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miƩrcoles, 5 de octubre de 2011

Kirchnerismo exportado

Aunque a la presidenta Cristina FernĆ”ndez de Kirchner le encanta aprovechar las oportunidades que le brindan los foros internacionales para predicar los mĆ©ritos del "modelo" econĆ³mico autĆ³ctono, no le gustarĆ­a para nada que los gobiernos de otros paĆ­ses, convencidos por su elocuencia, decidieran imitarla, pero tal y como estĆ”n las cosas no sorprenderĆ­a que muchos comenzaran a hacerlo. De ser asĆ­, la Argentina se verĆ­a entre los paĆ­ses mĆ”s perjudicados. Por cierto, de optar la presidenta brasileƱa Dilma Rousseff por una polĆ­tica comercial kirchnerista que la hiciera frenar bajo pretextos diversos la importaciĆ³n de productos argentinos, el impacto sobre nuestro paĆ­s serĆ­a con toda seguridad muy doloroso. Mal que nos pese, los presagios en tal sentido son ominosos. Por motivos comprensibles, los empresarios brasileƱos, en especial los del Estado de San Pablo, estĆ”n pidiendo al gobierno de Dilma que reaccione con mĆ”s vigor contra las medidas a su entender arbitrarias que han tomado el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, y la ministra de Industria, DĆ©bora Giorgi, con el propĆ³sito de salvarnos de una "invasiĆ³n" de bienes forĆ”neos.

Aunque los brasileƱos insisten en que son reacios a ocasionarle a Cristina dificultades antes de celebrarse las elecciones presidenciales del 23 de octubre, se prevĆ© que, una vez concluido el trĆ”mite, emprenderĆ”n una ofensiva con la intenciĆ³n de forzarla a dejar de mantener sus productos bloqueados por mucho tiempo en la Aduana.

El cambio de actitud del gobierno de Dilma se debe no sĆ³lo al fastidio que le ha provocado la estrategia proteccionista de nuestro gobierno –segĆŗn la OrganizaciĆ³n Mundial de Comercio, la Argentina estĆ” entre los paĆ­ses mĆ”s proteccionistas del planeta, razĆ³n por la que hace poco su director, Robert Zoellick, exhortĆ³ al gobierno a no tomar mĆ”s "decisiones estĆŗpidas"–, sino tambiĆ©n a la pĆ©rdida de competitividad de la economĆ­a brasileƱa. A pesar de ser considerado por casi todos una potencia emergente muy prometedora, se pronostica que este aƱo Brasil crecerĆ” un relativamente magro 3,5%, mientras que la tasa de inflaciĆ³n, que supera el 7% anual, asusta tanto al gobierno que se ha resignado a enfriar la economĆ­a a fin de reducirla. Por lo demĆ”s, el gobierno de Dilma estĆ” devaluando esporĆ”dicamente el real que, conforme a todos los parĆ”metros, se ha hecho demasiado fuerte Ćŗltimamente, lo que alarma mucho a nuestros empresarios; saben que la devaluaciĆ³n del real, que a partir de inicios de agosto ha perdido casi el 20% de su valor, combinada con la ralentizaciĆ³n de la economĆ­a del socio mayor del Mercosur, golpearĆ” con dureza las exportaciones de bienes industriales que dependen excesivamente de la buena voluntad brasileƱa. Asimismo, estĆ” incidiendo en el turismo puesto que, desde el punto de vista de nuestros vecinos, la Argentina ya no es un paĆ­s barato, pero desde la de los argentinos, Brasil sĆ­ lo es.

Si no fuera por la inflaciĆ³n –la de las consultoras multadas y los supermercados, no la del Indec– el gobierno de Cristina podrĆ­a asegurar que el peso acompaƱara al real, y otras monedas, para conservar su competitividad, pero no quiere arriesgarse permitiĆ©ndolo por entender que tendrĆ­a un impacto inmediato en los precios locales. Por constituir la relaciĆ³n del peso con el dĆ³lar estadounidense que, a pesar de todo, sigue siendo la moneda de referencia internacional, el ancla que impide que el paĆ­s caiga en una nueva espiral inflacionaria de consecuencias previsibles, a los responsables del "modelo" les falta un instrumento econĆ³mico fundamental en tiempos tan agitados como los actuales, en los que son muchos los paĆ­ses que estĆ”n tratando de defenderse manipulando el valor de la moneda. Si Brasil logra recuperarse pronto, el tema dejarĆ” de ser tan importante ya que de acuerdo comĆŗn la evoluciĆ³n de nuestra economĆ­a depende en buena medida del poder de compra del socio dominante del Mercosur, pero por desgracia parecerĆ­a que tendrĆ”n que transcurrir algunos aƱos antes de que ello ocurra. Mientras tanto, al gobierno kirchnerista le serĆ” necesario prepararse para una coyuntura internacional mucho menos benigna que la acostumbrada, una en la que las autoridades de otros paĆ­ses se sentirĆ”n tentadas a privilegiar sus propios intereses con mĆ©todos parecidos a los empleados por los kirchneristas mismos.

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