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domingo, 4 de abril de 2010

Cómo es el escenario social neuquino a tres años del crimen de Fuentealba



En un contexto de mucha conflictividad, el profesor Carlos Fuentealba fue asesinado durante una protesta docente cerca de Arroyito. Hoy, a tres años de su muerte, referentes sindicales y políticos analizan si la tragedia modificó el escenario social.

Por Georgina Gonzáles

En un contexto de mucha conflictividad, el profesor Carlos Fuentealba fue asesinado durante una protesta docente cerca de Arroyito. Hoy, a tres años de su muerte, referentes sindicales y políticos analizan si la tragedia modificó el escenario social. ¿Aquél fatídico día dejó huellas en los neuquinos? ¿La clase política y la dirigencia sindical recapacitaron a partir de la muerte de un maestro en la calle?La Justicia ya se expidió con respecto al autor material del disparo que mató a Fuentealba y, en un inédito fallo, condenó a cadena perpetua al oficial Darío Poblete. Queda aún determinar si hubo responsabilidades políticas, si hubo una orden de parte del por entonces gobierno de Jorge Sobisch que haya incitado a reprimir a los maestros.

Ernesto Seguel
Secretario de Estado de Educación, Cultura y Deportes

Indudablemente ha habido una situación que ha encaminado a buscar siempre el diálogo, buscar mecanismos de solución del conflicto. Creo que situaciones como éstas no son deseables y no contribuyen a una sociedad democrática como proponemos.
Son situaciones lamentables y que nadie quiere que se repitan.
Los actores sociales del mundo educativo y de todos los sectores tenemos que buscar ante situaciones de conflicto soluciones a través del dialogo y el respeto mutuo.
Estamos llevando acciones concretas en este sentido y en beneficio de la sociedad.
Yo creo que ese episodio generó cambios en los sectores de la organización sindical y el Gobierno. La historia de las conquistas sociales del sindicalismo argentino está marcada por las luchas.
Las organizaciones sindicales de los trabajadores del mundo han tenido luchas pero siempre hay que buscar mecanismos de solución que permitan expresar los reclamos y buscar puntos de encuentro para encontrar soluciones. Las instituciones de la democracia tienen que funcionar siempre. Siempre están los controladores sociales como los son los sindicatos y tenemos que buscar equilibrios.

Rodolfo Canini
Diputado provincial UNE-MUN-PS

Creo que hubo un cambio. En el principio de este Gobierno. Me parece que esta gestión tuvo necesariamente que hacer un cambio para poder sobrevivir como partido político. Un ejemplo de esto fue el juicio político que se les realizó a algunos de los responsables del Tribunal Superior de Justicia, que no pudieron evadir ese tema.
En este contexto, cambió la cúpula del TSJ, pero hacia abajo cambió bastante poco. Por eso, creo que hay una red de complicidades que está relacionada con el Gobierno anterior. Y me refiero a complicidades porque fue un Gobierno muy corrupto que como broche de oro, -si se puede decir así- tuvo la muerte de Carlos. Éso revalsó el vaso y la gente salió a la calle. Fue un momento histórico. Así, el actual Gobierno tuvo que cambiar y buscar una diferencia con el sobischismo. Por eso había un ministro que escuchaba como fue Jorge Tobares. A partir de este año quedó nuevamente en evidencia que el sapagismo es muy débil para gobernar solo. Pero el sobischismo tampoco puede solo y es evidente que hicieron un pacto.
Este Gobierno es mitad y mitad. La mitad de los funcionarios vienen del sobischismo y responde a esa línea, lo que repercute directamente en la relación con los gremios.
En este contexto, el Tribunal de Cuentas lleva casi un año sin resolver el conflicto porque lo que no quieren es auditar las cuentas de la gestión anterior.
Por éso, no sé si esa intención de cambiar en el inicio de la gestión fue sincera o sólo un maquillaje para que, después de apaciguar las aguas, todo siga en su lugar.
Hoy hay hechos de corrupción, pero creo que roban menos porque también hay menos. Creo que el MPN ya no va a cambiar.
Quizá, a nivel sociedad hizo reaccionar a más de uno. Antes de la muerte de Fuentealba, había como una especie de apoyo fachistoide de una parte de la población en poner mano dura. La muerte de Fuentealba hizo que algunos sectores reflexionaran. Las cosas no se resuelven con mano dura. Evidentemente, un conflicto se resuelve de raíz, no pegando o matando a alguien. Acá sigue siendo muy fuerte la política conservadora, quizás más que en otras provincias.
Lo que sucedió con Fuentealba fue muy fuerte. Yo soy docente por lo que me sentí muy identificado con su historia. Cuando juré para ser diputado lo hice por el pueblo de Neuquén y la memoria de Fuentealba.


