Las batallas de Caracas - Piedra OnLine

InformaciĆ³n del Mundo

viernes, 2 de septiembre de 2016

Las batallas de Caracas

Por Marco Teruggi, desde Caracas. 


Una vez mĆ”s la capital venezolana fue el centro de la gran disputa polĆ­tica entre el chavismo y la derecha. La fecha, primero de septiembre -1S- habĆ­a sido anunciada con bombo y platillo por la Mesa de Unidad DemocrĆ”tica (MUD) desde hacĆ­a semanas. Iban, segĆŗn su plan, a ser un millĆ³n y presionar al ComitĆ© Nacional Electoral (CNE) para conseguir una fecha para el inicio de la recolecciĆ³n de las firmas necesarias para el referĆ©ndum revocatorio que quieren, aunque lo sepan imposible, tenga lugar este aƱo. SegĆŗn sus voceros la jornada estaba destinada a quebrar el orden de las cosas y demostrar la supuesta nueva e imparable mayorĆ­a opositora en Venezuela.

Desde el inicio los pasos se dieron de otra manera. El CNE anunciĆ³ la fecha dos dĆ­as antes de la movilizaciĆ³n, quitando el principal argumento reivindicativo/polĆ­tico de la movilizaciĆ³n. La direcciĆ³n de la MUD replegĆ³ entonces las ambiciones de ir al CNE y reorientĆ³ toda la jornada hacia el este de la ciudad, es decir las zonas de la burguesĆ­a, de su base social. La #TomaDeCaracas se transformĆ³ desde antes de comenzar en una marcha al sector pudiente -una toma de Palermo, para decirlo en geografĆ­a de Buenos Aires. Una acciĆ³n sin presencia en los barrios, en los sectores populares, lo de siempre por parte de una oposiciĆ³n eminentemente clasista.

Lo segundo fue que el anunciado millĆ³n se transformĆ³ en 25 mil. Es necesario detenerse en esa cifra. Es cierto, fue menos de lo vociferado, pero tambiĆ©n resultĆ³ ser mucho mĆ”s de lo que la oposiciĆ³n lograba movilizar desde la Ć©poca de las guarimbas, a principios del 2014, una etapa de violencia callejera en la cual asesinaron a 43 personas. El dato principal de la jornada podrĆ­a ser la reactivaciĆ³n de su base social, de clases altas, medias altas, medias, y algo de medias bajas, en ese orden. ¿Pobres? A cuentagotas. La direcciĆ³n es a imagen y semejanza de su base.


Se sabĆ­a tambiĆ©n que el dĆ­a podĆ­a derivar en una oleada de violencia. No hubiera sido nuevo, la derecha venezolana se ha caracterizado por grandes hechos de violencia: en el 2014, ante la victoria de NicolĆ”s Maduro como presidente en el 2013, y con el Golpe de Estado del 2002. Para nombrar algunas de las mĆ”s conocidas. Nunca ha existido una oposiciĆ³n democrĆ”tica con capacidad hegemĆ³nica, su vocaciĆ³n golpista no ha tenido fisura. AdemĆ”s, el Gobierno habĆ­a procedido a arrestar cĆ©lulas armadas, en particular un campamento de 92 colombianos apostados a 500 metros del Palacio presidencial. El clima, en la maƱana del 1S era tenso, casi explosivo.

El chavismo

El chavismo por su parte venĆ­a de cuatro grandes movilizaciones consecutivas en cinco dĆ­as. Enfrentado a sus propios desafĆ­os, se encontraba ante el de hacer una nueva demostraciĆ³n de fuerza -cada acto es un volver a empezar. La polĆ­tica, se sabe, se mide muchas veces en nĆŗmeros y calles. Eso en Venezuela siempre ha sido asĆ­, y desde hace mucho la victoria del chavismo ha sido indiscutible. Caracas iba a ser el 1S una gran imagen aĆ©rea de dos movilizaciones.

