Difunden fotos nunca vistas del enorme festejo nazi en el Luna Park. - Piedra OnLine

InformaciĆ³n del Mundo

martes, 21 de mayo de 2013

Difunden fotos nunca vistas del enorme festejo nazi en el Luna Park.

Trascendieron imĆ”genes de un inĆ©dito encuentro en 1938. 

La historia. Por DarĆ­o Silva D'Andrea 
Las imĆ”genes, segĆŗn el diario cedidas por la administraciĆ³n del Luna Park, muestran a unos 15.000 argentinos nazis festejando el "Anschluss", es decir, la anexiĆ³n de Austria por parte del rĆ©gimen de Hitler. Ese mismo dĆ­a, el lĆ­der nacionalsocialista ganaba con el 99% un plebiscito sobre su permanencia en el poder y la embajada alemana en Buenos Aires quiso festejarlo. (Ampliar en mĆ”s informaciĆ³n)
Mientras entonces algunos diarios hablaban con preocupaciĆ³n de las "las pretensiones alemanas de extraterritorialidad", otros destacaban las "convicciones profundas" de Hitler y sus esfuerzos por establecer "la igualdad social" en Alemania, intentos que "se asemejan a un ideal democrĆ”tico". Desde Alemania, el lĆ­der intentaba seducir a los argentinos publicando en el diario La Prensa: "Por intermedio del diario La RazĆ³n, envĆ­o a la prensa argentina y a los alemanes de la Argentina mis cordiales saludos". 

El fervor de miles de argentinos por las "promesas" del nazismo y su "cautivante" lĆ­der, sin embargo, no se debĆ­a a la falta de informaciĆ³n sobre lo que realmente sucedĆ­a en Alemania. En 1936 la prensa argentina ya informaba que Hitler buscaba "aniquilar, con los medios mĆ”s abominables, a la laboriosa e inteligente poblaciĆ³n israelita". 

Pese a todo, segĆŗn los registros histĆ³ricos, Alemania estuvo a punto de ampliar sus conquistas en AmĆ©rica con Argentina como un poderoso aliado: 70.000 argentinos eran afiliados al Partido Nacional Socialista alemĆ”n, muchos de los cuales aquel 10 de abril vivaron a Hitler ("Heil Hitler!") en pleno centro de Buenos Aires. 
SegĆŗn la crĆ³nica del diario La Prensa, aquel domingo 10 de abril de 1938, las columnas al estadio Luna Park comenzaron a llegar pasadas las 9 de la maƱana. “Era un pĆŗblico numeroso y entusiasta”. Las delegaciones austrĆ­acas y alemanas arribaron portando sus banderas e indumentarias nazis. 
 Dentro del estadio se pudo apreciar el escenario adornado con banderas alemanas con la cruz esvĆ”stica y argentinas, destacĆ”ndose en la parte posterior del telĆ³n de fondo en rojo la inscripciĆ³n “Heil FĆ¼hrer” y otra (en alemĆ”n) que decĆ­a: “Un pueblo, una naciĆ³n, un conductor”. 
 “Muchos miembros de las entidades nazis, quienes vestĆ­an camisas pardas y llevaban brazaletes con la cruz esvĆ”stica, tuvieron a su cargo la ubicaciĆ³n del pĆŗblico realizada en un orden casi militar”, relatĆ³ entonces La Prensa. 
El delegado comercial de la embajada alemana, Erich Otto Meynen, arengĆ³ a la concurrencia que respondĆ­a "¡Heil FĆ¼hrer!" saludando con el tradicional saludo nazi, brazo en alto. Meynen destacĆ³ la anexiĆ³n de Austria “sin violencia ni sangre” y “el afecto de los austroalemanes hacia la Argentina”, al que definiĆ³ como un “paĆ­s hospitalario en el cual se sienten cĆ³modos y orgullosos de cobijarse bajo sus instituciones y bandera”. 
Tras una manifestaciĆ³n antinazi, que se saldĆ³ con 2 muertos y 57 heridos, saltaron las alarmas. El presidente Roberto Marcelino Ortiz creĆ³ una comisiĆ³n especial que investigarĆ­a las actividades “ilĆ­citas” de organizaciones extranjeras, que consistĆ­an en el adoctrinamiento de niƱos en escuelas de nuestro paĆ­s, entre otras cosas. AdemĆ”s decretĆ³ la disoluciĆ³n del multitudinario Partido Nacionalsocialista AlemĆ”n de la Argentina y decidiĆ³ la expulsiĆ³n de dos espĆ­as de la Gestapo. Pero el "affaire" entre Argentina y el nazismo, sin embargo, no concluyĆ³ con la caĆ­da de Hitler. Se sabe que, finalizado el conflicto, y durante el primer gobierno de PerĆ³n, Argentina y varios paĆ­ses americanos se lanzaron a una encarnizada carrera por atraer a los mĆ”s cĆ©lebres cerebros alemanes, en lo mĆ”s diversos campos de las ciencias o la ingenierĆ­a. Al mismo tiempo, segĆŗn el historiador Felipe Pigna, "entre 1945 y 1950 arribaron al paĆ­s criminales de guerra nazis (…). SegĆŗn las fuentes, se habla de 6.000 a 8.000 ‘refugiados’”. 
Este fue un largo periodo durante el cual tuvieron acceso al paĆ­s, entre otros, el criminal croata Dinko Satic, el mĆ©dico Joseph Mengele, y el jerarca Eric Priebke. Seria el mismo Priebke quien admitirĆ­a, en un juicio en Roma, que “en 1945 el gobierno nacional [argentino] negociĆ³ con Alemania la entrega de documentaciĆ³n que permitiĆ³ el ingreso de nazis. Se distribuyeron unos 2.000 pasaportes y 8.000 cĆ©dulas en blanco… Con esta modalidad ingresaron en la Argentina unos 2.000 nazis”. 
En tanto, Adolf Eichmann, el ideĆ³logo de la "soluciĆ³n final" para el "problema judĆ­o" ingresĆ³ a la Argentina con un pasaporte italiano falso a nombre de Riccardo Klement en 1950, se radicĆ³ en el barrio bonaerense de San Fernando y hasta llegĆ³ a trabajar en la planta local de la automotriz Mercedes Benz. 
La reflexiĆ³n y conclusiĆ³n de El Mundo es categĆ³rica: "Al revisar las pĆ”ginas de la Argentina nazi se comprende porquĆ© se ha ido al carajo esta naciĆ³n que a principios del siglo XX alcanzĆ³ el puesto nĆŗmero ocho de las mĆ”s desarrolladas del mundo. 
Una saga intermitente de golpes de Estado y dictaduras cĆ­vico-militares -con la previsible reacciĆ³n de guerrillas- y miles de ciudadanos desaparecidos llevan la seƱal distintiva de aquel totalitarismo mesiĆ”nico". (*) Especial para Perfil.com.