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domingo, 15 de septiembre de 2013

De más Estado, intendentes y menos zánganos

Por GABRIEL RAFART
Después de las PASO de agosto está cubierta la mitad, medida en semanas, del trayecto que lleva a las elecciones del 27 de octubre. Este segundo tiempo pertenece a un mismo calendario para una contienda electoral que sin duda tendrá efectos nacionales. De la misma manera que impactará en los escenarios locales que ya fueron sacudidos previamente con los armados para las primarias. Ciertamente, la renovación de un tercio de senadores y la mitad de los diputados ha sido precedida por disputas en los terruños de gobernadores y jefes municipales. Este proceder demuestra la vitalidad de un federalismo electoral, con capacidad de actuar con cierta autonomía siempre y cuando no se elija simultáneamente presidente de la República. (Ampliar en más información)

En las parlamentarias de medio tiempo “hablan” los territorios más que los presidentes. Resultado de ello es la confección de las listas que otorgarán no pocas bancas a intendentes que comparten candidaturas por una misma provincia pero que están enfrentados. Provincia de Buenos Aires es un buen ejemplo. Allí juegan su suerte muchos jefes distritales. Sin duda, la batalla principal será entre Martín Insaurralde y Sergio Massa. Hay otros que se anotaron recientemente en la pelea sin ser aspirantes a diputado: Jorge Macri y el PRO es uno de ellos. Cuentan otras fortificaciones más comprometidas con quien es dueño del gobierno provincial. Uno de sus intendentes, con pasado y presente de sheriff de pueblo mediano, ha sido convocado para ocupar posiciones en el gabinete de Daniel Scioli.

El desafío de Granados
El jefe de Ezeiza Alejandro Granados ya tiene un puesto ministerial, para un área sensible de la política provincial. Las posibilidades de ser exitoso en los temas de seguridad ciudadana serán la clave para esa suerte de delfín sucesorio que estaría proyectando Scioli una vez que deje la gobernación en 2015. Si Granados accede al palacio de La Plata será el segundo intendente en llegar después de Eduardo Duhalde. Está por verse si es así, sobre todo porque hay tantos aspirantes como política municipal.
Lo que suceda con las políticas provinciales y el desempeño en las generales parlamentarias definirán también el futuro de muchos deseosos de ser gobernador. Difícil prever el futuro de esas políticas, de ese político de municipio o un novel diputado nacional con vocación provincialista, para una provincia que cuenta con una Policía que sigue estructuralmente ligada a su pasado de policía brava, un servicio penitenciario deficiente, y que, por si fuera poco, dispone de porciones de su judicatura ganados por formulas venales. Mucho de lo que se discute para pensar un mundo de reformas que seguramente se pondrán en marcha –por ejemplo, policías municipales– promete tensar logros en materia de control sobre la violencia institucional.
Por otra parte, la cuestión mal planteada sobre un tipo de judicialización especial para los menores que ya son imputables penalmente promete generar un debate cargado de prejuicios y falsa información, como si regresara el eco de aquellas reformas apuradas del tiempo Blumberg. 
Sin embargo, la exclusividad territorial es para Corrientes, que lleva a cabo este domingo comicios para elegir al titular del ejecutivo provincial. Todo anticipa un final reñido entre el actual gobernador radical Ricardo Colombi y el candidato del Frente para la Victoria, el intendente de Corrientes capital Carlos “Camau” Espínola.

Escenario correntino
La provincia litoraleña repite un modelo común a muchos otros escenarios: gobierno ejecutivo provincial de un signo político, ciudad capital en manos de un opositor que no se queda tranquilito en su pequeño palacio municipal. Este siempre es un potencial aspirante a la gobernación.
No cabe duda de que la política desde hace tiempo ha resaltado la importancia de los espacios municipales y sus territorios. Eso que los cientistas políticos llaman “territorialización de la política”, proceso en marcha anterior a la crisis del 2001/2002 y que implica algo de descentralización y construcción de partidos del “lugar”.
La política argentina sigue privilegiando la arena política municipal, organizada en torno a líderes locales. Muchos partidos “nacionales” han sabido adaptarse a esta gran mutación. De hecho, lo que está en disputa en Corrientes es un buen reflejo de esta transformación con un partido radical que es una colección de intendentes del interior provincial y el “partido” de su desafiante que parece una alianza entre dos ciudades, para el caso Corrientes y Golla.
Mientras este fenómeno de territorialización despliega sus fortalezas y debilidades, el Estado nacional busca agrandar su desempeño. Lo hace con el Parlamento nacional activo en materia impositiva y el Ejecutivo decidido a revisar su política de concesiones en el área de los transporte. La estatización de dos ramales ferroviarios que mueven formaciones diarias con cientos de miles de pasajeros completa un proceso que demostró falencias con sus secuelas de víctimas en Once.
El Gobierno ha hecho su anuncio esperando sólidos indicios de que ya estaría brindando la investigación judicial dando cuenta de fallas más humanas que del material rodante o “sistémicas”. Aun así la nueva política de control estatal sobre los ferrocarriles es un acto de autocritica y consecuente reparación frente a un mundo empresario que privilegio la idea de negocio sobre la realidad de un servicio público.
El Parlamento –sus dos Cámaras– también ha trabajado. Ya es ley la reapertura del canje para “seducir” a los pocos bonistas de buena voluntad que no entraron a los canjes anteriores y a los fondos buitres del capitalismo financiarizado que tanto mal hacen al propio capitalismo, y por sobre todo a las sociedades.
También los diputados y senadores discutieron el cambio del mínimo imponible y los nuevos impuestos para financiar el agujero fiscal que genera esta renuncia del Estado.
El oficialismo tuvo un gesto por demás generoso hacia los asalariados de mejores ingresos. Su tope mínimo por debajo de los 15.000 fue una apuesta mayor siquiera a la planteada por la oposición a excepción de las demandas de la izquierda no parlamentaria que pide eliminar esta imposición sobre los salarios bajo convenciones colectivas. Lejos está el pedido de terminar con este tipo de impuesto planteado por Hugo Moyano, propuesta que su nuevo aliado Massa está claro que no estaría dispuesto a cumplir. También el Ejecutivo envió de manera apresurada el Presupuesto para el año que viene. Su letra proyecta un año de crecimiento con similares tasas elevadas del período 2003-2007, con mejoras también importantes para la obtención de recursos fiscales. Sigue flojo en algunas proyecciones, como las que promedian un dólar oficial barato y una inflación controlada. Aún asi sigue siendo un presupuesto expansivo, típico de la administración de la demanda que plantea el equipo económico.
Finalmente, este Estado con sus dos ramas activas es más que la suma de zánganos. Término que ofendió a un parlamentario opositor, llevándolo a retirar su propio bloque del recinto del Senado. Hace un siglo exactamente el padre de la sociología moderna, Max Weber, decía que los parlamentos en las democracias modernas contaban con dos tipos de legisladores: abejas laboriosas y zánganos. En estos tiempos, político ofendido sobreactúa y vive más de la política como espectáculo que como construcción y confrontación de proyectos.