Los que gobiernan y los que quieren gobernar - Piedra OnLine

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lunes, 28 de junio de 2010

Los que gobiernan y los que quieren gobernar

El escenario todavĆ­a no se define: es muy temprano. Pero el que no actĆŗe ahora, en los ensayos, posiblemente quede al margen de la obra que se representarĆ” en el 2011. El rol de Sapag y el de Farizano. La interna del MPN y su fatalismo histĆ³rico. ¿Juega K? El valor de la neuquinidad.

Hay una circunstancia principal que tomar en cuenta para afirmar que todavĆ­a no puede esbozarse cĆ³mo quedarĆ” el escenario polĆ­tico electoral del 2011: falta medio aƱo todavĆ­a para llegar a ese lugar del tiempo en el que transcurrirĆ”n ambiciones, deseos y esperanzas. En medio aƱo pueden pasar muchas cosas, y la foto que hoy se saca, pasar a ser sĆ³lo un testimonio histĆ³rico, un recuerdo, una anĆ©cdota.

Estos meses que restan para completar el 2010 serĆ”n, eso sĆ­, determinantes. No sĆ³lo por lo que pasarĆ” en los partidos polĆ­ticos; sino por la importancia decisiva que implicarĆ” cada acciĆ³n, o inacciĆ³n, de gobierno. Los polĆ­ticos que actualmente gestionan desde el Estado, y que a la vez buscan trascendencia en el 2011, son los mĆ”s comprometidos en obtener resultados que avalen esas intenciones.

En NeuquĆ©n hay fundamentalmente dos. Uno, claro, es el gobernador de la provincia, Jorge Sapag. Quiere la reelecciĆ³n. El otro es el intendente de NeuquĆ©n, MartĆ­n Farizano. Quiere liderar una coaliciĆ³n para ganar la provincia, en un hecho que representarĆ­a un cambio que no se produce desde 1963.

Estos dos polĆ­ticos neuquinos protagonizan procesos similares en sus respectivos partidos. Los dos han convocado al diĆ”logo y al consenso, con buena relaciĆ³n con el gobierno de los Kirchner. Los dos enfrentan opositores internos, y elogiadores externos. Los dos apuestan a sacar rĆ©ditos de sus diferencias con sus predecesores. Los dos, en fin, hablan desde el mismo lado del campo de juego. Y los dos saben que inexorablemente esa comuniĆ³n terminarĆ” cuando llegue el momento concreto de definir el escenario del 2011.

Farizano ya pasĆ³ el primer examen: le ganĆ³ a su predecesor, Horacio Quiroga. Fue un enfrentamiento directo, ganado en buena ley, por poco. El examen tiene, no obstante, revĆ”lida. Se la vuelve a plantear Quiroga, apurando una nueva interna, esta vez por la conducciĆ³n partidaria.

Sapag estĆ” en la situaciĆ³n inversa. Debe enfrentarse a Sobisch, con quien pretendiĆ³ inicialmente buscar un acuerdo. El primer round es por la conducciĆ³n partidaria. Exactamente al revĆ©s que en el radicalismo. Sapag gambetea ese primer compromiso. RespaldarĆ” a otros y buscarĆ” socavar al mĆ”ximo a quien ve como el Ćŗnico escollo real a su reelecciĆ³n. Tal vez estaba escrito por el destino desde el primer dĆ­a, desde el origen mismo del MPN, que un Sapag y un Sobisch se enfrentaran al final del camino.

De esto se trata la interna del MPN. Incluso si la ganara un tercero, como Brillo, y tanto Sapag como Sobisch quedaran relegados, lo cierto es que los rivales reales, los que han estado pulseando durante los Ćŗltimos 20 aƱos, son estos dos apellidos, y esta batalla implicarĆ” el principio del fin para uno de los dos.

Cada uno en su contexto, tanto Sapag como Farizano entienden que mĆ”s allĆ” de sus batallas hacia adentro de sus propios partidos, dependen de lo que suceda en su gestiĆ³n, aunque en grado diferente. Farizano estĆ” mĆ”s aliviado en este aspecto, porque su expectativa se fundamenta en los aliados que pueda mantener para la coaliciĆ³n. Esto a su vez derivarĆ” de un hecho: quiĆ©n serĆ” elegido (y cĆ³mo) para ser candidato a intendente contra el MPN.

Hay varios en carrera, pero puede entenderse que habrĆ” al menos tres competidores centrales: la UCR –con un candidato que serĆ” o no farizanista- el PJ, donde se alienta ya a DarĆ­o MartĆ­nez, y UNE, partido que tiene candidato ya determinado en Mariano Mansilla.

