Por José Brillo
Debemos tener una discusión seria y responsable sobre la droga. Nos hemos pasado cuatro décadas discutiendo si es o no constitucional el Art. 14 de la Ley de consumo de estupefacientes que reprime con prisión a quién los tuviera en su poder, frente a una Constitución que establece “que las acciones de los hombres que de ningún modo ofenden el orden y la moral pública, ni perjudiquen a terceros, están exentas de la autoridad de los magistrados”.
Mientras discutimos esto, los casos de adicción en nuestro país, en zonas urbanas marginales, barrios populosos, se multiplican y ponen en grave riesgo a un sector particularmente adolescente y juvenil que resulta estimulado para acciones delictivas,robos, crímenes, que afectan gravemente al resto de la sociedad y a terceros, que son rehenes de su accionar. Lo del ámbito privado que menciona la Constitución, no se refleja en la sociedad real.
La droga es un enorme riesgo, no solamente para la población, sino también para la salud de los adictos por las características y variedad de las sustancias que utilizan para drogarse, pegamentos, aromáticos varios, combustibles, drogas perniciosas.
Algunos especialistas revelan que el 10 % de los habitantes de nuestro país está comprometido con algún tipo de sustancia tóxica y que la Argentina se convirtió en el segundo consumidor per cápita de cocaína en el mundo. Además señalan que la etapa de la vida en la que los adolescentes se sumergen en el mundo de las drogas, es en un 12 % a los 12 años, en un 21 % a los 13 años y en un 20 % a los 15 años.
Un dato contundente es que el lugar o el ambiente en que el chico comienza a consumir estupefacientes en un 69,2 % es en la calle, en un 7,6 % es en su casa, en un 7 % es en la escuela y en un 4,4 % es en bares y confiterías. O sea la población vulnerable está entre los 12 y 15 años y la calle es la puerta para el ingreso a las drogas.
Más allá de modificar las leyes, que hace falta, es imprescindible gestar una fuerte política pública para sacar a los chicos de la calle, que es decir una fuerte política deportiva, cultural, recreativa, de formación y capacitación, en definitiva, de contención. Sin dudas, es necesario fortalecer el ambiente social, educativo, sanitario, vinculado a las adicciones, para derivar a los centros de atención de salud a los adictos que se encuentren comprendidos en la cláusula 19 de la Constitución Nacional y profundizar la represión del tráfico y la venta de estupefacientes.
Es necesario desarrollar una política de reducción de daños y el fortalecimiento de los canales de prevención, por ejemplo fortaleciendo a las instituciones o asociaciones públicas o privadas que trabajan en la problemática de los adictos y las adicciones.
Como lo ha expresado el Dr Hugo Quintana, Secretario General de APOC, junto a la fundación que presido FESOL, promotores del Evento NARCOTRAGICO que trata la problemática de la droga esta semana en Neuquén, en el marco de una muestra alegórica de los más reconocidos dibujantes del país, “pretendemos no negar, no esconder, no temer; desde el ingenio de estos artistas queremos mostrar, destapar, alumbrar al patrón del mal en la Argentina, el tiempo es hoy y la tarea, de todos”.
