
El candidato a la reelección Jorge Sapag pronunció uno de los discursos clave de la campaña. Fue en Junín de los Andes. Aceptó la declinación grave de la producción y el problema de precios en el petróleo y el gas. Pero lo contrastó con los nuevos descubrimientos y el potencial de los yacimientos no convencionales, para asegurar que Neuquén tiene una segunda oportunidad histórica. Sapag habló de la actualidad petrolera y prometió novedades para mayo (foto prensa partidaria)
Jorge Sapag tocó uno de los puntos más altos de emotividad que se le recuerden durante una campaña electoral, y en plena Semana Santa, en Junín de los Andes, lanzó un categórico “Dios es Neuquino, y nos ha permitido avizorar un nuevo destino para nuestra provincia”.
El candidato a la reelección disparó la frase en un contexto donde estaba reflexionando sobre una doble actualidad de los recursos energéticos de Neuquén: por un lado, la comprobada declinación de sus yacimientos convencionales; por el otro, la esperanza prometida por los descubrimientos exploratorios de yacimientos no convencionales, gas y petróleo alojados en la piedra y las arenas compactas, a mucha profundidad.
Tal vez nunca antes Sapag había marcado tan claramente esa doble percepción de la realidad neuquina. Fue duro, en este sentido, aludiendo al reclamo de mejores precios para la producción neuquina.” Que no nos usen más como colonia para llevarse nuestro gas y nuestro petróleo”, dijo, por ejemplo.
Antes, había expresado con claridad –también su compañera de fórmula, Ana Pechen- que si “el precio es malo”, inevitablemente “la producción declina”, por dos razones: “porque tenemos yacimientos maduros, segundo porque no hay precio”.
“Los empresarios no quieren invertir ni sacar más gas y petróleo porque el precio no les resulta atractivo, es un círculo vicioso”, sostuvo Sapag.
Contrastó esto, claro, con la evidencia de la “gran esperanza” neuquina. Fue allí donde introdujo la bendición divina, sobre la segunda oportunidad que evidentemente se le plantea a la provincia, con el potencial de los yacimientos no convencionales.
“En los primeros días de mayo ustedes van a tener novedades con respecto al petróleo alojado en este tipo de yacimiento”, anticipó en este contexto. Y se preguntó “¿cuántas veces los neuquinos fuimos abordados con la mala onda del agotamiento a las reservas?”.
En términos absolutamente coloquiales, el candidato destacó que cuando se habla de gas y petróleo “para seis o siete años”, todos se preguntan “qué va a ser de nuestros hijos, qué va a ser de nuestra familia”.
“Bueno, con lo que se ha descubierto hay reservas para varias generaciones, así que ya no tenemos el problema de la angustia de pensar que los neuquinos nos vamos a quedar sin gas y petróleo, el recurso está”, aseguró.
Jorge Sapag tocó uno de los puntos más altos de emotividad que se le recuerden durante una campaña electoral, y en plena Semana Santa, en Junín de los Andes, lanzó un categórico “Dios es Neuquino, y nos ha permitido avizorar un nuevo destino para nuestra provincia”.
El candidato a la reelección disparó la frase en un contexto donde estaba reflexionando sobre una doble actualidad de los recursos energéticos de Neuquén: por un lado, la comprobada declinación de sus yacimientos convencionales; por el otro, la esperanza prometida por los descubrimientos exploratorios de yacimientos no convencionales, gas y petróleo alojados en la piedra y las arenas compactas, a mucha profundidad.
Tal vez nunca antes Sapag había marcado tan claramente esa doble percepción de la realidad neuquina. Fue duro, en este sentido, aludiendo al reclamo de mejores precios para la producción neuquina.” Que no nos usen más como colonia para llevarse nuestro gas y nuestro petróleo”, dijo, por ejemplo.
Antes, había expresado con claridad –también su compañera de fórmula, Ana Pechen- que si “el precio es malo”, inevitablemente “la producción declina”, por dos razones: “porque tenemos yacimientos maduros, segundo porque no hay precio”.
“Los empresarios no quieren invertir ni sacar más gas y petróleo porque el precio no les resulta atractivo, es un círculo vicioso”, sostuvo Sapag.
Contrastó esto, claro, con la evidencia de la “gran esperanza” neuquina. Fue allí donde introdujo la bendición divina, sobre la segunda oportunidad que evidentemente se le plantea a la provincia, con el potencial de los yacimientos no convencionales.
“En los primeros días de mayo ustedes van a tener novedades con respecto al petróleo alojado en este tipo de yacimiento”, anticipó en este contexto. Y se preguntó “¿cuántas veces los neuquinos fuimos abordados con la mala onda del agotamiento a las reservas?”.
En términos absolutamente coloquiales, el candidato destacó que cuando se habla de gas y petróleo “para seis o siete años”, todos se preguntan “qué va a ser de nuestros hijos, qué va a ser de nuestra familia”.
“Bueno, con lo que se ha descubierto hay reservas para varias generaciones, así que ya no tenemos el problema de la angustia de pensar que los neuquinos nos vamos a quedar sin gas y petróleo, el recurso está”, aseguró.
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