CHOELE CHOEL.- El caso Solano ya no
representa una "desaparición de persona" en los expedientes judiciales.
Ahora la causa está caratulada como "investigación por homicidio" y ayer
se marcó un punto de inflexión en Choele Choel, porque ordenaron
detener a siete policías por su presunta participación en los hechos que
sellaron el destino del joven salteño hace ocho meses y medio. Cinco allanamientos en Choele Choel, uno en Lamarque y otro en Sierra Grande dieron forma a la acción judicial –con aporte de Gendarmería– para apresar a los integrantes de la fuerza de seguridad provincial sospechados de la agresión al muchacho salteño el 5 de noviembre del año pasado. (Leer en más información).-
Fuentes oficiales indicaron a este diario que el círculo se cerró sobre esos uniformados luego de que una mujer aportara datos relevantes sobre la última noche en que Solano fue visto con vida. En esa oportunidad policías que cumplían servicios adicionales sacaron al joven de 26 años de un boliche donde pasaba la noche, llevándolo a la vuelta del local, donde –según el mismo testimonio– lo habrían golpeado con saña.
Con esos y otros elementos de peso, el juez Víctor Soto dispuso la detención del oficial principal Héctor Martínez y los suboficiales Sandro Berthe, Juan Barrera, Pablo Bender, Pablo Albarrán y Diego Cuello. También de un agente de apellido Quindel, que fue ubicado en las 40 Viviendas de Sierra Grande por una comisión de la Policía rionegrina que anoche lo trasladó a Viedma.
Los demás imputados también quedaron alojados en el Juzgado Federal de la capital provincial, a donde llegaron en dos camionetas del Escuadrón 22 de Gendarmería, con asiento en Neuquén.
Los allanamientos generaron picos de tensión en Choele Choel. El operativo –del que también tomó intervención el fiscal Guillermo Bodrato– duró más de siete horas y se vivieron cruces entre familiares, amigos, compañeros de trabajos de los detenidos y allegados al joven desaparecido. Distintos periodistas –entre ellos uno de "Río Negro"– también sufrieron agresiones.
Uno de los efectivos, de apellido Berthe, fue detenido en una vivienda de la calle Avellaneda. Otro allanamiento fue realizado sobre la calle Piquillín, donde fue detenido Albarrán. Al momento del procedimiento este efectivo no se encontraba en la zona y al anoticiarse de lo que estaba sucediendo decidió regresar para ponerse a disposición de la Justicia.
El operativo más concurrido fue en los departamentos del barrio Mansilla, donde más de medio millar de personas presenciaron el accionar de los gendarmes y las detenciones de los efectivos Barrera y Martínez.
Cuando ambos eran introducidos esposados en los móviles, a su paso los presentes gritaban "asesino, asesino", mientras que los familiares en pleno clamaban en llanto: "Por favor, son inocentes, no se los lleven, son inocentes". (ARC / AVM / Redacción Central)
