La escuela que marcha a la par de los crianceros mapuches - Piedra OnLine

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domingo, 23 de abril de 2017

La escuela que marcha a la par de los crianceros mapuches

La Trashumante NĀŗ 6 funciona a dos puntas. En Huncal y CajĆ³n Chico. Es una adaptaciĆ³n para que los chicos puedan terminar la primaria. Hay malestar porque el ciclo 2017 aĆŗn no se iniciĆ³.

Cuando en primavera las chivas empujan hacia el pasto fresco y se largan a trepar, no hay quien las frene. Lo mismo cuando bajan al llano para esquivar nevazones. Junto a ellas van sus dueƱos, los crianceros mapuches. Y desde hace 10 aƱos, una nueva modalidad de escuela se adaptĆ³ a este ciclo natural, para que los chicos no falten a clase y puedan terminar su educaciĆ³n primaria.

AsĆ­ funciona hoy la Escuela Trashumante NĀŗ 6 de NeuquĆ©n. A dos puntas por la invernada y la veranada. Es que desde su creaciĆ³n en 1911 hasta 1988 nadie terminaba la primaria. Tuvieron que adaptarse al movimiento de sus habitantes. Y desde 1988 ya llevan 169 egresados.

En un punto estĆ” el edificio histĆ³rico en el Paraje Huncal, a 40 kilĆ³metros al este de LoncopuĆ©. Es el territorio para la invernada, agreste y seco.

El otro punto estĆ” en CajĆ³n Chico, a 9 kilĆ³metros de Caviahue, en una zona privilegiada de la precordillera. AllĆ­ realizan la veranada y los chicos toman clases en siete containers. AquĆ­ arriba las casas humildes de la comunidad mapuche MillaĆ­n Currical se esparcen por la olla verde que forman los cerros. Al fondo, el lago Caviahue es puro reflejo del paisaje. Y el volcĆ”n Copahue clava su columna de humo gris en un cielo despejado.

Sin clases

Al clima idĆ­lico que despierta en el visitante el valle de CajĆ³n Chico lo mancha un sĆ³lo dato. Las clases no empezaron en marzo por problemas administrativos y los chicos y sus padres siguen esperando. Perdieron 27 dĆ­as de clases en lo que va del 2017.

El problema, segĆŗn relatan docentes y los padres, es que el Consejo Provincial de EducaciĆ³n no nombrĆ³ al auxiliar de servicios (realiza tareas de limpieza, cocina y mantenimiento), y los alumnos estuvieron esperando en la montaƱa. Hace poco bajaron a Huncal por la invernada. “Ya agotĆ© todos los recursos, insisto, pero desde EducaciĆ³n no me dan respuesta”, explicĆ³ a “RĆ­o Negro” la directora de la escuela Mirta Torres, que se crĆ­o en la comunidad mapuche. (Ver recuadro)

En estos dĆ­as sin clases, Mirta visita las casas de los alumnos y trata de contener a sus padres. El viernes Ćŗltimo tuvieron una reuniĆ³n para definir quĆ© medidas tomar ante la falta de respuesta oficial.

En un territorio donde las distancias, la pobreza y las necesidades aĆ­slan, sĆ³lo el esfuerzo y el reclamo sirven para pelear contra el olvido. Es lo que tienen a mano los lugareƱos para intentar sostener el espacio educativo.

Los chicos de la comunidad que ya terminaron la primaria y hacen el secundario en LoncopuĆ©, tampoco iniciaron clases. TambiĆ©n por “problemas administrativos”. No pueden alojarse en la residencia estudiantil porque aĆŗn no crearon el cargo de celador. El albergue es nuevo. Fue inaugurado a fines del 2016 y lleva en su ingreso una placa de agradecimiento al gobernador Omar GutiĆ©rrez y a la intendenta Marita Villone.

“Da mucha tristeza ver que corre el tiempo, viene el frĆ­o y los chicos no estĆ”n donde tendrĆ­an que estar: en clases. Ahora juegan en los campitos”, dice Juan Huenten, papĆ” de Danilo, que estĆ” en 5° grado y de Mateo, en la salita de 4 aƱos. Frente a su casa de Huncal, y a unos 300 metros se ve la escuela, con el portĆ³n cruzado por un candado.

Juan tiene 40 aƱos y unas pocas chivas “para consumo”. Dice que no quiere que su plantel crezca para evitar “el sacrificio y desgaste en la familia” que significan los traslados a la veranada. Prefiere las “changas” en LoncopuĆ©. “Hago albaƱilerĆ­a en la semana, y el sĆ”bado y domingo vuelvo con unos pesos para estar con mi familia en Huncal”, explica.

Su hermano, DamiĆ”n Huentel, vive con su esposa en una casa cerca. No crĆ­an animales y hacen pasturas. Tienen 5 chicos y solo la beba no va aĆŗn a la escuela. Se mostraron preocupados por la situaciĆ³n: “queremos un futuro distinto para nuestros hijos, Necesitamos que tengan clases ”.

La agrupaciĆ³n MillaĆ­n Currical estĆ” compuesta por 120 familias, viven en tierras comunitarias desde hace siglos. Su economĆ­a es de subsistencia y conocen a fondo lo que la tierra ofrece y niega con sus ciclos.

“Para poder vivir tranquilo hay que tener unas 40 vacas, 400 chivas y 200 ovejas”, dice Amador Torres, maestro de Mapuche de la escuela. “Pero no llegamos ni a la mitad de esa cifra”, sostiene de inmediato.

“MĆ”s de 500 chivas y otro tanto de ovejas, sĆ³lo los capitalistas”, aclararĆ” luego, Manuel Dinamarca, un viejo criancero del lugar, que suele moverse a dedo por los caminos polvorientas. “A caballo ya no. Tengo rotas las caderas de tantas caĆ­das”, alerta.

Como con los animales no alcanza, muchos hacen changas en LoncopuƩ o en los campos de crianceros mayores.

El sacrificio es aquĆ­ una constante. “A veces tenĆ©s que dejar de comprar algo para tu familia si tenĆ©s que salvar al ganado”, explica Amador Torres. El maestro mapuche no cree que las penurias o los tiempos buenos puedan torcer la voluntad de los integrantes de la comunidad. “Nosotros somos y vamos a morir como trashumantes”, concluye.
“Yo tengo cinco hijos y ninguno quiere quedarse en el campo. No ven progreso, ni futuro. Cuatro ya estĆ”n fuera de mi casa”.
Amador Torres, maestro de lengua mapuche en la escuela trashumante.
En cifras
$ 1.200
El valor de venta de un chivito. 1.800 cuesta un cordero. El viaje en taxi de Huncal a LoncopuƩ cuesta 700 pesos.
14.000
Las hectƔreas que tiene la comunidad Millaƭn Currical. Su autoridad polƭtica