En diálogo con la radio el intendente invitó a la población para observar desde sus casas los destellos que producirían los fuegos de artificio que estallarían sobre el emblemático monumento al Águila. Alrededor de la cero treinta del primero de enero comenzó el espectáculo programado. La mayoría que vive en el alto de la localidad optó por salir al patio de su casa y observar desde allí. Otros subieron a las bardas, según las fotografías recibidas en este periódico. Es Noticia…estuvo en la calle que da al frente de donde se tiraron las bengalas. La gente que se había acomodado en el lugar estaba impaciente y gritaba “dale Paine que comiencen los fuegos”, llegó el momento y las bocinas de los autos acompañaron a las explosiones que brindaban con sus luces diferentes matices del lugar. Fue todo muy hermoso pero muy fugaz.
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