Evaluación del resultado posible y los escenarios probables. Cómo está el MPN, y cómo el partido de Quiroga. La lucha previa de los favoritos. La posibilidad de alguna sorpresa. Análisis periodístico para contribuir al debate.
Con una marcada disputa psicopolítica previa a la definición en las urnas, entre el representante del MPN José Brillo y el del NCN, Horacio Quiroga, los ciudadanos neuquinos elegirán este domingo en unos comicios trascendentales por sus implicancias, no solo prácticas e inmediatas, sino a mediano plazo, teniendo en cuenta ya el escenario hacia el 2015.
Los dos llegan claramente recortados como favoritos. Este diario lo dijo desde el primer momento, y después las encuestas le dieron la razón. Todavía falta comprobar si el resultado condice con el proceso que lo animó, o si hay alguna gruesa sorpresa, cuestión que nunca puede descartarse.
En el MPN, hay una sensación ambivalente en las horas previas al dictamen de las urnas. Una parte se tiene confianza absoluta en conseguir el objetivo máximo, que es sumar a la capital como distrito político a la poderosa tracción que se pretende para garantizar larga vida por delante al partido provincial que gobierna desde 1963. Otra tiene dudas: estima que haber puesto todo no garantiza un resultado favorable, y que también habrá que tener suerte, y sumar a los astros del cosmos metafísico a lo que ya se hizo en el terreno de la política concreta.
El aparato partidario provincialista jugó al máximo. Se dice que ha habido elaborados y reservados encuentros con referentes de otros partidos para que interpretaran que la consigna central de la coyuntura sería frenar el envión casi milagroso de Horacio Quiroga. En concreto, se ha operado para sumar votos a Brillo con el contundente concepto de resignar el “voto perdido” y transmutarlo en “voto útil”.
Claro, todo esto se dice, y posiblemente nunca se ratifique oficialmente. Hasta es posible que se niegue con énfasis. De cualquier manera, queda y quedará claro que el MPN puso toda la carne en el asador: desde el trabajo militante casa por casa, hasta los más sofisticados métodos que la política argentina utiliza cuando es necesario, y cuando no, también.
En el NCN de Quiroga hay esperanza en ganar, pero también miedo a que todo el entusiasmo y el indudable respaldo de anchas capas de la clase media neuquina no alcance. Se ha intentado no dejar ningún cabo suelto, y también de desarmar todo tipo de operaciones montadas en perjuicio de la figura del candidato que quiere un tercer período.
Lo cierto es que los comicios del domingo determinarán un nuevo escenario con dos posibilidades abiertas: una, la del retorno del MPN a la capital, con la consecuencia inmediata de reforzar la gobernabilidad de Sapag, y de propiciar un tránsito más fecundo hacia el trasvase generacional que se pretende para construir las candidaturas futuras. La otra, será la que determine la suerte de la oposición al partido gobernante, y quién sintetizará esa opción que hasta ahora ha fracasado constantemente. Los votos dirán si esa persona es Quiroga, o si habrá que buscar en el ancho arcón de las ambiciones jóvenes alguna opción más renovadora.
Rubén Boggi
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