Murió Sandro. - Piedra OnLine

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martes, 5 de enero de 2010

Murió Sandro.






















Ayer a las 20:40 Sandro murió. Su cuerpo no resistió las complicaciones que aparecieron tras ser sometido al doble trasplante de corazón y pulmones.


"Lamento informar que a las 20:40 hora local, Roberto Sánchez dejó de existir debido a un cuadro de shock séptico que se complicó con una necrosis intestino mesentérica y una coagulopatía por consumo".

Las palabras del médico, ayer, en la puerta del Hospital Italiano de Mendoza, suenan ahora a tecnicismo puro, sin emoción.

Lo cierto es que el cuerpo de Sandro no pudo más. Después de seis intervenciones, que comenzaron el 20 de noviembre de 2009, en Mendoza, Sandro simplemente no pudo más.

El hombre que le puso la voz y los movimientos más sensuales a temas como "Dame fuego", "Como lo hice yo", "Quiero llenarme de ti" y "Rosa, Rosa", el mismo que enloqueció a miles de admiradoras con sus sensuales movimientos de pelvis, dijo basta.

Tenía 64 años y mucha vida vivida. Su cuerpo llegó cansado al trasplante que apareció como una esperanza en su horizonte oscuro. Es que antes, había sido un empedernido fumador de cigarrillos. "Yo soy el culpable de las condiciones en las que estoy. Yo me lo merezco, yo me lo busqué. Yo agarré ese maldito cigarrillo", dijo alguna vez, en una entrevista. Y más tarde, cuando toda esa nicotina le dejó marcas imborrables, admitió: "Estoy directamente discapacitado, porque no me puedo mover. Mi vida es mi cama, mi puesto en el comedor para leer el diario y de ahí no me muevo´´.

Ya en sus últimos recitales, Sandro aparecía en el escenario seguido por un tubo para respirar. La rutina lo agotaba. El aire no le alcanzaba, aunque seguía disfrazando el show con todo lo que el mito había alimentado en su vida: la bata roja, los movimientos, el diálogo con sus chicas que seguían tirándole bombachas y rosas hasta cubrirlo todo.

Sandro padecía enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), y eso mismo lo llevó a estar meses hospitalizado esperando el trasplante.

Finalmente, el 20 de noviembre llegó su oportunidad para pelearle un poco más de tiempo a la muerte. Una semana antes, su vocera de prensa, Nora Lafón, había salido a hablar por todos los medios, advirtiendo que Sandro está en una situación muy delicada y que si no se le hacía urgente el transplante, su vida corría riesgo.

No era exageración. La operación fue un éxito, pero desde que llegó a Mendoza para esa arriesgada cirugía, nunca volvió a estar en óptimas condiciones.

Por su edad y por su estado, era una maniobra arriesgada. Eso lo sabían todos. Lo sabía el equipo médico que no lo dejó a sol ni sombra. Lo sabían sobre todo sus seguidoras, que desde que el ídolo ingresó, se instalaron en la puerta del sanatorio a rezar por él. Las mimas que ayer lloraron sin consuelo cuando a las 20:40 se supo la triste noticia.

Y también aquellos que, como en una procesión, se acercaron a su casa de Banfield, la misma que los reunió en cada cumpleaños del ídolo y que ayer era apenas un triste reflejo de años mejores. La misma casa que ahora será seguramente un lugar de recuerdos, para todos los que lo quisieron, lo admiraron, lo siguieron y ahora lo lloran.

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