Partidarios del régimen atacaron a los manifestantes para desalojarlos de la plaza mayor de El Cairo, de la que aseguran no se irán hasta que caiga el régimen. Intervino el ejército para separar a los dos bandos. Preocupación mundial por el país. El régimen contraataca en un intento por evitar su salida y condiciona negociación.
EL CAIRO (AFP) - Los partidarios del presidente Hosni Mubarak irrumpieron ayer en medio de la protesta y libraron ayer una batalla campal con los opositores al régimen en El Cairo que dejó tres muertos y 639 heridos, un día después de que el mandatario se negara a abandonar el poder de inmediato, como le exigen los manifestantes.
Anoche, el ejército se había desplegado masivamente en la plaza Tahrir (Liberación en árabe), una inmensa explanada del centro de El Cairo que se ha convertido desde el 25 de enero en fortín de los manifestantes opuestos a Mubarak. Se escuchaban disparos y se vio al menos un herido por impacto de bala .
Según el ministro de Salud Ahmed Hosni Farid, citado por la televisión pública, tres personas murieron y otras 639 resultaron heridas el miércoles en la plaza Tahrir, en su mayoría por pedradas.
Miles de partidarios de Mubarak habían irrumpido a primeras horas de la tarde en esa plaza. En cuestión de minutos, los dos bandos empezaron a lanzarse piedras y a golpearse a palos.
Al caer la noche, los partidarios de Mubarak lanzaron cócteles molotov y hubo disparos de gases lacrimógenos.
Los partidarios de Mubarak hasta cargaron a camello contra los manifestantes. Algunos tenían incluso cuchillos.
Los miembros del campo anti-Mubarak detuvieron a varios atacantes y los entregaron a los soldados, que se encontraban al otro extremo de la plaza.
Los periodistas no se libraron de los golpes. El ejército tuvo que intervenir en la plaza Tahrir para socorrer al camarógrafo de una televisión canadiense al que la multitud quería linchar.
Y, según testigos, los partidarios de Mubarak se ensañaron con periodistas que abandonaban la plaza. Varios reporteros fueron detenidos por el toque de queda.
Los partidarios de Mubarak irrumpieron por un acceso vigilado la víspera por soldados que controlaban la entrada a la plaza, donde medio millón de personas se habían reunido para pedir la renuncia inmediata del presidente, de 82 años, en el poder desde 1981.
Horas antes de los enfrentamientos, el ejército, que el lunes se había granjeado la simpatía de los manifestantes al considerar "legítimas" sus reivindicaciones, los instó a terminar su movilización. Por la noche, el vicepresidente Omar Suleimán advirtió que el diálogo con la oposición no podía empezar mientras hubiera manifestaciones.
Mubarak anunció el martes su decisión de abandonar el poder en septiembre, cuando concluya su mandato. Y ayer tomó medidas para apaciguar los ánimos, como la de acortar el toque de queda y la de restablecer internet.
Ignorando el llamado del Ejército y no satisfechos con la decisión de Mubarak de no presentarse en septiembre, los opositores confirmaron la convocatoria de una manifestación masiva para el viernes, día de oración en los países musulmanes.
La situación en Egipto es inquietante, al tratarse de un aliado de Occidente y uno de los dos únicos países árabes en firmar un tratado de paz con Israel (el otro es Jordania). Además controla el canal de Suez, por donde pasa el abastecimiento petrolero de los países industrializados.
Pero las capitales occidentales parecen cada vez más resignadas a abandonar a Mubarak a su suerte pidiéndole iniciar un verdadero proceso de transición que vaya más allá del mero anuncio de dejar el poder en septiembre.
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, se sumo ayer al presidente estadounidense Barack Obama y le reclamó a Mubarak que actúe "lo más rápidamente posible" hacia la "transición" política.
EL CAIRO (AFP) - Los partidarios del presidente Hosni Mubarak irrumpieron ayer en medio de la protesta y libraron ayer una batalla campal con los opositores al régimen en El Cairo que dejó tres muertos y 639 heridos, un día después de que el mandatario se negara a abandonar el poder de inmediato, como le exigen los manifestantes.
Anoche, el ejército se había desplegado masivamente en la plaza Tahrir (Liberación en árabe), una inmensa explanada del centro de El Cairo que se ha convertido desde el 25 de enero en fortín de los manifestantes opuestos a Mubarak. Se escuchaban disparos y se vio al menos un herido por impacto de bala .
Según el ministro de Salud Ahmed Hosni Farid, citado por la televisión pública, tres personas murieron y otras 639 resultaron heridas el miércoles en la plaza Tahrir, en su mayoría por pedradas.
Miles de partidarios de Mubarak habían irrumpido a primeras horas de la tarde en esa plaza. En cuestión de minutos, los dos bandos empezaron a lanzarse piedras y a golpearse a palos.
Al caer la noche, los partidarios de Mubarak lanzaron cócteles molotov y hubo disparos de gases lacrimógenos.
Los partidarios de Mubarak hasta cargaron a camello contra los manifestantes. Algunos tenían incluso cuchillos.
Los miembros del campo anti-Mubarak detuvieron a varios atacantes y los entregaron a los soldados, que se encontraban al otro extremo de la plaza.
Los periodistas no se libraron de los golpes. El ejército tuvo que intervenir en la plaza Tahrir para socorrer al camarógrafo de una televisión canadiense al que la multitud quería linchar.
Y, según testigos, los partidarios de Mubarak se ensañaron con periodistas que abandonaban la plaza. Varios reporteros fueron detenidos por el toque de queda.
Los partidarios de Mubarak irrumpieron por un acceso vigilado la víspera por soldados que controlaban la entrada a la plaza, donde medio millón de personas se habían reunido para pedir la renuncia inmediata del presidente, de 82 años, en el poder desde 1981.
Horas antes de los enfrentamientos, el ejército, que el lunes se había granjeado la simpatía de los manifestantes al considerar "legítimas" sus reivindicaciones, los instó a terminar su movilización. Por la noche, el vicepresidente Omar Suleimán advirtió que el diálogo con la oposición no podía empezar mientras hubiera manifestaciones.
Mubarak anunció el martes su decisión de abandonar el poder en septiembre, cuando concluya su mandato. Y ayer tomó medidas para apaciguar los ánimos, como la de acortar el toque de queda y la de restablecer internet.
Ignorando el llamado del Ejército y no satisfechos con la decisión de Mubarak de no presentarse en septiembre, los opositores confirmaron la convocatoria de una manifestación masiva para el viernes, día de oración en los países musulmanes.
La situación en Egipto es inquietante, al tratarse de un aliado de Occidente y uno de los dos únicos países árabes en firmar un tratado de paz con Israel (el otro es Jordania). Además controla el canal de Suez, por donde pasa el abastecimiento petrolero de los países industrializados.
Pero las capitales occidentales parecen cada vez más resignadas a abandonar a Mubarak a su suerte pidiéndole iniciar un verdadero proceso de transición que vaya más allá del mero anuncio de dejar el poder en septiembre.
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, se sumo ayer al presidente estadounidense Barack Obama y le reclamó a Mubarak que actúe "lo más rápidamente posible" hacia la "transición" política.
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