El MPN vuelve a mojar el pancito - Piedra OnLine

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domingo, 12 de marzo de 2017

El MPN vuelve a mojar el pancito

PerĆ³n decĆ­a que el pueblo marcharĆ” con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes. Es una frase que medida con la vara de las nuevas tecnologĆ­as tiene menos caracteres que los que soporta Twitter, pero en la mĆ©trica de la historia tiene un peso diferente y representa una crĆ­tica que se afirmĆ³ en el tiempo para juzgar a las burocracias sindicales.

El martes Ćŗltimo hubo una multitudinaria movilizaciĆ³n de la CGT y Guillermo Pereyra, secretario general del gremio de los trabajadores petroleros y secretario de Asuntos Legislativos de la central obrera unificada, criticĆ³ la masiva protesta porque considerĆ³ que no era una movilizaciĆ³n de los trabajadores sino de “todo el arco opositor al gobierno nacional”, que ademĆ”s, resaltĆ³, coincide con un aƱo electoral. “Por lo tanto no voy a participar”, manifestĆ³ Pereyra a este diario el mismo dĆ­a en que el centro de la ciudad de Buenos Aires se llenĆ³ de trabajadores, muchos de ellos sin empleo.

El sindicalista y senador es una pieza central en el articulado del MPN con el gobierno nacional. Sintoniza en los movimientos tĆ”cticos con Omar GutiĆ©rrez y por propiedad transitiva a travĆ©s del gobernador lo hace con Jorge Sapag, que vigila desde el atalaya la marcha de su invenciĆ³n polĆ­tica, la de su sucesiĆ³n, que debe llegar a buen puerto en el 2019.

El secretario general de los trabajadores petroleros respaldĆ³ con su firma la flexibilizaciĆ³n laboral para las tareas que se desarrollan en las explotaciones no convencionales, una decisiĆ³n que implica la reducciĆ³n de costos laborales para las empresas y menos ingresos para los trabajadores. Ese movimiento disparĆ³ una crisis entre las bases y la conducciĆ³n con conflictos gremiales que estallaron este verano y se apagaron a fuerza de manifestaciones y piquetes, en algunos casos con la ausencia de la dirigencia sindical. Cuando el clima en el gremio se serenĆ³, Pereyra le advirtiĆ³ a su gente que no debe sacar los pies del plato.

El paso que dio el caudillo sindical lo consagrĆ³ en un lugar de confianza del macrismo, porque la denominada adenda que rige para los nuevos contratos laborales es un argumento que el gobierno nacional ya utiliza para trasladar ese modelo a otros sectores del trabajo. En definitiva, si el gremio de Pereyra aceptĆ³ bajar el umbral de confort a un segmento de sus afiliados, por quĆ© no negociar con otras conducciones “flexibles” acuerdos similares.

Este capĆ­tulo de las regulaciones laborales es sĆ³lo un aspecto de esta construcciĆ³n que hace un partido polĆ­tico que, desde la periferia, se mete a jugar en primera con los recursos que tiene. El otro movimiento que va calzado con el anterior es el grado de influencia que puede alcanzar la provincia a la hora de incidir en negocios de la industria petrolera.

Durante el kirchnerismo, NeuquĆ©n perdiĆ³ la facultad de sentarse en la mesa donde se corta el bacalao. Fue cuando se regulĆ³, a travĆ©s de un decreto, la ley de SoberanĆ­a HidrocarburĆ­fera que puso nuevamente en manos del Estado a la empresa YPF. Mediante esa norma, la planificaciĆ³n de las inversiones y el conjunto de decisiones asociadas a los nuevos proyectos quedaron en manos del gobierno nacional. En aquella ocasiĆ³n, Pereyra puso el grito en el cielo y el exgobernador Sapag tragĆ³ saliva e hizo un gran esfuerzo por disimular su enojo.

Con el reciente acuerdo que renueva el precio subsidiado de gas en boca de pozo hasta el 2021, el gobierno de Mauricio Macri le devolviĆ³ a la provincia la posibilidad de “mojar el pancito”. De esta forma, el MPN recupera una cuota de poder a la hora de decidir negocios con el principal recurso de la economĆ­a.

En la complejidad de este juego de intereses, el rumbo que toma la polĆ­tica petrolera del gobierno central explica los silencios, las ausencias y los aplausos del partido provincial. Las negociaciones ya consagradas costaron, como sostuvo Pereyra, “sangre, sudor y lĆ”grimas”. Y, para demostrar la validez de este “esfuerzo”, ahora deberĆ”n aparecer los resultados con nuevas inversiones.
El rumbo que toma la polĆ­tica petrolera del gobierno nacional explica los silencios, las ausencias y los aplausos del partido provincial.


El martes hubo una masiva movilizaciĆ³n de trabajadores. Guillermo Pereyra, un sindicalista de peso, no marchĆ³ porque considerĆ³ que fue un acto opositor.