Todo un país pintado de Naranja, otro de Celeste - Piedra OnLine

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miércoles, 14 de julio de 2010

Todo un país pintado de Naranja, otro de Celeste





Holanda vivió su fiesta tras el subcampeonato y Uruguay reconoció el cuarto puesto de su selección con una multitud.

Holanda y Uruguay > Los Juegos Olímpicos son el acontecimiento madre del deporte. Pero nada se equipara a la pasión que genera el Mundial de fútbol. Nada. Son 30 días que paralizan al planeta, que conmueven a los ganadores y hasta transforman en héroes a los que se quedan en la puerta de la gloria eterna. Como nunca, Sudáfrica 2010 demostró hasta qué punto se puede unir a un país con un equipo de fútbol, al menos por un rato. España, campeón, fue el primero en tener su fiesta popular. Y ayer le tocó a Holanda, finalista, y a Uruguay, que fue cuarto luego de 40 años.
La derrota y las críticas al duro juego de los holandeses parecieron perderse ayer en medio de una ola de entusiasmo popular. "En Ámsterdam no había un ambiente así desde que vinieron Los Beatles, y antes de eso, sólo con Elvis Presley", dijo un comentarista de televisión.
Los jugadores quedaron sorprendidos. "Es como si hubiésemos ganado", dijo Robin van Persie en medio de una fiesta marcada por ríos de banderas... y de cerveza. "Jamás habría esperado esto, hace realmente bien", dijo Nigel de Jong. Gritos de "¡Viva Holanda!", estruendo de vuvuzelas y cerca de 180.000 hinchas cantando y bailando taparon las penas por la tercera final perdida por Holanda.
La jornada empezó con el gobierno otorgando su máxima distinción al entrenador Bert van Marwijk y al capitán Giovanni van Bronckhorst. Siguió con un paseo en barco por los pintorescos canales de Ámsterdam, colmados de Naranja, y terminó con una fiesta estilo rave ante miles de hinchas.

Un mar Celeste
En Montevideo, la Celeste también tuvo su baño de multitudes. Con una caravana por el centro de Montevideo seguida por miles de uruguayos que terminó en las escalinatas del Congreso. Allí, el presidente José Mujica resumió el sentimiento predominante: "Gracias, nos dieron la esperanza de soñar".
Entre 150.000 y 200.000 personas desafiaron al frío polar. Emocionado, agradecido, siempre calmo, el técnico Oscar Tabárez, advirtió que "no hay que quedarse sólo con los resultados para valorar lo que se hace. El éxito no son sólo resultados, sino las dificultades que se pasan para obtenerlos y la lucha permanente, el camino es la recompensa. Gracias, gracias, muchas gracias. ¡Uruguay nomás!".
"Nunca nos imaginamos esto. Comentamos con los muchachos que esto que nos están regalando es mucho más de lo que merecemos. Nosotros sólo hicimos lo que cualquier jugador uruguayo que viste la celeste haría, que es dejar la vida", dijo Diego Lugano, el capitán.
Después pidió la palabra Sebastián Abreu quien rompió toda formalidad, como es su costumbre, para decir: "Espero que cuando sea candidato a presidente tenga toda esta gente que me vote. Este cariño no vino con el cuarto puesto, sino con las eliminatorias" recordó Abreu y volvió a agradecer.
Los futbolistas, técnicos y jugadores recibieron una medalla de oro y cerraron la fiesta con la creación de la Fundación Celeste para "estimular la mejora de las condiciones, la promoción de talentos y contribuir con el crecimiento de personas y de organizaciones sociales".

Se dijo

"Acariciamos la gloria. Y al volver nos encontramos con una copa que va mucho mas allá de lo que nos pudimos imaginar, ver a todo el Uruguay unido, abrazado, orgulloso". (Diego Lugano)

"Las dos horas del domingo pasado fueron las más difíciles de toda mi carrera. Estoy física y emocionalmente agotado, pero la FIFA me ha apoyado muchos no sólo en la final sino durante todo el campeonato. No sentimos que teníamos muchas opciones, excepto de llevar el partido en la manera en la que lo hice. Nos sentimos satisfechos de haber hecho un trabajo complicado bajo circusntancias difíciles con la mejor de nuestras habilidades". (Howard Webb, el criticado árbitro inglés que dirigió la final del Mundial)

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