Sapag, en cambio, no depende tanto de su gestiĆ³n –que con buenas y malas, ya no cambiarĆ” sustancialmente- sino de lo que ocurra en su partido.

El MPN es un gigante a veces imprevisible. La interna serĆ” convocada el jueves, dĆ­a en que se reunirĆ” con ese fin la Junta de Gobierno. Pero el escenario que estĆ” planteado ahora, puede todavĆ­a cambiar.

Se sabe que Jorge Sobisch se jugarĆ” todo lo que tiene en la apuesta de su Lista Blanca. El ex gobernador reaccionĆ³ tras el “mensaje de texto” que marcĆ³ el fin de su propuesta para que Sapag liderara el espacio del “consenso”, y procurĆ³ recuperar tiempo perdido. EmpezĆ³ a llamar uno por uno a referentes partidarios, incluidos especialmente aquellos que ya habĆ­an tomado partido por la lista de JosĆ© Brillo. A algunos ya convenciĆ³. No estĆ” escrito que le cambie el rumbo a otros. Hay que dimensionar lo que significa que Sobisch “juegue con todo”. Es un hombre acostumbrado a no especular con hipotĆ©ticas derrotas y sus eventuales consecuencias.

El otro espacio ya importante es el logrado precisamente por Brillo. El diputado nacional aprovechĆ³ mientras pudo ese hueco de incertidumbre que se habĆ­a abierto en el partido entre los extremos Sapag y Sobisch. SembrĆ³ y cosechĆ³ rĆ”pidamente. Lo que comprobarĆ” ahora, en el tramo concreto de la campaƱa y su destino final en las urnas, es si esa cosecha temprana se mantiene, y eventualmente, se incrementa. Pase lo que pase, queda la sensaciĆ³n de que avanzĆ³ un peldaƱo, y eso no se lo sacarĆ” nadie.

Luz Sapag todavĆ­a tiene cosas por definir. Ha incorporado a la vieja guardia del sapagismo felipista. No se puede desdeƱar la posibilidad de que el oficialismo se quede con ella como opciĆ³n a la Junta de Gobierno. Es el sector del MPN que estĆ” mĆ”s cerca, indudablemente, de una difusa “lĆ­nea K” en el partido provincial.

TodavĆ­a queda por ver si el oficialismo arma lista y cĆ³mo. Se habĆ­a mencionado al intendente de Senillosa, RaĆŗl BĆ©ttiga, como candidato a la ConvenciĆ³n, cerrando asĆ­ con la liga de intendentes partidarios, y de Ernesto Seguel para la seccional NeuquĆ©n. Pero no hubo confirmaciones ni desmentidas sobre este punto, que quedarĆ” aclarado posiblemente esta semana, cuando se produzca la definiciĆ³n sobre la fecha de las internas, y se sepa entonces el plazo para reservar colores y presentar listas de candidatos.

Entendiendo que Farizano depende de la coaliciĆ³n en su gestiĆ³n, y Sapag de lo que ocurra en su partido, se puede concluir la inutilidad de la visita de NĆ©stor Kirchner como hecho polĆ­tico en sĆ­ mismo.

Lo Ćŗnico que permitiĆ³ concluir la presencia del ex presidente fue que sus tiempos de popularidad arrolladora quedaron atrĆ”s, al menos en este distrito.

No parece conveniente para la razĆ³n y la objetividad guiarse por mecĆ”nicas adhesiones K para definir el escenario neuquino. Por el contrario, es posible que los principales referentes acudan a una tremenda abstracciĆ³n de la coyuntura nacional para enfatizar sus propias posibilidades.

Farizano ya se definiĆ³ como un radical “N”. El resto de los aspirantes a la gobernaciĆ³n tambiĆ©n enfatizarĆ”n la neuquinidad como valor supremo en esta instancia.

Es una consecuencia lĆ³gica de una realidad en la que el gobierno nacional a NeuquĆ©n le aportĆ³ muy poco, y le quitĆ³ mucho. TambiĆ©n es una derivaciĆ³n de lo imperioso que le resulta a la provincia encontrar razones econĆ³micas mĆ”s sĆ³lidas para sostener un andamiaje costoso e ineficiente.

Nadie podrĆ” tirar manteca al techo en NeuquĆ©n, durante los prĆ³ximos aƱos. Por el contrario, la vieja manteca arrojada en otros tiempos, negra ya y mezquina de sabores, comienza a caer sobre la cabeza de quienes hoy juegan el doble rol de ser los mismos y a la vez los distintos, presuntos faros que alumbren un camino posible.

RubƩn Boggi

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