sabĆ­a que nunca mĆ”s volverĆ­a a ver a su paciente con vida. Y desde entonces, fue cuestiĆ³n de tiempo.

Ese dĆ­a 26 de julio, llovĆ­a en Buenos Aires y el gris del cielo era quizĆ”s el anuncio triste de un final escrito. Las radios informaban al pueblo “que el estado de salud de la SeƱora Eva PerĆ³n habĆ­a decaĆ­do sensiblemente”.

Hacia las 20, Evita entrĆ³ en un sopor del que ya no retornarĆ­a y finalmente a las 20,25 muriĆ³ rodeada por sus mĆ©dicos, su familia, por el mismo PerĆ³n y el pueblo que fielmente se congregaba todos los dĆ­as en las puertas de la mansiĆ³n para acompaƱarla y pedir por su salud.

La noticia conmovĆ­a al gobierno en su fibra mĆ”s Ć­ntima. Y es que Eva PerĆ³n era una de sus columnas mĆ”s importantes. La historia habrĆ­a de comprobar que Eva era mĆ”s que importante: era irreemplazable.

Poco despuĆ©s de la muerte, RaĆŗl Apold, periodista a cargo de la SubsecretarĆ­a de Prensa y DifusiĆ³n del gobierno peronista y para muchos, uno de los arquitectos del Justicialismo, redactĆ³ el breve comunicado en el que se informaba al pueblo de la NaciĆ³n que Evita habĆ­a pasado a la eternidad.

Se dice que el mismo querĆ­a leerlo pero una crisis de llanto se lo impidiĆ³. Entonces, la responsabilidad recayĆ³ sobre un experimentado locutor de Radio del Estado: se llamaba Jorge Furnot.

El desafĆ­o era grande. Era una de esas ocasiones en que las palabras no pueden expresar suficientemente el dolor. A las 21,36 Furnot tomĆ³ en sus manos ese pequeƱo papel y leyĆ³ el breve comunicado. Miles lo escucharon con dolor profundo y reverente. QuizĆ”s el no sabĆ­a en ese momento que su voz , su nombre y su mensaje habĆ­an entrado para siempre en la historia argentina.

Texto por FabiƔn A. Maldonado