Carta de Favaloro.- (Liberada) - Piedra OnLine

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viernes, 12 de abril de 2013

Carta de Favaloro.- (Liberada)


EL JUEZ LIBERO LA CARTA DE FAVALORO'.
El Juez liberĆ³ la nota que dejĆ³ el Dr. RenĆ© Favaloro antes de suicidarse.
(Del Dr. RenƩ Favaloro/ julio 29-2000 - 14,30 horas)

Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, estĆ” claro que mi regreso a la Argentina (despuĆ©s de haber alcanzado un lugar destacado en la cirugĆ­a cardiovascular) se debiĆ³ a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdĆ­ mis raĆ­ces..
VolvĆ­ para trabajar en docencia, investigaciĆ³n y asistencia mĆ©dica. La primera etapa en el Sanatorio GĆ¼emes, demostrĆ³ que inmediatamente organizamos la residencia en cardiologĆ­a y cirugĆ­a cardiovascular, ademĆ”s de cursos de post grado a todos los niveles.
Le dimos importancia tambiĆ©n a la investigaciĆ³n clĆ­nica en donde participaron la mayorĆ­a de los miembros de nuestro grupo. En lo asistencial exigimos de entrada un nĆŗmero de camas para los indigentes. AsĆ­, cientos de pacientes fueron operados sin cargo alguno. La mayorĆ­a de nuestros pacientes provenĆ­an de las obras sociales. El sanatorio tenĆ­a contrato con las mĆ”s importantes de aquel entonces.

La relaciĆ³n con el sanatorio fue muy clara: los honorarios, provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la internaciĆ³n, del sanatorio (sin duda la mayor tajada). (Ampliar en mĆ”s informaciĆ³n)

Nosotros con los honorarios pagamos las residencias y las secretarias y nuestras entradas se distribuƭan entre los mƩdicos proporcionalmente.

Nunca permitĆ­ que se tocara un solo peso de los que no nos correspondĆ­a.

A pesar de que los directores aseguraban que no habĆ­a retornos, yo conocĆ­a que sĆ­ los habĆ­a. De vez en cuando, a pedido de su director, saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecĆ­an nuestro trabajo.

Este era nuestro Ćŗnico contacto.
A mediados de la dĆ©cada del 70, comenzamos a organizar la FundaciĆ³n. Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el departamento de investigaciĆ³n bĆ”sica que tanta satisfacciĆ³n nos ha dado y luego la construcciĆ³n del Instituto de CardiologĆ­a y cirugĆ­a cardiovascular.
Cuando entrĆ³ en funciones, redactĆ© los 10 mandamientos que debĆ­an sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento Ć©tico que siempre me ha acompaƱado.
La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnologĆ­a incorporada mĆ”s la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupciĆ³n imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupciĆ³n que ha contaminado a nuestro paĆ­s en todos los niveles sin lĆ­mites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemĆ”ticamente a quebrar
los lineamientos Ʃticos, como consecuencia, jamƔs dimos un solo peso de retorno. Asƭ, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto.

¡Lo que tendrĆ­a que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno!

Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atenciĆ³n mĆ©dica.

Lo mismo ocurre con el PAMI. Esto lo pueden certificar los mƩdicos de mi paƭs que para sobrevivir deben aceptar participar del sistema implementado a lo largo y ancho de todo el paƭs.

Valga un solo ejemplo: el PAMI tiene una vieja deuda con nosotros (creo desde el aƱo 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la hubiĆ©ramos cobrado en 48 horas si hubiĆ©ramos aceptado los retornos que se nos pedĆ­an (como es lĆ³gico no a mĆ­ directamente).

Si hubiĆ©ramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupciĆ³n del sistema (que se ha ido incrementando en estos Ćŗltimos aƱos) deberĆ­amos tener 100 camas mĆ”s. No darĆ­amos abasto para atender toda la demanda.

El que quiera negar que todo esto es cierto que acepte que rija en la Argentina, el principio fundamental de la libre elecciĆ³n del mĆ©dico, que terminarĆ­a con los acomodados de turno.