Es cierto entonces que la oposiciĆ³n logrĆ³ recuperar terreno movilizado. TambiĆ©n que el chavismo desplegĆ³ lo que es: pueblo, genuino, alegre, consciente y formado bajo el liderazgo de Hugo ChĆ”vez. El contraste entre las dos movilizaciones no fue Ćŗnicamente de nĆŗmeros -algunos podrĆ”n discutir cuĆ”n amplia fue la diferencia a favor de la conducida por NicolĆ”s Maduro- sino eminentemente en tĆ©rminos de composiciĆ³n clasista. RecorrĆ­ ambas movilizaciones: una fue de resentimiento, odio y vuvuzelas; la otra de tambores, Ć©pica histĆ³rica y barriadas. Una pedĆ­a por el derrocamiento del rĆ©gimen -con seƱoras iguales a las caceroleras de Recoleta- la otra por seguir con un proyecto transformador que hoy se encuentra en uno de sus momentos mĆ”s complejos. Un contraste nĆ­tido, sin margen para el debate.

Sobre el final de la jornada tuvieron incidentes sueltos: quemas de auto, corte breve de autopista. Se mantuvo la paz, y esa fue una victoria chavista. La base social de la derecha quedĆ³ resentida con su dirigencia que le prometiĆ³ tomar Caracas y derrotar a NicolĆ”s Maduro, y terminĆ³ con un discurso y el llamado a tocar las cacerolas por la noche. La etiqueta de Twitter “trendig topic” al terminar la tarde fue: #MalditaMUD. Impulsada por la misma oposiciĆ³n, traicionada una vez mĆ”s en sus expectativas. QuerĆ­an fuego, tuvieron, segĆŗn su mirada, cobardĆ­a.

Lo que sigue

No se puede entender el 1S por fuera del plan general de desestabilizaciĆ³n que viene llevĆ”ndose adelante contra la revoluciĆ³n. La jornada fue parte del abanico de opciones que maneja la oposiciĆ³n para intentar dar por fin con el chavismo. Se debe ademĆ”s enmarcarlo en el anĆ”lisis latinoamericano. Un ejemplo claro: el dĆ­a anterior habĆ­a tenido lugar el golpe de Estado contra Dilma Rousseff, en Brasil. Las cosas no suceden por azar.

¿SabrĆ” la derecha administrar su nuevo acumulado? Resulta difĆ­cil saberlo, aunque, dado que su plan es exclusivamente derrocar al chavismo, los pasos tĆ”cticos le resultan difĆ­ciles de construir. ¿A quĆ© convocar a movilizar? El problema de la oposiciĆ³n ha sido siempre ser poco creĆ­ble, disputarse entre sĆ­, y no tener arraigo en los sectores populares. Logran reunir odios de clase y descontentos dispersos, pero sin nada que ofrecer. La gente no se mueve hacia el vacĆ­o -aunque la rabia antichavista conduce a puntos de ceguera inmensos.

Puede que un nuevo ciclo de movilizaciones estĆ© en curso. El chavismo asĆ­ lo ha planteado, la derecha lo desea tambiĆ©n, pero se mueve sobre un terreno mucho mĆ”s inestable. Es seguro que todas las formas de guerra seguirĆ”n: asesinatos de militantes chavistas, desabastecimiento de alimentos, medicinas, productos de higiene para desgastar a la poblaciĆ³n -una tĆ”ctica asesina- y presiones geopolĆ­ticas. La revoluciĆ³n estĆ” bajo los golpes de un plan desestabilizador conducido por el Gobierno norteamericano, que estĆ” a punto de cambiar de presidente. ¿CĆ³mo querrĆ” irse la gestiĆ³n de Barack Obama con el tema Venezuela?

Muchas preguntas, hipĆ³tesis que se irĆ”n resolviendo con un final de aƱo que serĆ” complejo, con batallas cuerpo a cuerpo, desafĆ­os del tamaƱo del proyecto planteado. Una vez mĆ”s, y sin ningĆŗn tipo de fisuras, la revoluciĆ³n venezolana deberĆ” ser defendida.

@Marco_Teruggi