Venezuela: golpe en tiempo real - Piedra OnLine

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lunes, 2 de febrero de 2015

Venezuela: golpe en tiempo real


Por: Eva Golinger |
Lunes, 02/02/2015 12:07 AM

Hay un golpe de Estado en marcha en Venezuela. Las piezas estĆ”n cayendo en su lugar como una mala pelĆ­cula de la CIA. A cada paso un nuevo traidor se revela, una traiciĆ³n nace, llena de promesas para entregar la papa caliente que justifique lo injustificable. Las infiltraciones aumentan, los rumores circulan como reguero de pĆ³lvora, y la mentalidad de pĆ”nico amenaza con superar la lĆ³gica. Titulares en los medios gritan peligro, crisis y derrota inminente, mientras que los sospechosos de siempre declaran la guerra encubierta contra un pueblo cuyo Ćŗnico delito es ser guardiĆ”n de la mayor mina de oro negro en el mundo.

Esta semana, mientras el ‘The New York Times’ publicĆ³ una editorial desacreditando y ridiculizando el presidente venezolano NicolĆ”s Maduro, calificĆ”ndolo "errĆ”tico y despĆ³tico" ("El seƱor Maduro en su laberinto", NYT 26 de enero 2015), un periĆ³dico en el otro lado del AtlĆ”ntico acusĆ³ al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello, la figura polĆ­tica mĆ”s destacada del paĆ­s despuĆ©s de Maduro, de ser un capo del narcotrĆ”fico ("El jefe de seguridad del nĆŗmero dos chavista deserta a EE.UU. y le acusa de narcotrĆ”fico", ABC.es 27 de enero 2015). Las acusaciones vienen de un ex oficial de la Guardia de Honor presidencial de Venezuela, Leasmy Salazar, quien sirviĆ³ bajo el presidente ChĆ”vez y fue captado por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), ahora convirtiĆ©ndose en el nuevo "niƱo de oro" en la guerra de Washington contra Venezuela.


Dos dĆ­as despuĆ©s, ‘The New York Times’ publicĆ³ un artĆ­culo de primera plana atacando a la economĆ­a y la industria petrolera venezolana, y prediciendo su caĆ­da ("Escasez y largas filas en Venezuela tras caĆ­da del petrĆ³leo", 29 de enero de 2015, ‘The New York Times’). Obvias omisiones del artĆ­culo incluyeron menciĆ³n de los cientos de toneladas de alimentos y otros productos de consumo que han sido acaparados o vendidos como contrabando por los distribuidores privados y empresas, con el fin de crear escasez, pĆ”nico, descontento con el Gobierno y de justificar la especulaciĆ³n de los precios inflados. AdemĆ”s, el artĆ­culo se niega a mencionar las medidas e iniciativas en curso implementadas por el Gobierno para superar las dificultades econĆ³micas.

Al mismo tiempo, un titular sensacionalista, absurdo y engaƱoso fue publicado en varios diarios estadounidenses, en forma impresa y en lĆ­nea, que vincula a Venezuela a las armas nucleares y un plan para bombardear la ciudad de Nueva York ("Encarcelado cientĆ­fico en Estados Unidos por tratar de ayudar a Venezuela a construir bombas", 30 de enero, 2015, NPR). Mientras que el titular hace a los lectores creer que Venezuela estuvo directamente involucrada en un plan terrorista contra EE.UU., el texto del artĆ­culo deja claro que no hay ninguna participaciĆ³n venezolana en el suceso. Toda la farsa era una trampa creada por el FBI, cuyos agentes pretendieron ser funcionarios venezolanos para capturar a un cientĆ­fico nuclear que una vez trabajĆ³ en el laboratorio de Los Ɓlamos y no tenĆ­a ninguna conexiĆ³n con Venezuela.

Ese mismo dĆ­a, la portavoz del Departamento de Estado, Jan Psaki, condenĆ³ la supuesta "criminalizaciĆ³n de la disidencia polĆ­tica" en Venezuela, al ser consultado por un periodista acerca de la llegada del fugitivo general venezolano Antonio Rivero a Nueva York para pedir el apoyo del ComitĆ© de Trabajo de Naciones Unidas sobre la detenciĆ³n arbitraria. Rivero huyĆ³ de una orden de arresto en Venezuela despuĆ©s de su participaciĆ³n en protestas antigubernamentales violentas que causaron la muerte de mĆ”s de 40 personas, en su mayorĆ­a partidarios del Gobierno y las fuerzas de seguridad del Estado, en febrero pasado. Su llegada a EE.UU. coincidiĆ³ con Salazar, evidenciando un esfuerzo coordinado para debilitar a las Fuerzas Armadas de Venezuela, exponiendo pĆŗblicamente a dos oficiales militares de alto perfil –ambos vinculados a ChĆ”vez- que se han volteado en contra de su Gobierno y estĆ”n buscando activamente la intervenciĆ³n extranjera contra su propio paĆ­s.