Lo mismo ocurre con los pacientes privados (incluyendo los de la medicina prepaga) el mĆ©dico que envĆ­a a estos pacientes por el famoso ana-ana , sabe, espera, recibir una jugosa participaciĆ³n del cirujano.

Hace muchĆ­simos aƱos debo escuchar aquello de que Favaloro no opera mĆ”s! ¿De dĆ³nde proviene este infundio?. Muy simple: el pacientes es estudiado. ConclusiĆ³n, su cardiĆ³logo le dice que debe ser operado. El paciente acepta y expresa sus deseos de que yo lo opere. 'Pero cĆ³mo, usted no sabe que Favaloro no opera hace tiempo?'. 'Yo le voy a recomendar un cirujano de real valor, no se preocupe'.

El cirujano 'de real valor' ademĆ”s de su capacidad profesional retornarĆ” al cardiĆ³logo mandante un 50% de los honorarios!

Varios de esos pacientes han venido a mi consulta no obstante las 'indicaciones' de su cardiĆ³logo. '¿Doctor, usted sigue operando?' y una vez mĆ”s debo explicar que sĆ­, que lo sigo haciendo con el mismo entusiasmo y responsabilidad de siempre.
Muchos de estos cardiĆ³logos, son de prestigio nacional e internacional.
Concurren a los Congresos del American College o de la American Heart y entonces sĆ­, allĆ­ me brindan toda clase de felicitaciones y abrazos cada vez que debo exponer alguna 'lecture' de significaciĆ³n. AsĆ­ ocurriĆ³ cuando la de Paul D. White lecture en Dallas, decenas de cardiĆ³logos argentinos me abrazaron, algunos con lĆ”grimas en los ojos.
Pero aquƭ, vuelven a insertarse en el 'sistema' y el dinero es lo que mƔs les interesa.

La corrupciĆ³n ha alcanzado niveles que nunca pensĆ© presenciar. Instituciones de prestigio como el Instituto Cardiovascular Buenos Aires, con excelentes profesionales mĆ©dicos, envĆ­an empleados bien entrenados que visitan a los mĆ©dicos cardiĆ³logos en sus consultorios. AllĆ­ les explican en detalles los mecanismos del retorno y los porcentajes que recibirĆ”n no solamente por la cirugĆ­a, los mĆ©todos de diagnĆ³stico no invasivo (Holter eco, camara y etc, etc.) los cateterismos, las angioplastias, etc. etc., estĆ”n incluidos..

No es la Ćŗnica instituciĆ³n. MĆ©dicos de la FundaciĆ³n me han mostrado las hojas que les dejan con todo muy bien explicado. Llegado el caso, una vez el paciente operado, el mismo personal entrenado, visitarĆ” nuevamente al cardiĆ³logo, explicarĆ” en detalle 'la operaciĆ³n econĆ³mica' y entregarĆ” el sobre correspondiente!.

La situaciĆ³n actual de la FundaciĆ³n es desesperante, millones de pesos a cobrar de tarea realizada, incluyendo pacientes de alto riesgo que no podemos rechazar. Es fĆ”cil decir 'no hay camas disponibles'.

Nuestro juramento mƩdico lo impide.

Estos pacientes demandan un alto costo raramente reconocido por las obras sociales. A ello se agregan deudas por todos lados, las que corresponden a la construcciĆ³n y equipamiento del ICYCC, los proveedores, la DGI, los bancos, los mĆ©dicos con atrasos de varios meses.. Todos nuestros proyectos tambalean y cada vez mĆ”s todo se complica.

En Estados Unidos, las grandes instituciones mĆ©dicas, pueden realizar su tarea asistencial, la docencia y la investigaciĆ³n por las donaciones que reciben.

