¿Ser o no ser Obsecuente? Aquí la diferencia. - Piedra OnLine

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martes, 15 de junio de 2010

¿Ser o no ser Obsecuente? Aquí la diferencia.


¿Ser o no ser Obsecuente? Aquí la diferencia.
La obsecuencia o el ser obsecuente, según estrictamente el diccionario de nuestro idioma quiere decir de la persona, que es sumisa, en demasía obediente al máximo y que acata las ordenes sin rechistar y sin protestar, pero hay otro tema y es la obsecuencia o el obsecuente político o sindical.
Este articulo que he copiado de la web y que es de Horacio Castelli creo que mejor que nada y nadie contesta la pregunta, ya que es de suma gravedad en lo político y sindical ser nunca una persona obsecuente

La consecuencia nunca se lleva bien con la obsecuencia.

Ser consecuente obliga a una línea de conducta que a veces provoca dificultades en la vida de las personas ya sea en lo laboral, social o de relación.

La obsecuencia permite logros rápidos en los tres rubros un buen puesto laboral con importante remuneración, un estigma social que muchos sueñan y la posibilidad de relacionarse con personas de fuerte poder económica y política.

La consecuencia se construye personalmente, en libertad de conciencia y siendo dueño de los debes y los haberes sin tener que compensar nada a nadie.

La obsecuencia construye lazos de intereses, sin libertad de conciencia y atado a las decisiones, humores y vaivenes de otros.

Ser consecuente te obliga a ser paciente, saber que tu conducta es el resguardo para muchos que no saben en quien confiar.

El obsecuente termina solo cuando ya no le es útil al dirigente, a la empresa, al sistema a quiénes les entregó su libertad.

Ser consecuente con una idea es saber siempre donde uno está parado y lo que se realiza en la vida diaria lleva el sello de la seguridad.

El consecuente se puede equivocar, se es humano; pero siempre desde la convicción y no desde la especulación.

La especulación justamente es el motor permanente del obsecuente. Y eso destruye cualquier lazo de confianza que se pueda tener.

El consecuente tiene la tranquilidad de conciencia que da la confianza en una idea, una ideología, una doctrina que le permite pararse frente a sus adversarios sabiendo lo que piensa, siente y quiere.

Se acercan momentos de definiciones en la política de la localidad, la provincia y el poder central. Nuevamente ha comenzado la lucha entre los “consecuentes” y los “obsecuentes”.

Los consecuentes no se arrepienten de ser amigos de sus amigos, ni los ocultan. Los reconocen, los muestran y se sienten orgullosos.

Los obsecuentes los esconden, los niegan. Excepto que los beneficien.

En ocasiones quienes hacen uso y abuso del término obsecuente para atacar a sus adversarios que no piensen ni actúen igual, es tan obsecuente y al final se convierte en un fracasado al no poder lograr plantear, debatir e imponer sus ideas para revertir la obsecuencia y que esta pase a ser consecuente.

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