Juan Carlos Lepen
Jefe de la Policía provincial

Es un hecho policial donde hubo una sentencia de un efectivo de la Policía.
La relación nuestra con el gremio sigue siendo, por lo menos de nuestro lado, igual.
Nosotros hemos tenido reuniones con los gremios, obviamente, relacionadas con las marchas y la seguridad de las mismas. Donde nos hemos puesto de acuerdo en el tema del tránsito y la seguridad de las manifestaciones.
La relación sigue siendo buena, en principio después de ocurrido el hecho la relación era tensa. Pero bueno después se fueron dando paulatinamente charlas donde se fue recomponiendo la relación.
No digo que es una relación óptima pero por lo menos dentro los canales normales.
Nadie deseaba por supuesto lo que pasó. Nosotros hemos hecho algunos cuestionamientos internos hacia la conformación de los grupos, hacia el tema de la preparación de cada uno de los hombres, todo pasa por la capacitación. Han puesto en una mesa de análisis todos los procedimientos que se hacen con los grupos obviamente para ir mejorando el accionar policial.
Obviamente después del caso Fuentealba se fue el jefe y el subjefe, y también el secretario de seguridad. Después se han dado directivas muy precisas a partir de este Gobierno con el accionar de los grupos. Cada procedimiento que se hace se da conocimiento al poder político, en este caso al secretario de Seguridad, Guillermo Pellini.


Julio Fuentes
Ex secretario de CTA de Neuquén

La historia de los trabajadores está plagada de mártires. Creo que el crimen de Fuentealba nos marcó a los neuquinos como un luto general. A todos nos golpea que un maestro muera en la calle reclamando por su salario. No sé si hoy cambió algo. No lo creo. Menos aún al quedar impune el responsable fundamental, aquel que dio la orden: el ex gobernador Jorge Sobisch. Por eso creo que nada cambió porque sigue habiendo impunidad.
A los pueblos nos golpea duramente estos hechos. La sensación de Fuentealba es que queda impune y que lamentablemente no hay cambios. Hoy nos toca un nuevo aniversario de la muerte de nuestro compañero y todo sigue igual.
Es que no hay una maduración sobre el tema. El Gobierno no tuvo la capacidad de recapacitar y de repensar las relaciones. Apenas hubo un tiempo un poco mejor al año siguiente de lo que sucedió, pero ahora se vuelve a la confrontación.
Yo esperaba que con el crimen de Fuentealba se generara una mayor reflexión, mucho más profunda y principalmente una actitud distinta por parte del Gobierno. Pero son los mismos actores y no hay un proyecto común. Por eso la muerte de Fuentealba me representa dolor. Es un laburante que salió a pelear por su sueldo y por el sueldo de los que no salen, porque es así la historia de los trabajadores que luchan.
Cuando veo las filmaciones de Fuentealba muriendo en la ruta, lo que sale es dolor, como creo que muchos neuquinos lo recuerdan. Principalmente dolor por una muerte que se podría haber evitado sobre la base de plantar nuevas reglas de convivencia y de construir una sociedad distinta. No una sociedad de enemigos.
También me parece que sí hay que reconocer un cambio en la sociedad. Nadie quiere volver a esos años de tremendo conflicto que instaló el sobischismo. Fue la expresión más de derecha dentro del MPN, la más reaccionaria y violenta. Nos puso, prácticamente, en una situación de guerra civil a los neuquinos. A éso no se vuelve, no a ese nivel de confrontación y locura que este hombre nos había llevado. Los gremios parecíamos enemigos. Cuando un Gobierno te declara enemigo es muy complicado, porque el Gobierno es el que tiene las estructuras represivas, como la Policía y el poder público. No fue casualidad. Declaró zonas liberadas, armó patotas. Era una política de agresión.


