Por Redacción Central
Según el diccionario, un mayordomo es el "sirviente principal de una casa o hacienda, encargado de la organización del servicio y de la administración de los gastos".
Cuando la tarea que los funcionarios tienen entre manos es administrar los fondos del Estado, la responsabilidad que les cabe no es otra que la mayordomĆa sobre los bienes de la casa o hacienda a la que sirven. Esa "hacienda" es ni mĆ”s ni menos que la "cosa pĆŗblica" o los recursos que pertenecen al "seƱor" de esa cosa pĆŗblica: "el pueblo".
SerĆa de esperar que un buen administrador hiciera uso eficiente de los recursos, incrementara las prestaciones o beneficios de los propietarios e hiciera crecer la riqueza de un perĆodo a otro.
En este sentido, el presupuesto es una herramienta fundamental de todo administrador. Es una previsión respecto de los recursos y gastos que una empresa, una familia o un Estado tendrĆ”n en un futuro cercano. Establece ademĆ”s un plan de acción que direcciona las partidas de fondos aplicadas a cada uno de los fines y permite controlar los posibles desvĆos a medida que transcurre el tiempo.
Como todo plan, el presupuesto puede cumplirse al pie de la letra o sufrir modificaciones sobre la marcha, si la realidad resulta ser diferente al plan de ruta trazado antes de comenzar el perĆodo en cuestión. Se supone que los planes se trazan con la firme intención de ser cumplidos, mientras que los desvĆos son producto de las circunstancias imprevistas. De aquĆ el nombre de "ley de leyes" que suele otorgarse a la ley de presupuesto de cada aƱo.
Cuesta entender la razón por la cual los distintos niveles de gestión pública (municipal, provincial, nacional) suelen trazar planes que desde el vamos son invÔlidos basados en los datos que muestra la situación económica actual y la experiencia reciente.
Un claro ejemplo de lo antedicho es el presupuesto de la Provincia de NeuquĆ©n, presentado a fines de octubre: un plan que subestima ingresos y sobreestima gastos, que contempla los efectos de una corrección cambiaria sobre los ingresos por regalĆas, pero que no contempla la presión inflacionaria que podrĆa surgir como consecuencia, y no prevĆ© aumentos racionales sobre la masa salarial de la planta estatal.
A continuación daremos un breve repaso de las inconsistencias del proyecto de presupuesto neuquino para el 2016.
Trucos contables
Los artilugios contables del presupuesto en la administración pĆŗblica son un secreto a voces. El truco habitual, tanto en la administración nacional como provincial, es subestimar los ingresos y sobreestimar los gastos; polĆtica que, desde hace aƱos, viene aplicando a administración Sapag.
Lo primero permite a quien administra utilizar discrecionalmente los ingresos adicionales que, a lo largo del año, superan el monto presupuestado. Lo segundo abre las puertas al gobierno para, entre otras cosas, justificar la necesidad de tomar deuda pública para afrontar erogaciones que pocas veces terminan por ejecutarse.
Esta es la primera maniobra que se advierte al analizar el presupuesto neuquino para el aƱo que viene. El proyecto prevƩ ingresos totales por $ 34.070 millones y gastos totales por $35.693 millones. Ello nos muestra que terminarƔ el 2016 con un dƩficit financiero de $ 1.623 millones. La pauta significa un incremento del 25% en los ingresos y del 34% en los gastos respecto al presupuesto 2015 presentado por el Ejecutivo en la Legislatura, el que nunca fue aprobado.
Otra vez aquĆ aparece la subestimación de ingresos y sobreestimación de gastos. El Ćŗltimo punto se fundamenta, entre otras cosas, en la intención del gobernador electo Omar GutiĆ©rrez de sostener la autorización del poder legislativo para emitir tĆtulos por $ 2.100 millones.
Si se desglosan ingresos y gastos por partidas, los interrogantes se hacen aun mĆ”s evidentes. Al proyectar los ingresos, el plan prevĆ© regalĆas por $ 7.290 millones. La cifra implica un crecimiento del 30% respecto de lo que recibirĆ” la provincia en todo el 2015 por ese mismo concepto. Las regalĆas se ajustan por precio o volumen, o una combinación de ambos. Dado que un crecimiento explosivo de la producción de hidrocarburos es impensado para los próximos doce meses, la Ćŗnica forma de explicar semejante salto en las regalĆas es si el gobierno neuquino ya avizora una fuerte devaluación. Este es un nĆŗmero sobre el que todavĆa el Ejecutivo estĆ” trabajando y no puede definir hasta que anuncien las nuevas medidas del próximo gobierno. No es de extraƱar una corrección en el tipo de cambio, cuando la propia YPF dio a conocer esta semana en sus previsiones una devaluación del peso y su impacto en los balances.