Estos ejemplos son sĆ³lo una parte de la creciente y sistemĆ”tica cobertura negativa y distorsionada de la situaciĆ³n en Venezuela en los medios de comunicaciĆ³n estadounidenses, pintando una imagen exageradamente sombrĆ­a de la situaciĆ³n actual del paĆ­s y retratando al Gobierno como incompetente, dictatorial y criminal. Si bien este tipo de campaƱa mediĆ”tica coordinada contra Venezuela no es nueva -los medios de comunicaciĆ³n constantemente proyectaron al presidente Hugo ChĆ”vez, elegido cuatro veces por una mayorĆ­a abrumadora, como un dictador tirĆ”nico que destruĆ­a al paĆ­s– sin duda evidencia que se estĆ” intensificando claramente a un ritmo acelerado.

‘The New York Times’ tiene una historia vergonzosa cuando se trata de Venezuela. El Consejo Editorial aplaudiĆ³ felizmente el violento golpe de Estado en abril de 2002 que derrocĆ³ al presidente ChĆ”vez y resultĆ³ en la muerte de mĆ”s de 100 personas. Cuando ChĆ”vez regresĆ³ al poder dos dĆ­as despuĆ©s, gracias a sus millones de seguidores y las Fuerzas Armadas leales, el ‘Times’ no se retractĆ³ por su error anterior, sino que con arrogancia implorĆ³ a ChĆ”vez a "gobernar responsablemente", alegando que Ć©l era el responsable por el golpe. Pero el hecho de que el ‘Times’ ha comenzado una persistente campaƱa directa contra el actual Gobierno de Venezuela, con artĆ­culos distorsionados y claramente agresivos -editoriales, blogs, opiniĆ³n y noticias- indica que Washington ha colocado a Venezuela en la vĆ­a rĆ”pida del "cambio de rĆ©gimen".

El momento de la llegada de Leamsy Salazar en Washington como un presunto colaborador de la DEA, y su exposiciĆ³n pĆŗblica, no es casual. Este mes de febrero se cumple un aƱo desde que las protestas antigubernamentales violentamente trataron de forzar la renuncia del presidente Maduro, y grupos de la oposiciĆ³n estĆ”n actualmente tratando de ganar impulso para volver a encender las manifestaciones. Los lĆ­deres de las protestas, Leopoldo LĆ³pez y MarĆ­a Corina Machado, han sido elogiados por el ‘The New York Times’ como "luchadores por la libertad", "verdaderos demĆ³cratas", y el ‘Times’ se refiriĆ³ recientemente a Machado como "una inspiraciĆ³n". Incluso el presidente Obama pidiĆ³ la liberaciĆ³n de LĆ³pez (fue detenido y estĆ” siendo juzgado por su papel en los levantamientos violentos) durante un discurso el pasado septiembre en un evento en las Naciones Unidas. Estas voces influyentes deliberadamente omiten la participaciĆ³n de LĆ³pez y Machado en actos violentos, antidemocrĆ”ticos e incluso criminales. Ambos participaron en el golpe de 2002 contra ChĆ”vez. Ambos han recibido ilegalmente fondos extranjeros para actividades polĆ­ticas para derrocar a su Gobierno, y ambos lideraron las protestas mortales contra Maduro el aƱo pasado, pidiendo pĆŗblicamente su derrocamiento por vĆ­as ilegales.

La utilizaciĆ³n de una figura como Salazar, que era conocido como alguien cercano a ChĆ”vez y uno de sus leales guardias, como una fuerza para desacreditar y atacar al Gobierno y sus lĆ­deres es una tĆ”ctica de inteligencia de escuela vieja, y muy eficaz. Infiltrar, reclutar, y neutralizar al adversario desde dentro o a travĆ©s de uno de los suyos -una dolorosa, chocante traiciĆ³n, que crea desconfianza y miedo entre las filas-. Aunque no ha surgido evidencia para respaldar las acusaciones escandalosas de Salazar contra Diosdado Cabello, el titular en los medios sirve para hacer una historia sensacional y crea otra mancha contra Venezuela en la opiniĆ³n pĆŗblica. TambiĆ©n causa un gran revuelo entre los militares venezolanos y puede dar lugar a nuevas traiciones de oficiales que podrĆ­an apoyar un golpe de Estado contra el Gobierno. Las acusaciones infundadas de Salazar tambiĆ©n apuntan a neutralizar una de las mĆ”s poderosas figuras polĆ­ticas del chavismo, y tratan de crear divisiones internas, intriga y desconfianza.

