Quili Malal, emociones y temores de un pueblo que será cubierto por el agua - Piedra OnLine

Información del Mundo

domingo, 27 de junio de 2010

Quili Malal, emociones y temores de un pueblo que será cubierto por el agua


Rómulo Navarrete y su esposa Rosa. "De dónde voy a sacar una sombra como la de mi pino", se pregunta el hombre. En Quili Malal viven 180 personas que serán trasladadas unos cuatro kilómetros, a un sitio que se llama El Bolsico. Los chicos de la escuela debaten sobre su futuro. "No sabemos si está bien", dicen.
Trasladarán pobladores para hacer Chihuido I. La obra es una promesa de 3.000 puestos de empleo.

QUILI MALAL (enviado especial).- Rómulo Navarrete está preocupado por lo que se viene pero todavía no está seguro de que eso, lo de la represa Chihuido I, pueda ser cierto. Junto al fuego cuenta cómo fue que llegó al paraje y repasa los nombres de otros pioneros de Quili Malal. Va y viene hacia arriba y hacia abajo escarbando en la memoria para nombrar a sus vecinos de hace 60 años.

A Rómulo el tiempo le dobló la espalda pero lejos está de apagarle el brillo de sus ojos. Hay cierta picardía en su mirada cuando cuenta que se vino solo pero que atrasito nomás 'a la siga' llegó doña Rosa, su esposa. Los dos eran de Loncopué. La anécdota suena imperecedera. De esas que se cuentan siempre en la mesa familiar, a una y otra generación, pues, nunca pierden gracia por arte del orador.

El viejo que le ganó al desierto tiene ahora 92 años y Rosa 75. Antes se notaba la diferencia. Son felices en su chacrita de veinte hectáreas.

Se olvida Rómulo de lo que viene. Habla de su caballo Escarpín, todo su patrimonio hace 61 años. Recuerda a su mula Pirata y cuenta sobre un imposible arreo de pavos y otros bichos por entre las bardas rojas para venderlos por kilo vivo en la zona de Cutral Co y Plaza Huincul, por entonces ya florecientes gracias el gas y el petróleo. Aquí la riqueza está encima y no debajo de la tierra: hay producción de hortalizas, forrajes, vides, nogales y muchos animales de granja.

Está buena la charla al lado de una salamandra de panza llena. Hay dos de sus siete hijos con él y con Rosa, y también un par de nietos, emocionados con esto del Mundial y de ser argentinos. Acaso intrigado por tanta pregunta, Rómulo se calla un rato y vuelve como para sacarse la espina: ¿Hasta dónde va a llegar el agua? -requiere.

En Quili Malal viven 180 personas, casi todas familias enlazadas. Es un paraje calmo ubicado junto al río Agrio. Su gente es sencilla y amable.

Aquí, el río que nace en los Andes cargado de sulfuros volcánicos ha perdido su virtud y su agua es dulce y generosa. Por eso, la gente como Rómulo se le arrimó a pesar de las distancias y de la incomodidad de los caminos. Están lejos de todo.

Se trata de un rincón protegido por verdaderas murallas rojas, que son las que le dan el nombre al paraje: quili significa colorado y por malal se define corral. Ese corral que veían los nativos es la olla perfecta para la cual los ingenieros imaginaron y calcularon un impactante embalse de 18.000 hectáreas. Es así: el valle de Quili Malal será inundado para siempre, lo mismo que Agrio del Medio, Bajada del Puente y Villa del Agrio. Y donde está Quili Malal - o mejor dicho 30 metros más arriba - habrá una prístina bahía.

"Qué querés que te diga, a mi no me gusta que se tape todo, no estoy de acuerdo, pero vamos a tener trabajo, eso es lo que nos prometieron. Tengo mi casa pero estoy desocupado, hago changas de lo que venga pero nada fijo", admite Adrián Sánchez, de 37 años, reparando el techo donde descansa su caballo bayo, un percherón que usa para emparejar tierras de otros. Adrián tiene cinco hijas e imagina un futuro mejor a partir de la presa. Lo mismo que todos sus vecinos.

"Mi mamá me dijo que desde que era chica que escuchaba de que se va a hacer Chihuido pero ahora parece que si. Yo no sé si está bien, me gustaría saber un poco más", afirma Braian, de once años, uno de los cuatro alumnos de sexto grado de la escuela 14.

Los chicos están entre excitados y preocupados por la obra y la mudanza hacia la zonas altas, a un pueblo que se imagina perfecto, con una avenida asfaltada, riego presurizado, una costanera junto al flamante lago, museo, gimnasio. Y con todos los servicios. Al lado estarán las chacras con riego artificial alimentado por una bomba que proveerá electricidad gratis, claro. Y todos vivirán junto al lago, una idea que entusiasma a los pibes de la única escuela que tiene el paraje.

"Soy sanjuanina pero vivo acá y siento a este lugar como propio. Las necesidades son muchas, fijate que recién hace un año que tenemos agua potable. Y gas hay en la escuela y en la comisión de fomento, por los zeppelines. El resto es todo a leña. Es difícil todo acá, hace mucho frío. Y es difícil abordar el tema con los chicos pero todo se relaciona con la obra. Tenemos miedo por lo viejitos, acá hay mucha gente grande que es difícil que se pueda acomodar", advierte Teresa Pedroso, la directora de la escuela.

El jueves durante la audiencia pública, el pueblo le dijo sí a la obra, la más importante que tiene la provincia. También clave para el gobierno nacional. Chihuido aportará una potencia de 637 megavatios, seguridad aguas abajo y 3.000 puestos de trabajo.

En Quili Malal se habla de que vendrá la presidenta en octubre. La idea entusiasma pero, al cabo, es un paso más de esta cuenta regresiva.

"Lo que uno se pregunta es si nos van a cumplir con todo lo que prometen, nadie se puede oponer a la obra: son 1.500 millones dólares los que se van a invertir. Este lugar está alejado de todo, qué se yo, nos han prometido que vamos a quedar ubicados de la misma forma que estamos acá, con los mismos vecinos", dice Domingo Navarrete, el secretario de la comisión de fomento.

Es curiosa la historia de los pueblos de la Cuenca del Agrio: un cambio de traza de la ruta nacional 40 los alejó del asfalto y del progreso. Ahora, otra obra del hombre, con mucho más cemento, promete integrarlos a una provincia que no para de crecer. Pero para lograrlo tienen que desaparecer. Morir para vivir. Se salvará Bajada del Agrio, que será cabecera y eje de toda la obra. No es ni será sencillo.

"Nos decían que éramos un pueblo fantasma, ahora tenemos una posibilidad", razonó durante la audiencia el diputado Aramid Monsalve, que nació en Agrio del Medio. Allí pidió a sus vecinos que no tengan miedo, que sean valientes y casi se quiebra antes de dejar el micrófono.

La tarde cae más rápido que nunca en estos días de junio: es el año nuevo de los pueblos originarios. Con Rómulo y Rosa caminamos por el patio grande de su chacra. Nos muestran el arado que tiró la mula Pirata, el carro del caballo Escarpín, algunos de los cinco mil árboles que dicen que plantó Rómulo y, al fin orgulloso, un esforzado pino europeo que corona el escenario rural. Posan para la foto con ternura infante.

Rómulo nos dice que está de acuerdo y que habrá que irse, que es el progreso, que está bueno que hagan obras, que hay hijos y que hay nietos. Le queda por saber ¿De dónde voy a sacar una sombra como la de mi pino?
Rodolfo Chávez

rchavez@rionegro.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario