La Vuvuzela puede definir un partido - Piedra OnLine

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sƔbado, 12 de junio de 2010

La Vuvuzela puede definir un partido


SucedĆ”neo plĆ”stico del tradicional cuerno sudafricano kudu, no limita su acciĆ³n a los estadios. Los aficionados recuerdan dĆ­a y noche por las calles su existencia.
Port Elizabeth (SudĆ”frica).- Amadas, odiadas pero nunca ignoradas: las omnipresentes vuvuzelas suenan a toda hora del dĆ­a en cada rincĆ³n de SudĆ”frica, y ya parecen tener un impacto decisivo en los partidos del Mundial.
Un experto estimĆ³ en 135 el nivel de decibeles que se alcanzĆ³ dentro del estadio Soccer City de Johannesburgo durante el partido inaugural que jugaron este viernes SudĆ”frica y MĆ©xico: se trata de un volumen superior al que produce el motor de un aviĆ³n.
Por eso no es casual que trajera cierta confusiĆ³n al campo. En un momento del partido, un mexicano en clara posiciĆ³n de gol pidiĆ³ la pelota a un compaƱero... que nunca lo oyĆ³ y optĆ³ por disparar al arco.
SegĆŗn el delantero uruguayo SebastiĆ”n Abreu, otro de los primeros que sufrieron el ruido, los jugadores tuvieron que comunicarse por seƱas en su debut contra Francia.
Pero Ć©se no es el Ćŗnico mal que pueden traer las coloridas cornetas. Su uso prolongado puede daƱar los oĆ­dos e incluso hay ya mĆ©dicos que hablan de pacientes con labios irritados y la boca hinchada.
AdemƔs se teme que el estruendoso instrumento ayude a expandir los gƩrmenes de la gripe, puesto que suele pasar de un aficionado a otro y ademƔs arroja pequeƱas gotas de saliva al aire.
Si los riesgos para la salud no lograron frenar la locura de las vuvuzelas, no parece que las protestas internacionales vayan a tener mejor Ʃxito. Las que se presentaron el aƱo pasado tras la Copa Confederaciones, al menos, no surtieron efecto.
Deportistas, cadenas de televisiĆ³n y turistas pidieron entonces poner fin al instrumento, debido a que, entre otras cosas, impedĆ­a que los entrenadores se comunicaran con sus jugadores en el campo y tapaba los cĆ”nticos de las hinchadas.
"Creo que la FIFA deberĆ­a prohibirla", rematĆ³ el mediocampista espaƱol Xavi Alonso. Incluso dentro del paĆ­s se oyen voces contrarias a las vuvuzelas.
"Nosotros, los sudafricanos, una naciĆ³n musical donde las haya, reemplazamos interpretaciones emotivas por el ruido de una cosa llamada vuvuzela", escribiĆ³ en el "Times" el columnista Mondli Makhanya, que comparĆ³ el ruido de la corneta con el que hace "una cabra camino al matadero".
Elefantes y abejas se unen a otras comparaciones zoolĆ³gicas que buscan reflejar el irritante tono de la vuvuzela... para disgusto de la Sociedad Protectora de Animales, que advirtiĆ³ a quien tenga mascotas de que el ruido puede atemorizarlas y hacerlas huir.
"Los animales tienen una audiciĆ³n mucho mĆ”s sensible que la de los humanos, asĆ­ que los ruidos fuertes pueden hacerlos saltar por las ventanas", explica grĆ”ficamente la organizaciĆ³n.
La vuvuzela, sucedĆ”neo plĆ”stico del tradicional cuerno sudafricano kudu, no limita su acciĆ³n a los estadios. Los aficionados recuerdan dĆ­a y noche por las calles su existencia.
Existen incluso orquestas de vuvuzelas. Samora Ntsebeza, miembro de una de ellas, pronosticĆ³ que se han vuelto tan populares que se exportarĆ”n a Brasil para el prĆ³ximo Mundial.

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