AsĆ lo afirmĆ³ uno de los mensajes formulados por los obispos con motivo de Navidad. La cuestiĆ³n de la pobreza y las desigualdades sociales estuvieron en el foco de los documentos episcopales. Para la iglesia, 2009 fue un aƱo "difĆcil" en el que hubo dificultades para el diĆ”logo.
Buenos Aires (NA) > En los tradicionales mensajes navideƱos, la Iglesia hizo nuevamente hincapiĆ© en los problemas de seguridad y pobreza y advirtiĆ³ que “la poblaciĆ³n tiene miedo de salir a la calle”.
Uno de los principales referentes del Episcopado argentino, el obispo de San Isidro, monseƱor Jorge Casaretto, sostuvo que 2009 “fue un aƱo difĆcil” en el que hubo “muchas dificultades para el diĆ”logo” y sostuvo que la poblaciĆ³n tiene “miedo a salir a la calle” y a que “los seres queridos no vuelvan”.
“Fue un aƱo difĆcil: dificultades econĆ³micas, mucha gente sin trabajo, la inseguridad de las calles se cobrĆ³ muchas vidas, junto a ello la droga, la corrupciĆ³n. A nivel polĆtico y social hemos tenido tambiĆ©n muchas dificultades para el diĆ”logo, para entendernos, para hacer acuerdos”, sostuvo Casaretto.
Por su parte, el arzobispo de Santa Fe, JosĆ© MarĆa Arancedo, pidiĆ³ a la comunidad “no dejar de mirar una realidad dolorosa” que “sufren muchos hermanos que viven de carencias materiales y espirituales”.
Casaretto seƱalĆ³ que “no nos limita solamente la falta de medios econĆ³micos, encontramos tambiĆ©n muchos corazones diezmados por la desesperanza”.
“Entre las personas estĆ” el miedo presente a salir a la calle, miedo a que los seres queridos no vuelvan, a las dificultades de hoy, pero tambiĆ©n hay miedo por el maƱana”, indicĆ³.
En una nota de opiniĆ³n publicada en un matutino porteƱo, Casaretto sostuvo que se registra “miedo a que los hijos no reciban la educaciĆ³n adecuada, a no poder ofrecerles posibilidades a los jĆ³venes, a que no encuentren trabajo”.
Deudas econĆ³micas
“Es asĆ que descubrimos que, ademĆ”s de tener deudas econĆ³micas, en nuestro paĆs estamos padeciendo una deuda de sentido”, considerĆ³.
El obispo se pronunciĆ³ por generar “vĆnculos nuevos de pertenencia y convivencia y nuevos estilos de vida mĆ”s fraternos y solidarios”.
“Viviendo en la justicia y la equidad, favoreciendo la paz. Atendiendo especialmente a los menos favorecidos: a los pobres de cualquier pobreza, a los ancianos, a los enfermos”, expresĆ³.
AdemĆ”s, considerĆ³ que “dialogar, pertenecer, ser incluidos, ser escuchados y atendidos, ser justos y solidarios son acciones al alcance de todos”.
Por la tarde, el arzobispo Arancedo se sumĆ³ al mensaje navideƱo y afirmĆ³ que “Navidad es el comienzo de una Vida Nueva, es la certeza de que Dios no abandona al hombre, sino que viene a su encuentro en Jesucristo para ser su camino y hacerlo partĆcipe de su misma vida”.
Arancedo recordĆ³ que en esta Ć©poca “nuestra mirada se dirige a Jesucristo, que naciĆ³ en la humildad y el silencio para enseƱarnos el camino de Dios”.
“No podemos dejar de mirar esa otra realidad tan cercana y dolorosa, que es la situaciĆ³n de muchos hermanos nuestros que viven de carencias materiales y espirituales. Ellos son los destinatarios preferidos del amor de Dios”, asegurĆ³.
