La presentaciĆ³n fue realizada ante la Justicia el jueves pasado. Fue
hecha por una maestra demorada en la madrugada del domingo pasado. Su testimonio.
Un llamado telefĆ³nico la despertĆ³ a eso de las 2.40 de la madrugada del
domingo. Alguien le avisaba que su hijo MatĆas estaba herido y ella
atinĆ³ a llamar a su ex marido para que fuera a buscarlo. Pero minutos
mƔs tarde la volvieron a llamar, esta vez para decirle que el chico
tenĆa “dos tiros encima”. Entonces agarrĆ³ el auto y saliĆ³ ella misma a
buscarlo.
“Mi hijo estĆ” muy metido en la droga”, nos dice. Y reconoce que lo encontrĆ³ empezando a hachar el poste que sostiene la cĆ”mara de seguridad ubicada en Coronel DĆaz y Tres de CaballerĆa. Y que lo encontrĆ³ con la frente y una pierna lastimada a consecuencia de los disparos anti tumultos.
Al verlo, le gritĆ³ que era mamĆ”, que se quedara tranquilo. MatĆas tirĆ³ el hacha y se acercĆ³ a ella llorando, mostrĆ”ndole las heridas. “Estoy cansado de que me peguen, mirĆ” como me tienen, mirĆ” cĆ³mo estoy”. Ella lo abraza y cuando gira para volver a su auto con intenciones de llevarlo al hospital, se encuentra con varios efectivos apuntĆ”ndole con una escopeta. Les dijo que era la madre del chico, que lo habĆa tranquilizado, que se lo llevaba, pero junto a su hijo fue introducida a los empujones en el mĆ³vil. AsĆ lo cuenta. (Ampliar en mĆ”s informaciĆ³n)
“Mi hijo estĆ” muy metido en la droga”, nos dice. Y reconoce que lo encontrĆ³ empezando a hachar el poste que sostiene la cĆ”mara de seguridad ubicada en Coronel DĆaz y Tres de CaballerĆa. Y que lo encontrĆ³ con la frente y una pierna lastimada a consecuencia de los disparos anti tumultos.
Al verlo, le gritĆ³ que era mamĆ”, que se quedara tranquilo. MatĆas tirĆ³ el hacha y se acercĆ³ a ella llorando, mostrĆ”ndole las heridas. “Estoy cansado de que me peguen, mirĆ” como me tienen, mirĆ” cĆ³mo estoy”. Ella lo abraza y cuando gira para volver a su auto con intenciones de llevarlo al hospital, se encuentra con varios efectivos apuntĆ”ndole con una escopeta. Les dijo que era la madre del chico, que lo habĆa tranquilizado, que se lo llevaba, pero junto a su hijo fue introducida a los empujones en el mĆ³vil. AsĆ lo cuenta. (Ampliar en mĆ”s informaciĆ³n)
Lo que sigue en su relato ocurriĆ³ puertas adentro de las comisarĆas 23 y 43. En la primera, dice, fue maltratada verbalmente, prepoteada, no la dejaron llamar a un familiar o abogado, no le explicaron por quĆ© estaba detenida, esposada la forzaron a sentarse de cuclillas pateĆ”ndole un tobillo, pudo ver a travĆ©s de una puerta entreabierta a su hijo tirado en el piso mientras era golpeado. Eso cuenta.
(Su auto quedĆ³ en la calle, abierto, con llaves puestas y documentaciĆ³n encima. Los vecinos lo metieron en el interior de un domicilio para que no fuera secuestrado. TerminĆ³ la noche destrozado).
La maestra fue trasladada a la 43 sin explicaciones. “La camioneta iba a 10 mil kilĆ³metros y frenaba bruscamente. Ćbamos a los tumbos adentro, esposados”.
“Al llegar me sacaron las zapatillas, me tantearon como a una delincuente, me metieron descalza en un calabozo mugriento, con olor a pis y a oscuras. No me decĆan por quĆ© me tenĆan presa. Estaba aislada, pedĆa explicaciones y se me reĆan. A pesar del frĆo tuve que sacarme la ropa para poder respirar, me ahogaba. ReciĆ©n en el cambio de guardia se mostraron mĆ”s humanos y me devolvieron las zapatillas. PedĆ un balde con lavandina para fregar la mugre del lugar donde estaba”.
DespuĆ©s supo, nos cuenta, que a su padre le habĆan dicho en la 23 que estaba demorada por haber sido hallada en estado de ebriedad.
“A las 13.30 llegĆ³ un abogado con mi padre. Quisieron hacerme firmar un papel diciendo que me notificaban mi situaciĆ³n a las 11 y que podĆa llamar a un familiar. Lo firmĆ© aclarando que la hora no era cierta. LeĆ que estaba demorada por resistencia a la autoridad. ReciĆ©n a las 18 quedĆ© libre”.
“No justifico nada de lo que pudo haber hecho mi hijo. Nada. Si tenĆan que llevarlo, no me iba a negar”, concluye llorando a lĆ”grima viva. “Desde el 2009 estoy pidiendo la internaciĆ³n compulsiva de mis dos hijos mayores, los dos con problemas serios de drogas, y nadie hizo nada. Les habĆa conseguido cama en NeuquĆ©n, pero la Justicia no me escuchĆ³. Como eran mayores nada podĆan hacer, me dijeron”.
La mujer nos dice que la cĆ”mara de seguridad debe haber grabado lo sucedido. Y que allĆ estĆ” la prueba de todo.
Su denuncia fue radicada el jueves pasado en sede judicial.