Si no fuera por el “casi”, sería perfecto. Teatro Inkyetu en cada propuesta mensual en Piedra del Águila no baja de las cincuentas personas y hubieron muchas más. El arte teatral tiene adeptos y tiene sumatorios, acompañados de la buena elección de las obras que llegan a la sala municipal. Casi todo puntual, el comienzo, el buen gusto, el clima , la atención, el respeto al silencio (salvo algunos celulares), a los aplausos, a las risas a todo.
La obra presentada por Araca la Barda de Neuquén fue espeluznante. Sin realizar una auto critica de si es verdad o no de la propuesta en escena, se podría decir que cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. Pero...cerca del lugar que ocupaba en la sala a varios pareciera que la obra fuera realizada exclusivamente para la ocasión. Varios docentes... y otros que no lo son, dejaban escapar el, “es vedad a mi me pasó”, “tendríamos que traerla a fulana de tal” o “que raro que que no nos van a estar pegando”...Todos reían, y hasta se identificaban...un viernes por la noche una docente corrigiendo los trabajos de los alumnos para que el marido salga a divertirse con sus amigos. La sorpresa de éste al suspenderse el asado, vuelve al hogar y encuentra que su mujer docente había salido...vaya a saber adonde.-
Excelente puesta en escena, capacidad actoral al más alto nivel, que mantuvo a los espectadores atento a cada minuto del desarrollo de la Obra. El costo de la entrada terminó siendo una buena inversión. Calidad, calidez, atención y un mensaje de la “Real” realidad... que más se puede pedir..
El Debut
Antes, Marta Rapimán, Sandra Rojas y Alvaro Soto interpretaron una Obra corta introductoria a la frutilla del postre del que hablara anteriormente. Muy buenos los tiempos empleados con pausas largas que provocaban aún más la bronca por la falta de respuesta por porte de la Sra. Pociotti (tan remarcada por la Asistente Social). Si bien el papel de Sandra Rojas, de una madre con poco “nivel” cultural, pobre de la vida y de todo lo que le estaba pasando, no llegó a meterse el papel de la “pobre madre” que nadie la ayuda o la entiende en estas circunstancias que le toca vivir. Menos que el estado la entienda. Marta Rapimán por su parte, se “comió” el papel, era realmente esa asistente rompe “...” que viene a cumplir el trabajo que le encomendaron por el cual el estado le paga. El vestuario marcaba la diferencia, Marta del bien y Sandra del mal. Alvaro tuvo una fugaz presentación y suficiente para ilustrar el papel de la Sra Pociotti, estaba viviendo. Un drama con final abierto, donde cada uno queda con la incógnita e incluso la sorpresa de ambas al final de la Obra.
Buen debut, comprometidas con lo que hacen. En la vida real tanto Marta como Sandra, son madres, padres, trabajan, estudian y se hacen un tiempo para actuar. Piedra On Line, le desea lo mejor a ambas.
Fotos y Texto: Juan Franco
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