Dakar: fiebre y furor - Piedra OnLine

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sƔbado, 2 de enero de 2010

Dakar: fiebre y furor













Con la largada simbĆ³lica en el Obelisco y ante una multitud que acompaĆ±Ć³ la salida de los competidores, se puso en marcha ayer la tradicional competencia, que por segundo aƱo llega al paĆ­s.
Unas 300 mil personas presenciaron la partida de las 372 mƔquinas que desde hoy iniciarƔn la travesƭa por caminos de Argentina y Chile.
Buenos Aires > El rally Dakar Argentina-Chile 2010 se puso en marcha ayer con una ceremonia inaugural en el Obelisco que movilizĆ³ a mĆ”s de 300.000 personas, quienes despidieron a las 372 mĆ”quinas que a partir de hoy iniciarĆ”n desde la ciudad bonaerense de ColĆ³n la primera de las 14 etapas de la carrera de casi 9.000 kilĆ³metros, hasta el 17 de enero.
El vuelo rasante sobre la Avenida 9 de Julio de dos aviones HĆ©rcules de la Fuerza AĆ©rea Argentina bajo el cielo plomizo de la Ciudad de Buenos Aires preanunciaron segundos antes de las dos y media de la tarde el comienzo del espectĆ”culo, seguido, ademĆ”s, con mĆŗltiples coberturas de televisiĆ³n en el paĆ­s y en el extranjero.
El primero de los pilotos en salir de La Rural de Palermo y llegar hasta la rampa montada frente al Obelisco fue el argentino Alejandro Patronelli, hermano de Marcos, y su presencia sobre el cuatriciclo desatĆ³ el primer delirio del pĆŗblico, ansioso por volver a tomar contacto con las mĆ”quinas del Dakar o por verlas de cerca por primera vez.
Mientras miles de personas se agolpaban en los alrededores de la 9 de Julio, en la rampa acompaƱaban la largada el ministro de EconomĆ­a, Amado Boudou, el jefe de Gobierno porteƱo, Mauricio Macri, el secretario de Turismo de la NaciĆ³n, Enrique Meyer, el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y el director del Dakar, el francĆ©s Etienne Lavigne, entre otros.
A media tarde, cuando la lluvia dejĆ³ de ser una amenaza, la 9 de Julio se convirtiĆ³ en un anfiteatro gigante, donde argentinos y extranjeros de las mĆ”s diversas nacionalidades pugnaban por hacerse un lugar frente a las vallas que separaba el pĆŗblico de los pilotos.
Las palabras de aliento, apretones de manos con los protagonistas y pedidos de foto se reeditaron este aƱo a lo largo del recorrido de los pilotos por la Ciudad, incluso sobre la propia autopista 25 de Mayo, invadida peligrosamente por cientos de fanƔticos que querƭan despedir a los corredores en su camino a la Panamericana y, despuƩs, a la ruta 8.
Tras el paso de los 29 cuatriciclos y las 160 motos, la Touareg Race II (Volkswagen) del Ćŗltimo ganador del Dakar, el sudafricano Giniel de Villiers, abriĆ³ el camino a los 138 autos que largarĆ”n esta nueva ediciĆ³n del rally.
Entre los pilotos mƔs requeridos estaban los argentinos con Orlando Terranova (Mitsubishi) a la cabeza, Gabriel Pozzo (Subaru) y el debutante JosƩ Luis Di Palma (Toyata Hilux), pero tambiƩn los extranjeros mƔs consagrados en rally, como Carlos Sainz y el simpƔtico qatarƭ Al Attiyah, ambos de Volkswagen.
Pero sin dudas, el que despertĆ³ el mayor delirio del pĆŗblico fue el estadounidense Robby Gordon, quien al acercarse a la rampa montada frente al Obelisco, se detuvo, retrocediĆ³ unos metros para tomar enviĆ³n y acelerĆ³ frenĆ©ticamente su Hummer para terminar saltando al mejor estilo de una pelĆ­cula de acciĆ³n norteamericana.
Mientras tanto, ya a las 7 de la tarde, la cabecera de la "Caravana Dakar habĆ­a recorrido "a travĆ©s de un tĆŗnel de gente", como dijeron los organizadores, los 349 kilĆ³metros hasta la ciudad de ColĆ³n, donde un pueblo revolucionado los esperĆ³ y los aplaudiĆ³ hasta bien entrada la noche.

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