Darío Mattio
Diputado provincial del MPN

No reconocer que hay un antes y un después en esta provincia luego de lo que ocurrió con Fuentealba sería no otorgarle la trascendencia que tiene. En estas fechas, primero se lamenta profundamente lo que sucedió. Y después tenemos que llamarnos a la reflexión, mirar hacia atrás y repasar por qué ocurrió lo que ocurrió y por qué esto terminó con la vida de Fuentealba. A nosotros nos obligó a tratar de profundizar las instancias de diálogo, en resolver conflictos por esta vía y evitar el accionar de las fuerzas policiales salvo en casos que sea imprescindible. Fundamentalmente, agudizar el ingenio porque el Gobierno y los gremios tienen una necesidad absoluta de tener mesas de discusiones.
Tenemos que asumir las responsabilidades que tenemos. Lo que pasó con Fuentealba nos obliga a profundizar la paz social que tanto pregonamos.


Marcelo Guagliardo
Secretario general de ATEN

En términos políticos, lo que sucedió en Arroyito es el hecho más grave luego de lo que fue el asesinato de Teresa Rodríguez en 1997. Es producto de una escalada represiva de un modelo de gobierno como el de Jorge Sobisch que tenía como enemigas a las organizaciones sindicales y utilizaba mecanismos represivos para cualquier situación de protesta.
Fue una respuesta violenta a la protesta social. Pero ese modelo entra en crisis y me parece que está siendo repudiado cada vez que nosotros nos movilizamos en reclamo de justicia y para que se termine el proceso judicial que debe tener incorporado en su investigación la actuación del ex gobernador. Pero se está exigiendo un modelo de Estado distinto, que no utilice la represión como método de respuesta a la protesta social. Fue un modelo político que respondió con represión y, producto de una escalada que termina con el asesinato de Carlos.
En ese contexto, el Gobierno se ve obligado a tener una forma de relacionarse distinta. Me parece que lo que hoy condiciona a los gobiernos es que el asesinato de Carlos no fue una cuestión que quedó solamente en el ámbito provincial. Hay un rechazo de la sociedad a ese tipo de respuesta.
Desde 2007, hay un cambio. Lo que tenemos que evitar es que se vuelva a ese escenario. No lo queremos más como sociedad.
La condena a prisión perpetua a Poblete es un hecho que no tiene demasiados antecedentes.
El 4 de abril no puede ser una fecha para repudiar solamente lo que pasó, también tiene que ser un firme planteo de que no queremos que vuelva a pasar. Además de Poblete preso, tiene que existir un proceso policial para aquel que dio la orden. La Policía actuó, pero para que eso suceda hay una cadena de mandos. Y si eso no se investiga el riesgo es que se vuelva a repetir.
Por eso es tan importante que haya investigación, que se investigue la cadena de mando desde el ex gobernador hasta la línea de la jefatura de la Policía, incluso la línea política.
Yo no siento una responsabilidad en términos de que podríamos haber hecho otra cosa porque sería atribuirme una facultad que no tengo, que es la de definir qué hacer o no en un conflicto donde intervienen muchísimos compañeros. Somos un colectivo los que vamos tomando decisiones. Lo que te queda es la impotencia de no haber podido evitarlo. Si bien era probable la represión, nadie imaginaba que en plena democracia pudiera existir una represión tan brutal que llegue al límite del crimen. Éso era impensado.

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