Juan de Garay, un pueblo abandonado que revive los domingos - Piedra OnLine

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viernes, 9 de diciembre de 2016

Juan de Garay, un pueblo abandonado que revive los domingos














RĆ­o Negro.
El Ćŗltimo habitante tiene 86 aƱos. Vive en RĆ­o Colorado y viaja una vez a la semana. Fue un pueblo con 200 habitantes, hasta que el cambio de trazo de la Ruta 22 lo fue desconectando.

La imagen se repite cada domingo con el mismo protagonista. Con 86 aƱos a cuestas, Ricardo Collar fue el Ćŗltimo residente del paraje Juan de Garay. Todos los domingos llega desde RĆ­o Colorado en su camioneta para quitar los yuyos y decorar el cementerio. AquĆ­ descansan los restos de sus familiares, amigos y vecinos.

El pueblo se formĆ³ alrededor de la estaciĆ³n de tren, a 42 kilĆ³metros de RĆ­o Colorado, en el departamento de Pichi Mahuida. Se conectaba por la vieja ruta 22 de ripio. Luego, en la dĆ©cada del `60, la traza se trasladĆ³ a 40 km de allĆ­ y fue asfaltada, para convertirse en la recta mĆ”s larga de SudamĆ©rica”, desde Choele hasta RĆ­o Colorado. Para Juan De Garay significĆ³ el principio del fin.

Don Collar vive hoy en RĆ­o Colorado, pero naciĆ³ y pasĆ³ gran parte de su vida en el paraje. AllĆ­ estudiĆ³, trabajĆ³ desde muy chico e hizo amigos. Tuvo sus buenos momentos “y de los otros”, expresĆ³ a “RĆ­o Negro”.

El hombre aĆŗn realiza tareas en un campo de La Pampa y regresa a RĆ­o Colorado, para descansar y disfrutar junto a su hija Fabiana y sus nietos. Pero como si fuera una obligaciĆ³n, cada domingo conduce su camioneta durante mĆ”s de una hora hasta el cementerio de Juan de Garay.

No faltan las caminatas por algunos lugares de Garay que le traen recuerdos de su juventud.

“Me tocĆ³ ir viendo como de a poco el pueblo se fue muriendo. SĆ³lo mis padres se quedaron allĆ­, hasta que los fui a buscar. En Garay ya no quedaba nada por hacer.

El padre de Ricardo fue carrero y mercachifle, propietario de una chata de carga y encargado de trasladar los lienzos de lana que se producĆ­an en los tiempos de esquila. Se cargaban en la estaciĆ³n, con destino al Mercado Victoria de BahĆ­a Blanca.

Con el aporte de los datos histĆ³ricos brindados por Diego Zurueta y el testimonio de Collar, este diario puedo aproximarse al pasado: Garay fue un pujante pueblo ganadero, mayormente de ovinos. LlegĆ³ a tener poco mĆ”s de 200 habitantes, comercios, la escuela pĆŗblica NĀŗ 182 y el club deportivo Juventud Unida. Sus jugadores utilizaban una camiseta similar a la de River Plate.

AquĆ­ existiĆ³ un comercio de ramos generales, de propiedad de Juana Alberdi de Lamot, que posteriormente se trasladĆ³ hasta cercanĆ­as de la estaciĆ³n del ferrocarril Sud, construida entre los aƱos 1898 y 1899. La CompaƱƭa del Sud instalĆ³ un molino y una bomba de agua junto al rĆ­o, para abastecer locomotoras y sus motores a vapor. Lenta pero progresivamente, alrededor de la estaciĆ³n creciĆ³ un pueblo rural.

El caserƭo fue posta obligada del constante trƔnsito, por comercio o turismo, que tenƭa como destino a Bariloche.

Frente a la estaciĆ³n se estableciĆ³ tambiĆ©n una pequeƱa Fonda y AlmacĆ©n de Ramos Generales, originalmente propiedad de Edwin Grunstein, de nacionalidad alemana. Contaba con cuatro habitaciones de hospedaje y servicio de despacho de combustible.

No era raro ver pasar a muchos turistas, sobre todo alemanes, que conversaban con Edwin en su lengua natal, se hospedaban y luego seguĆ­an viaje.

Tras la Segunda Guerra Mundial, el comercio fue vendido. Grunstein se trasladĆ³ a Bariloche, estableciĆ³ allĆ­ su comercio y fue uno de los socios fundadores de la CĆ”mara de Comercio.

Como muchos pueblos del interior, hoy Juan de Garay es tan sĆ³lo vestigios y recuerdos.

El Ćŗnico elector y el  Ćŗltimo baile popular 
 
En 1995 se realizaron elecciones presidenciales, la estaciĆ³n estaba intacta y allĆ­ se instalĆ³ una mesa electoral. SĆ³lo votĆ³ Alberto Armando Laffitte. El resto de los que figuraban en el padrĆ³n habĆ­an fallecido.

Un afiche recuerda el Ćŗltimo baile que se desarrollo en Juan de Garay. Fue el 6 de diciembre de 1952, a beneficio a la comisiĆ³n de damas y amigos de la Escuela 182.

Juventud Unida. AsĆ­ se llamĆ³ el club que tuvo el pueblo. La casaca era similar a la de River.

La falsa promesa del Almirante Isaac Rojas
En el aƱo 1955 se produjo en el paĆ­s la llamada RevoluciĆ³n Libertadora, que provocĆ³ la destituciĆ³n de PerĆ³n, y la instalaciĆ³n de una nueva Junta de Gobierno Militar.

Uno de los brazos activos de esa Junta fue el Almirante Isaac Rojas, quien tuvo una decidida presencia en RĆ­o Colorado y todo el departamento de influencia, ya que supervisĆ³ personalmente no sĆ³lo la reconstrucciĆ³n del pueblo luego del bombardeo sufrido en Septiembre de ese aƱo, sino tambiĆ©n el control de las obras del proyectado Dique Salto Andersen.

En uno de sus viajes, acompaƱado por una comitiva oficial, y ya de regreso desde Pichi Mahuida y Salto Andersen, se detuvo en la Fonda AlmacƩn de Juan de Garay.

SegĆŗn cuenta don Ricardo Collar, pidiĆ³ un vaso de ginebra Globo 

 
AllĆ­ sentado, muchos parroquianos de la localidad aprovecharon para expresarle el malestar y la preocupaciĆ³n existente con los estudios que se estaban realizando, y que significaban el nuevo trazado de la actual Ruta Nacional NĀŗ 22, que de concretarse significarĆ­an la muerte de todos los pueblos existentes en su cercanĆ­a., entre ellos el de Juan de Garay.

AllĆ­, antes de marcharse y de estrechar la mano de todos los presentes, el Almirante Rojas les hizo una promesa: “No se preocupen mis amigos, en cuanto llegue a Buenos Aires de un plumazo corrijo esto”.

La promesa quedĆ³ en la nada. 

 
Para el aƱo 1956 el nuevo trazado de la ruta NĀŗ 22 se fue concretando, muy lejos de Juan de Garay.