Una manifestación, ayer, en las calles de Pekín.
Pekín (dpa) >¿Podrá seguir ascendiendo económicamente la inmensa potencia china sin conceder más libertades a su pueblo? Los comunistas se oponen a cualquier liberalización, sin embargo muchos chinos ven en su jefe de gobierno, Wen Jiabao, a un reformista.
El país comunista está viviendo un otoño caldeado. La concesión del Premio Nobel de la Paz al defensor de derechos humanos preso, Liu Xiaobo, así como los llamamientos en favor de reformas políticas han instalado la inquietud en el seno del Partido Comunista, que realmente sólo tiene previsto acometer una reforma generacional.
Precisamente el primer ministro Wen Jiabao se perfila como partidario de reformas. Intelectuales chinos y observadores extranjeros se aferran a sus más recientes palabras: “No sólo debemos impulsar reformas económicas sino también reformas políticas” o su advertencia de que sin reformas políticas se podrían “perder” los avances alcanzados.
En una entrevista con la cadena televisiva CNN, Wen Jiabao se mostró visiblemente combativo, lo que le valió incluso la portada en la edición asiática de la revista “Time”. Pero Yu Jie, autor del libro “China''s Best Actor: Wen Jiabao” (“El mejor actor de China: Wen Jiabao”) no se deja impresionar. Yu, cuyo libro solo pudo salir a la venta en Hong Kong, cree que los optimistas, que consideraron al popular primer ministro (“Opa Wen”) un reformista, cayeron en la trampa de la propaganda. “Sólo si Liu Xiaobo es puesto en libertad, podría empezar a cambiar algunos de mis comentarios”, dijo en conversación con dpa Yu Jie. “En caso contrario no le creeré ni una palabra”.
En cualquier caso el Pemio Nobel, el debate en torno a reformas y los llamamientos a asumir los “valores universales” han desatado acaloradas discusiones, que acompañan la reunión otoñal de cuatro días del Comité Central. Los 370 miembros prepararán la sucesión del jefe de Estado y de partido Hu Jintao por Xi Jinping, el actual heredero a la corona.
Pekín (dpa) >¿Podrá seguir ascendiendo económicamente la inmensa potencia china sin conceder más libertades a su pueblo? Los comunistas se oponen a cualquier liberalización, sin embargo muchos chinos ven en su jefe de gobierno, Wen Jiabao, a un reformista.
El país comunista está viviendo un otoño caldeado. La concesión del Premio Nobel de la Paz al defensor de derechos humanos preso, Liu Xiaobo, así como los llamamientos en favor de reformas políticas han instalado la inquietud en el seno del Partido Comunista, que realmente sólo tiene previsto acometer una reforma generacional.
Precisamente el primer ministro Wen Jiabao se perfila como partidario de reformas. Intelectuales chinos y observadores extranjeros se aferran a sus más recientes palabras: “No sólo debemos impulsar reformas económicas sino también reformas políticas” o su advertencia de que sin reformas políticas se podrían “perder” los avances alcanzados.
En una entrevista con la cadena televisiva CNN, Wen Jiabao se mostró visiblemente combativo, lo que le valió incluso la portada en la edición asiática de la revista “Time”. Pero Yu Jie, autor del libro “China''s Best Actor: Wen Jiabao” (“El mejor actor de China: Wen Jiabao”) no se deja impresionar. Yu, cuyo libro solo pudo salir a la venta en Hong Kong, cree que los optimistas, que consideraron al popular primer ministro (“Opa Wen”) un reformista, cayeron en la trampa de la propaganda. “Sólo si Liu Xiaobo es puesto en libertad, podría empezar a cambiar algunos de mis comentarios”, dijo en conversación con dpa Yu Jie. “En caso contrario no le creeré ni una palabra”.
En cualquier caso el Pemio Nobel, el debate en torno a reformas y los llamamientos a asumir los “valores universales” han desatado acaloradas discusiones, que acompañan la reunión otoñal de cuatro días del Comité Central. Los 370 miembros prepararán la sucesión del jefe de Estado y de partido Hu Jintao por Xi Jinping, el actual heredero a la corona.
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