Manuel E. Yepe
No por esperado y lĆ³gico dejĆ³ de ser angustioso el triunfo de NicolĆ”s Maduro en las elecciones para la presidencia de Venezuela, vacante por la desapariciĆ³n fĆsica del Jefe del Estado Hugo ChĆ”vez.
Una amplia mayorĆa de los ciudadanos venezolanos habĆan elegido Presidente, en octubre de 2012, al inmensamente popular lĆder de la revoluciĆ³n bolivariana, quien poco antes de morir a consecuencia de un cĆ”ncer recomendĆ³ al pueblo sufragar por Maduro en los comicios que, por mandato constitucional, debĆan convocarse de ocurrir su deceso.
En las condiciones del orden liberal burguĆ©s que aĆŗn rige en Venezuela no obstante su pujante proyecciĆ³n hacia el socialismo, la mayor parte de las instituciones gubernamentales desempeƱan sus papeles constreƱidos por un sistema en el que el capital financiero no ha dejado de ejercer un fuerte papel manipulador de los medios de prensa, asĆ como de la economĆa y la sociedad toda.
En Venezuela, el 80% de los medios estĆ” en manos de una oposiciĆ³n que representa bĆ”sicamente de una de las oligarquĆas burguesas mĆ”s acaudaladas del planeta. (Ampliar en mĆ”s informaciĆ³n)
Fue sorprendente el resultado del proceso electoral del 14 de abril por el margen tan estrecho con que obtuvo la victoria NicolĆ”s Maduro sobre Henrique Capriles, el candidato de la oligarquĆa, algo menos del 2% de los votos emitidos, apenas unos 300 mil sufragios.
Pero fue, eso si, una victoria inobjetable, especialmente porque el mĆ©todo de votaciĆ³n venezolano actual goza de mucho prestigio y ha sido avalado por centenares de especialistas de todo el mundo que han apreciado su fiabilidad y limpieza por el alto grado de modernidad, automatizaciĆ³n y exactitud de sus resultados.
Entre otras autoridades en la materia, la FundaciĆ³n patrocinada por el expresidente estadounidense James Carter, ha apreciado que el sistema electoral de Venezuela es el mĆ”s transparente y fiable del mundo.
Pero tambiĆ©n es cierto que la maquinaria mediĆ”tica y terrorista que puso en funcionamiento la oposiciĆ³n para revertir o reducir el margen del triunfo popular en los dĆas previos y durante el proceso de votaciĆ³n fue enorme. La campaƱa con apagones elĆ©ctricos por cortes de lĆneas y los sabotajes a la distribuciĆ³n de mercancĆas bĆ”sicas para producir desabastecimientos aparentemente fueron capaces de provocar inconformidades que generaran inasistencia a las urnas.
Cuando el Poder Electoral emitiĆ³ el resultado de las elecciones del 14 de abril que testimoniaba el triunfo de Maduro, el candidato perdedor, que incluso habĆa sido electo gobernador de un estado venezolano en octubre de 2012 por muy escaso margen, se negĆ³ a reconocer la derrota y llamĆ³ a sus seguidores a la insurrecciĆ³n.
Esta posibilidad se habĆa hecho previsible cuando el 16 de marzo de 2013, Roberta Jacobson, subsecretaria estadounidense de Estado, manifestĆ³ dudas acerca de la transparencia y seguridad del sistema electoral venezolano, evidencia de que ya Washington tenĆa un plan contra el paĆs sudamericano basado en no reconocer los resultados electorales del 14 de abril.
Documentos secretos publicados por WikiLeaks en dĆas recientes muestran la amplitud de los esfuerzos del gobierno de EE.UU. contra Venezuela. Mediante las empresas “Stratfor” y “Canvas”, fachadas suyas para labores de inteligencia y espionaje, la CIA ha venido dirigiendo las acciones de la oposiciĆ³n venezolana desde el 2006 y le diseĆ±Ć³ su campaƱa para las elecciones parlamentarias del aƱo 2010.
Los nuevos documentos revelados por WikiLeaks demuestran creciente desesperaciĆ³n en Washington por el papel de Venezuela en las alianzas entre los paĆses del continente, desmedido interĆ©s en el sector de la energĆa, petroquĆmica y el petrĆ³leo en particular, las relaciones con Cuba, China, Rusia e IrĆ”n, el estado de las fuerzas militares y la situaciĆ³n de las fuerzas contrarrevolucionarias.
La rabia planificada con que reaccionĆ³ un sector extremista de la oposiciĆ³n al llamado del candidato derrotado, los ataques contra edificios pĆŗblicos y de viviendas; fĆ”bricas y centros de distribuciĆ³n de alimentos; unidades de asistencia mĆ©dica y escuelas; servicios pĆŗblicos y comercios, sin que el candidato perdedor formulara reclamaciĆ³n ante alguna autoridad administrativa o jurisdiccional, indican que el patrocinio por Washington del supuesto descontento era desesperado y capaz de provocar una catĆ”strofe mayĆŗscula en el continente y el mundo.
Sobre todo porque ello ocurre cuando muchos venezolanos y latinoamericanos, asĆ como politĆ³logos y cientĆficos del mundo, mantienen viva, con contenida indignaciĆ³n, una interrogante por la extraƱa coincidencia de que tantos dirigentes de paĆses y partidos que se niegan a acatar la fĆ©rula estadounidense estĆ©n siendo vĆctimas del cĆ”ncer y sospechan que la inoculaciĆ³n de la terrible enfermedad para deshacerse de adversarios incĆ³modos estĆ© siendo utilizada por Washington con el mismo desdĆ©n que los drones.
Abril de 2013.