Las tĆ”cticas mĆ”s eficaces que el FBI usĆ³ contra el Partido de las Panteras Negras y otros movimientos radicales que luchaban por cambios profundos en Estados Unidos, fueron la infiltraciĆ³n, la coerciĆ³n y la guerra psicolĆ³gica. Infiltrar agentes en esas organizaciones, o captarlas desde adentro, que luego fueron capaces de obtener acceso y confianza a los mĆ”s altos niveles, ayudĆ³ a destruir esos movimientos desde adentro, desglosĆ”ndolos psicolĆ³gicamente y neutralizĆ”ndolos polĆ­ticamente. Estas tĆ”cticas y estrategias encubiertas fueron exhaustivamente documentadas y evidenciadas en documentos del Gobierno estadounidense obtenidos a travĆ©s de la Ley de Acceso a la InformaciĆ³n (FOIA) y publicados en el excelente libro de Ward Churchill y Jim Vander Wall ‘Agentes de RepresiĆ³n: las guerras secretas del FBI contra las Panteras Negras y el Movimiento indio Americano’ (South End Press, 1990).

Venezuela estĆ” sufriendo de la caĆ­da repentina y dramĆ”tica de los precios del petrĆ³leo. Su economĆ­a dependiente del petrĆ³leo ha sido afectada fuertemente y el Gobierno estĆ” tomando medidas para reorganizar el presupuesto y garantizar el acceso a bienes y servicios bĆ”sicos, pero la gente todavĆ­a estĆ” experimentando dificultades. A diferencia de la representaciĆ³n triste en ‘The New York Times’, los venezolanos no se mueren de hambre, no estĆ”n sin hogar o sufriendo del desempleo masivo, como Grecia y EspaƱa han experimentado bajo las polĆ­ticas de austeridad. A pesar de ciertas carencias -algunas causadas por los controles de divisas y otras por acaparamiento, sabotaje o contrabando- 95% de los venezolanos consumen tres comidas al dĆ­a, una cantidad que se ha duplicado desde la dĆ©cada de los noventa. La tasa de desempleo no llega al 6% y la vivienda estĆ” subvencionada por el Estado.

Sin embargo, hacer a la economĆ­a venezolana "gritar" es sin duda una estrategia ejecutada por intereses extranjeros y sus contrapartes venezolanos, y es muy eficaz. Mientras la escasez continĆŗa y el acceso a los dĆ³lares se vuelve cada vez mĆ”s difĆ­cil, el caos y el pĆ”nico aumentan. Este descontento social estĆ” capitalizado por agencias de Estados Unidos y las fuerzas antigubernamentales en Venezuela que presionan por un cambio de rĆ©gimen. Una estrategia muy similar fue utilizada en Chile para derrocar al presidente socialista Salvador Allende. Primero destruyeron la economĆ­a, produciendo descontento social, y luego los militares se activaron para derrocar a Allende, apoyados por Washington en cada etapa. Para que no olvidemos el resultado: una brutal dictadura encabezada por el general Augusto Pinochet que torturĆ³, asesinĆ³, desapareciĆ³ y obligĆ³ al exilio a decenas de miles de personas. No es exactamente un modelo para replicar.

Este aƱo, el presidente Obama aprobĆ³ un fondo especial del Departamento de Estado de 5 millones de dĆ³lares para apoyar a los grupos antigubernamentales en Venezuela. AdemĆ”s, la FundaciĆ³n Nacional para la Democracia (NED) financia grupos de la oposiciĆ³n venezolana con mĆ”s de 1,2 millones de dĆ³lares y apoya a los esfuerzos para socavar el Gobierno de Maduro. No hay duda de que millones de dĆ³lares mĆ”s para el cambio de rĆ©gimen en Venezuela estĆ”n siendo canalizados a travĆ©s de otros mecanismos que no estĆ”n sujetos al escrutinio pĆŗblico.
El presidente Maduro ha denunciado estos continuos ataques contra su Gobierno y ha pedido directamente al presidente Obama que cese los esfuerzos para hacer daƱo a Venezuela. Recientemente, los 33 paĆ­ses de AmĆ©rica Latina y el Caribe, miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y CaribeƱos (CELAC), expresaron pĆŗblicamente su apoyo a Maduro y condenaron la injerencia norteamericana en curso en Venezuela. AmĆ©rica Latina rechaza firmemente cualquier intento de erosionar la democracia en la regiĆ³n y no avalarĆ” otro golpe de Estado en la regiĆ³n. Es hora de que Washington escuche al hemisferio y deje de emplear las mismas tĆ”cticas sucias contra sus vecinos.

Eva Golinger / Actualidad RT