La licenciada Mónica Coronado, autora del libro "Padres en Fuga.
Escuelas Huérfanas", repasa, con ironía, las diversas maneras en que los
adultos convierten a un niño que podría ser "sano" y "feliz" y en un
chico terrible, incapaz de convivir en un entorno reglado.
1) El niño REY, tirano, dictador:
Cuando
nazca dejá de lado todo: pareja, salud, otros familiares, hobbies o
actividades deportivas. Dedicate al niño en forma exclusiva y
excluyente. Tu pareja puede esperar, lo mismo tu salud, tu vida
personal... ¿Qué es eso? Eso que hacías y te hacía feliz, como hacer
ejercicio, leer, tener un hobby, charlar con amigos, etc. Tu objetivo
de vida debe ser estar pendiente del niño. Hacé de tu
maternidad/paternidad una cruzada.
2) "Lo que quieras con tal que dejes de chillar": (Ampliar en más información)
Los niños, todos, tienen berrinches. Si querés echarlo a perder no
dejes que el berrinche llegue, apenas frunza el ceño tratá de concederle
todo lo que desea, aunque sea inadecuado. Apenas ensaye unos pucheros
porque no le comprás ese juguete, corré a conseguirlo, no vaya a ser que
el niño sufra por no tener lo que el 0,02% de los niños tienen.
3) No...pero:
Si considerás que lo que el niño quiere es descabellado (como, por
ejemplo, jugar con el florero de cristal de tu tía Clarita), intentá
parecer una buena madre o un buen padre y decile un NO adornado de
excusas, explicaciones e intentos de razonamiento. Indudablemente el
niño hará un berrinche de proporciones descomunales, con cortes de
respiración y sofocos fríamente calculados como para causarte la
suficiente ansiedad, inquietud o culpa como para que, finalmente cedas
real o vicariamente a sus deseos.
4) No quiero traumatizarte:
Los límites verbales, penitencias, retos o cualquier medida de sanción
no le van a funcionar cuando quieras echarlo a perder, todo lo
contrario. Insistí en que el niño debe desarollarse según su
"naturaleza", sin que le pongas restricciones de ningún tipo. Si quiere
dormirse a las 12 y media de la noche, dibujar las paredes recién
pintadas, comer en el piso, hacer pis en una maceta, acariciar
abofeteando a padre y abuelos, atropellar a otros niños para obtener un
juguete, tenés que dejarlo que actúe a sus anchas, o ¿no son así todos
los niños/as? No permitas que ninguna frustración, por pequeña que sea,
nuble su esplendorosa infancia.
5) El niño florero:
en cualquier reunión social, tu niño debe ocupar un lugar preeminente.
Las conversaciones, por más elevadas que sean, deben interrumpirse
para escuchar primero sus balbuceos, luego sus gritos, canciones o lo
que el niño haga, incluyendo, por supuesto, sonidos indecorosos.
6) Pero... ¡Si es superdotado!:
Ya seguramente te habrás dado cuenta de que tu niño es especial; todas
sus acciones manifiestan una inteligencia muy por sobre lo normal, a
su lado cualquier niño de la misma edad parece una lechuga mustia. Debe
haber algo de cierto en eso de "de tal palo tal astilla", el niño
seguramente es una copia mejorada de vos. Por eso, aun cuando el resto
de la gente lo considere perfectamente común, vos sabrás que es
extraordinario y que no tenés que dejar de lado cualquier oportunidad
de mostrarlo al mundo.
7) ¡Qué va a saber tu maestra/o!.
Si querés continuar tu tarea de echar a perder al niño, cuando ingrese
a la escuela no pierdas la oportunidad de hablar mal de su maestra/o,
de contradecirla/o en sus pautas o de discutir con ella/él frente al
niño. Si querés echar a perder a tu niño debés descalificar la acción
educativa de cualquier agente externo a su propia persona y, sobre
todo, interferir en cualquier puesta de límites.
8) Y todo a medio hacer...:
Para echarlo a perder debés permitir que deje todo a medio camino. Si
se sienta a comer puede levantarse cuantas veces quiera, no le exijas
guardar los juguetes luego de jugar, ni los útiles dentro de la
mochila, ni promuevas la formación de ningún hábito que coarte la libre
expresión de su personalidad. Que se lave los dientes o tire la cadena
si quiere, pues vos no te vas a fijar en esas nimiedades.
9) El cliente, perdón... El niño, tiene siempre la razón:
Ya te debés haber dado cuenta de que la gente no advierte lo especial,
inteligente y destacado que es tu niño. Si lo querés echar a perder y
la gente que lo rodea no colabora en tu tarea, podés pensar que todos
se la agarran con él o lo rechazan porque es superior en belleza,
inteligencia, talento y demás a los otros niños. Debés apañarlo,
cubrirlo o justificarlo en cualquier acción, por deleznable que sea,
también excusarlo permanentemente o defenderlo a muerte. Siempre le
echan la culpa a él, pero ¡si no ha hecho nada!
Empiezan
entronizados, idolatrados, adorados, como pequeños tiranos, dorados
reyes o emperadores, pronto se convierten en temibles dictadores, y
muchos de ellos llegan a ser esos adolescentes sin rumbo. El exceso de
atención, la sobreprotección, obstaculiza los procesos de desarrollo y
el logro progresivo de autonomía, que es un proceso que tiene muchas
pequeñas frustraciones (cosas que no puede hacer, que no puede tener),
que además de ser parte de la vida, le permiten aprender a soportarlas
(tolerarlas), avanzando en su madurez y preparándose para la vida.
Los
niños necesitan muy poco para vivir: alimento, cuidados, amor,
respeto, abrigo, oportunidades para aprender, límites, compañía,
diversión, etc. Muchas de esas cosas no tienen precio.
miércoles, 7 de noviembre de 2012
Nueve consejos para echar a perder a un niño
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