Bien al Sur: "La comparsa del Negro Díaz" - Piedra OnLine

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lunes, 2 de abril de 2012

Bien al Sur: "La comparsa del Negro Díaz"

Bien al Sur
"La comparsa del Negro Díaz" es el primer largometraje de la Universidad Nacional de Río Negro. Rodado en la Línea Sur, el documental retrata el viaje iniciado por el reportero gráfico Alfredo Leiva y rescata las historias de los esquiladores.

 Desde el anonimato y “escondidos en la Patagonia”, tal como los recuerda el fotógrafo Alfredo “Chino” Leiva, así se abocan los esquiladores a una ardua tarea, labor que les consume tiempo, energía y la propia vida, y que les deja impresa en la piel la geografía misma: intensa e inabarcable.
Con la intención de entender la actividad, pero ante todo con el objetivo de “descubrir” a las personas que construyen sus historias detrás de ella, el Chino se puso en contacto con uno de los personajes más emblemáticos del sur rionegrino y empezó a trabajar en lo que será “La comparsa del Negro Díaz”, un filme documental que dibuja su recorrido fotográfico y que reconstruye la biografía de los retratados.

El rodaje, realizado en noviembre de 2011, estuvo a cargo del Centro de Producción de Contenidos Audiovisuales (CPCA) de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) y actualmente se encuentra en etapa de edición. Dirigido por Tomás Coudures y con fecha de finalización entre abril y mayo próximo, uno de los objetivos es que éste, el primer largometraje de la universidad, llegue a ser emitido por Canal Encuentro.

Mostrar lo local
Acosado por una idea que lo visitaba desde hace tiempo, Leiva se dispuso a darle cuerpo a una imagen mental, a algo de lo que sólo había escuchado hablar.
“Oía sobre las comparsas, pero sólo las imaginaba. No sabía de qué se trataba en realidad. Quería saber, meterme en ese mundillo para ver cómo hacen estos personajes para estar cuatro meses afuera de sus casas”, recordó el fotógrafo de 49 años sobre la curiosidad que lo llevó a recorrer durante una semana algunas estancias cercanas a la localidad de Ingeniero Jacobacci y a cruzar por completo la provincia de Chubut.
“Soy un apasionado de la vida y de la cultura patagónica. Siempre pienso que hay poco material visual acerca de nuestra gente. Y creo que el aporte que hago fotográficamente debe y vale la pena ser difundido”, analizó Leiva, nacido en Bariloche, ciudad que sólo abandonó durante algunos años para estudiar fotoperiodismo en Barcelona, España.
“Difundir la cultura patagónica es lo que me importa. Después, si el documental gana o no algo, no es la intención con la que trabajo. El poder mostrar esta forma de vivir es lo más valioso que le puede pasar al filme”, comentó el reportero gráfico, que espera poder editar un libro que recopile las imágenes obtenidas durante el “trabajo de campo”.

Sacrificio
Más allá de una necesidad de divulgar su obra, lo que mueve a este artista a mostrar sus imágenes no es el reconocimiento, sino dar visibilidad a una actividad que, más allá del tiempo, continúa siendo “artesanal” y sacrificada. Una actividad que involucra a muchas personas capaces de resignar lo que tienen para perderse largos meses en la inmensa Patagonia.
“Estamos ante un trabajo que se sigue haciendo con poco avance, como hace 10 años atrás. Lo único que ha cambiado es una tijera por una máquina que funciona con electricidad y que permite esquilar muchas más ovejas que antes. Nada más”, compara el fotógrafo que resaltó que 2011 “ha sido particularmente complicado por la ceniza. Se han perdido muchos animales. También las tendinitis son más frecuentes al tratar de esquilar, porque la lana está más trabada”.

Nómadas
La esquila se realiza de septiembre a diciembre. Y a pesar de hacerse una vez al año es uno de los momentos de mayor actividad en las estancias que reciben a las cuadrillas o “las comparsas” que van “migrando” hacia donde se requiere sus servicios.
“Es todo un equipo. Está el agarrador que es el que trae las ovejas y las ‘planta’ al pie del esquilador en una posición ya lista para comenzar. Después está el que va contando las ovejas que cada uno esquiló y va colocando unas chapitas en una lata por cada animal listo. Hay mecánicos, electricistas, médicos de ovejas. Y después están los que acomodan la lana, que tienen diferentes sectores. También hay un cocinero que se encarga de preparar todas las comidas”, detalló Leiva sin demasiada precisión sobre el nombre técnico de cada “segmento de la cadena”.
“Se trasladan con sus pertenencias: colchón, ropa, cosas para higienizarse. Todo lo que van a necesitar el tiempo que están afuera de sus hogares. Duermen en galpones y muchas veces a la intemperie”, profundizó sobre el sacrificio que realizan cada año los reclutados por el Negro Díaz, un hombre que sobresale del resto.
Consultado al respecto de por qué se eligió a Díaz como ‘protagonista’ del filme, Leiva justificó que “dimos con 'el' personaje. Es increíblemente curioso, inquieto y trabajador. Es un tipo que todo lo que toca como que le da un tinte especial. Tiene un museo en su casa y durante estos cuatro meses abandona todas estas cosas para buscar esquiladores y todo el personal que necesita. Tiene un (colectivo) Mercedes (Benz) del año 69, en el que va recorriendo las estancias”, agrega.

El filme
Alejado de las pautas que dicta un guión cinematográfico, el relato que se va construyendo entre imágenes y charlas, “es un relato como de amigos”, según explicó Leiva, reconocido reportero gráfico de la región que además colabora con el diario La Nación y las agencias internacionales AP y DPA.
“No es una cosa que tiene un guión ya preparado, sino que es lo más natural posible. La idea era charlar de su vida, cuáles son sus proyectos, sus sueños. Saber qué pasa cuando están tanto tiempo afuera de sus casas”, cuenta mientras deja ver esa curiosidad casi antropológica con la que, “sin querer”, va reconstruyendo historias de vida.
“A medida que voy haciendo las fotografías, vamos charlando. Como generalmente sucede cuando documentamos estas cosas, ¿no? Se trata de conocer a la persona que está delante de la cámara, que no sea solamente el frío click del disparo. Digo frío en el sentido de no comunicarnos. Este trabajo tiene la importancia de poder conocer al personaje que está enfrente”, dice y celebra sobre su profesión, una actividad que define como algo “por demás apasionante”.
“Es una sensación maravillosa haber conocido personajes tan particulares. Son patagónicos, se les nota en la cara, las manos, en la forma de hablar… Están tan inmersos en su geografía que sin ellos no sería la Patagonia”, rescató el además ganador del premio Clarín 2010 de Fotografía Periodística por su registro del conflicto vivivo en Bariloche cuando tres jóvenes fueron asesinados por la Policía.

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