Y agregĆ³: “Conocemos esas circunstancias y tal vez nos acostumbramos a que el mundo sea asĆ. Se adormece nuestra conciencia y convivimos en un mundo que aparenta crecer y vive la sola expectativa de un consumo mayor.”
Buenos Aires (NA) > En los tradicionales mensajes navideƱos, la Iglesia hizo nuevamente hincapiĆ© en los problemas de seguridad y pobreza y advirtiĆ³ que “la poblaciĆ³n tiene miedo de salir a la calle”.
Uno de los principales referentes del Episcopado argentino, el obispo de San Isidro, monseƱor Jorge Casaretto, sostuvo que 2009 “fue un aƱo difĆcil” en el que hubo “muchas dificultades para el diĆ”logo” y sostuvo que la poblaciĆ³n tiene “miedo a salir a la calle” y a que “los seres queridos no vuelvan”.
“Fue un aƱo difĆcil: dificultades econĆ³micas, mucha gente sin trabajo, la inseguridad de las calles se cobrĆ³ muchas vidas, junto a ello la droga, la corrupciĆ³n. A nivel polĆtico y social hemos tenido tambiĆ©n muchas dificultades para el diĆ”logo, para entendernos, para hacer acuerdos”, sostuvo Casaretto.
Por su parte, el arzobispo de Santa Fe, JosĆ© MarĆa Arancedo, pidiĆ³ a la comunidad “no dejar de mirar una realidad dolorosa” que “sufren muchos hermanos que viven de carencias materiales y espirituales”.
Casaretto seƱalĆ³ que “no nos limita solamente la falta de medios econĆ³micos, encontramos tambiĆ©n muchos corazones diezmados por la desesperanza”.
“Entre las personas estĆ” el miedo presente a salir a la calle, miedo a que los seres queridos no vuelvan, a las dificultades de hoy, pero tambiĆ©n hay miedo por el maƱana”, indicĆ³.
En una nota de opiniĆ³n publicada en un matutino porteƱo, Casaretto sostuvo que se registra “miedo a que los hijos no reciban la educaciĆ³n adecuada, a no poder ofrecerles posibilidades a los jĆ³venes, a que no encuentren trabajo”.
Deudas econĆ³micas
“Es asĆ que descubrimos que, ademĆ”s de tener deudas econĆ³micas, en nuestro paĆs estamos padeciendo una deuda de sentido”, considerĆ³.
El obispo se pronunciĆ³ por generar “vĆnculos nuevos de pertenencia y convivencia y nuevos estilos de vida mĆ”s fraternos y solidarios”.
“Viviendo en la justicia y la equidad, favoreciendo la paz. Atendiendo especialmente a los menos favorecidos: a los pobres de cualquier pobreza, a los ancianos, a los enfermos”, expresĆ³.
AdemĆ”s, considerĆ³ que “dialogar, pertenecer, ser incluidos, ser escuchados y atendidos, ser justos y solidarios son acciones al alcance de todos”.
Por la tarde, el arzobispo Arancedo se sumĆ³ al mensaje navideƱo y afirmĆ³ que “Navidad es el comienzo de una Vida Nueva, es la certeza de que Dios no abandona al hombre, sino que viene a su encuentro en Jesucristo para ser su camino y hacerlo partĆcipe de su misma vida”.
Arancedo recordĆ³ que en esta Ć©poca “nuestra mirada se dirige a Jesucristo, que naciĆ³ en la humildad y el silencio para enseƱarnos el camino de Dios”.
“No podemos dejar de mirar esa otra realidad tan cercana y dolorosa, que es la situaciĆ³n de muchos hermanos nuestros que viven de carencias materiales y espirituales. Ellos son los destinatarios preferidos del amor de Dios”, asegurĆ³.
Y agregĆ³: “Conocemos esas circunstancias y tal vez nos acostumbramos a que el mundo sea asĆ. Se adormece nuestra conciencia y convivimos en un mundo que aparenta crecer y vive la sola expectativa de un consumo mayor.”
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