Las cinco facultades mĆ©dicas mĆ”s trascendentes reciben mĆ”s de 100 millones de dĆ³lares cada una! AquĆ­, ni soƱando.
RealicĆ© gestiones en el BID que nos ayudĆ³ en la etapa inicial y luego publicitĆ³ en varias de sus publicaciones a nuestro instituto como uno de sus logros!. EnviĆ© cuatro cartas a Enrique Iglesias, solicitando ayuda (¡tiran tanto dinero por la borda en esta LatinoamĆ©rica!) todavĆ­a estoy esperando alguna respuesta. Maneja miles de millones de dĆ³lares, pero para una instituciĆ³n que ha entrenado centenares de mĆ©dicos desparramados por nuestro paĆ­s y toda LatinoamĆ©rica, no hay respuesta.
¿CĆ³mo se mide el valor social de nuestra tarea docente?
Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar.

La mayorƭa del tiempo me siento solo. En aquella carta de renuncia a la C. Clinic , le decƭa al Dr. Effen que sabƭa de antemano que iba a tener que luchar y le recordaba que Don Quijote era espaƱol!
Sin duda la lucha ha sido muy desigual.
El proyecto de la FundaciĆ³n tambalea y empieza a resquebrajarse.
Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores mĆ”s cercanos, algunos de ellos compaƱeros de lucha desde nuestro recordado Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que para salvar a la FundaciĆ³n debemos incorporarnos al ´sistema'.

SĆ­ al retorno, sĆ­ al ana-ana.

'Pondremos gente a organizar todo'. Hay 'especialistas' que saben como hacerlo. 'Debes dar un paso al costado. Aclararemos que vos no sabes nada, que no estĆ”s enterado'. 'Debes comprenderlo si querĆ©s salvar a la FundaciĆ³n'

¡QuiĆ©n va a creer que yo no estoy enterado!

En este momento y a esta edad terminar con los principios Ć©ticos que recibĆ­ de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difĆ­cil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer.

JoaquĆ­n V. GonzĆ”lez, escribiĆ³ la lecciĆ³n de optimismo que se nos entregaba al recibirnos: 'a mĆ­ no me ha derrotado nadie'.
Yo no puedo decir lo mismo. A mĆ­ me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla. Estoy cansado de recibir homenajes y elogios al nivel internacional. Hace pocos dĆ­as fui incluido en el grupo selecto de las leyendas del milenio en cirugĆ­a cardiovascular.

El aƱo pasado debƭ participar en varios paƭses desde Suecia a la India escuchando siempre lo mismo.
'¡La leyenda, la leyenda!'

QuizĆ” el pecado capital que he cometido, aquĆ­ en mi paĆ­s, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis crĆ­ticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayorĆ­a vive en la miseria y la desesperaciĆ³n. Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga.

Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinciĆ³n de ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi inclinaciĆ³n por los pobres, que viene de mis lejanos aƱos en Jacinto Arauz.

Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decĆ­a Don Ata.

No puedo cambiar.
No ha sido una decisiĆ³n fĆ”cil pero sĆ­ meditada.
No se hable de debilidad o valentĆ­a.
El cirujano vive con la muerte, es su compaƱera inseparable, hable de debilidad o valentƭa.

El cirujano vive con la muerte, es su compaƱera inseparable, con ella me voy de la mano.

SĆ³lo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad.

Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto acadĆ©mico en USA se me presentĆ³ como a un hombre bueno que sigue siendo un mĆ©dico rural. PerdĆ³nenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden asĆ­.

En estos dĆ­as he mandado cartas desesperadas a entidades nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir respuesta.

En la FundaciĆ³n ha comenzado a actuar un comitĆ© de crisis con asesoramiento externo. Ayer empezaron a producirse las primeras cesantĆ­as. Algunos, pocos, han sido colaboradores fieles y dedicados. El lunes no podrĆ­a dar la cara.

A mi familia en particular a mis queridos sobrinos, a mis colaboradores, a mis amigos, recuerden que lleguĆ© a los 77 aƱos. No aflojen, tienen la obligaciĆ³n de seguir luchando por lo menos hasta alcanzar la misma edad, que no es poco.

Una vez mĆ”s reitero la obligaciĆ³n de cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz, allĆ” en La Pampa.
Queda terminantemente prohibido realizar ceremonias religiosas o civiles.
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Un abrazo a todos

RenƩ Favaloro