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INGENIERO JACOBACCI (AJ).- A medida que avanzan los días y se va acercando el invierno, el frío se intensifica en Jacobacci y desnuda las necesidades de la gente más humilde. Esperan con ansiedad la asistencia del Estado para no pasar penurias ante las bajas temperaturas del invierno sureño.
Por estos días, ya el frío nocturno marca el bajo cero, las diurnas no pasan de un dígito y las recientes lluvias hacen descender dos o tres grados más la sensación térmica. Para colmó el Servicio Meteorológico anuncia para los próximos días más frío y heladas fuertes debido al ingreso de masa de aire polar en el norte de la Patagonia. Para muchas familias comprar leña en Jacobacci, a precios que llegan hasta 1.700 pesos la tonelada, resulta inaccesible. Por eso esperan ansiosos la entrega de un Plan Calor que viene demorado. (Ampliar en más información)
Mientras tanto juntan las ramas de los árboles producto de la poda, restos de las plantas autóctonas que va dejando el desmonte que realizan las maquinarias viales al construir la nueva traza de la Ruta nacional 23 para su pavimentación y todo otro elemento que sirva para mantener calefaccionadas sus viviendas.
"El frío se siente cada vez más y como viene la mano creo que puede venir un invierno duro. Por eso estamos tratando de juntar la mayor cantidad de leña. Aprovechamos que están desmontando en el sector donde se construye la ruta y vamos a buscar lo que va quedando. También juntamos ramas de la podan. La leña está muy cara. Cuesta más o menos $1.700 los mil kilos y, si la cuidás, te puede alcanzar para quince días", señaló Eliberto Llanquinao un vecino del barrio Ceferino, que no tiene red de gas. El hombre corta con una sierra las plantas de desmonte y acomoda prolijamente la leña que utilizará en la única cocina "económica" que tiene y, si el frío se intensifica, también en un fogón con el que calefaccionar su humilde vivienda. También debe anexarle en esta época tres garrafas de gas de 10 kg al mes. Vive junto a otros dos mayores y un bebé. En otro sector de Jacobacci vive Adolfo Peña, un pensionado de 83 años, que trabajó toda su vida como peón de campo y esquilador. "Hay que rebuscársela. Juntar lo que sea para poder prender la cocina... Pude comprar un poquito de leña, pero está muy cara. Estamos esperando que nos traigan un poco del municipio. Por suerte tengo los ticket alimentarios y la pensión y así puedo ir tirando", dijo mientras introduce un palo de leña la pequeña cocina que le sirve para cocinar y calefaccionar un ambiente de 16 m2 que tiene su precaria vivienda.