Para tener una idea de lo que estamos mencionando, con un dólar a 13 pesos los ingresos adicionales por regalĆas sumarĆan mĆ”s de 800 millones de pesos anuales para la administración GutiĆ©rrez. Un dato no menor.
Asimismo, en el presupuesto se espera un crecimiento del 32% en los recursos tributarios. Todo indica que los tiempos que se vienen no estarÔn caracterizados por un fuerte crecimiento del nivel de actividad. Es evidente entonces que el incremento en la recaudación contempla apenas la pauta inflacionaria, sobre la base de los registros de los últimos años.
Llama la atención que, si el gobierno neuquino ya proyecta la devaluación de la moneda para el cĆ”lculo de las regalĆas, no anticipe tambiĆ©n el impacto de la misma sobre el nivel de precios. Una aceleración de la inflación podrĆa traer aparejado un incremento de la recaudación, en el hipotĆ©tico caso de que el nivel de actividad económica no se viera afectado a la baja por la caĆda del consumo y la inversión.
Pero si hay algo en lo que podrĆa impactar una suba en el nivel de precios, es sobre los salarios, con los consecuentes reclamos de recomposición en el poder adquisitivo por parte de los gremios estatales.
El gasto en personal que deberĆ” enfrentar la provincia serĆ” de algo mĆ”s de 18.000 millones este aƱo que estĆ” por finalizar. La cifra es un 33% mayor en relación a la que figura, para ese mismo Ćtem, en el presupuesto 2015 que no fue aprobado por la Legislatura a fines del aƱo pasado. La sorpresa surge cuando se compara ese nĆŗmero con la previsión para el 2016. Las erogaciones en masa salarial estimadas para el aƱo próximo estĆ”n en los $ 19.028 millones, apenas 5% por encima de la cifra que se ejecutarĆa este aƱo. No hace falta explicar que la partida en cuestión serĆ” mucho mĆ”s abultada que lo que estipula el proyecto de ley. Sólo computando el acompaƱamiento de un piso de inflación del 20%, los salarios deberĆan ubicarse en torno a los 22.000 millones de pesos, es decir casi 3.000 millones mĆ”s de los proyectados por el Ejecutivo.
Otro burdo artilugio tiene que ver con la obra pĆŗblica. El presupuesto 2015 aprobado inicialmente por los diputados provinciales indicaba para la partida de Inversión Real Directa (IRD) fondos por $ 2.857 millones. Con mucho viento a favor, las inversiones ejecutadas ascenderĆ”n a un valor cercano a los $ 1.700 millones, un 40% menos que lo presupuestado. La previsión para el 2016, mientras tanto, arroja inversiones por $ 2.954 millones, un 74% mĆ”s que lo que se ejecutarĆa este aƱo. Cuesta entender de quĆ© forma harĆ” el gobierno neuquino para emprender obras por $ 2.900 millones el aƱo próximo, si ni siquiera pudo hacerlas por $ 1.700 este aƱo. No es muy difĆcil pensar que se trata de una forma de redireccionar el gasto hacia otras partidas presuntamente deficitarias para el próximo aƱo.
La maldita deuda
Por Ćŗltimo, cabe destacar el incremento del peso de la deuda en la "ley de leyes" de la provincia. En el presupuesto 2015, los pagos por capital e intereses de la deuda pĆŗblica representaban el 7,8% de los ingresos totales. Para el aƱo próximo, la carga de los pasivos sobre la disponibilidad estatal ascenderĆ” al 10% de los ingresos totales. La incidencia podrĆa ser todavĆa mayor si, tal como lo prevĆ© el propio Ministerio de Hacienda provincial, se produce una devaluación.
En el 2010 la deuda pĆŗblica neuquina tomada en dólares representaba algo mĆ”s del 20% del total de los pasivos de la Provincia. Hoy esa relación se ubica por encima del 60%. Es decir que la administración GutiĆ©rrez se enfrentarĆ” a un serio problema si, a partir del 10 de diciembre, se produce una brusca devaluación en el paĆs. Pero algunos no ven un escenario tan complicado en este tema. "Los pasivos en dólares, que lejos estĆ”n de ser los ideales, se acoplan a las regalĆas que tambiĆ©n se relacionan con la divisa norteamericana. Es decir que, si hay una devaluación, mĆ”s pesos deberemos pagar por nuestros compromisos de deuda en dólares, fondos que saldrĆ”n de los mayores ingresos que generarĆ” el barril de crudo por esa misma corrección cambiaria", intentó justificar un alto funcionario del Ministerio de EconomĆa al ser consultado por el tema.
Lo cierto es que la administración Sapag contó en estos Ćŗltimos ocho aƱos con recursos rĆ©cord para ejecutar, ingresos extraordinarios generados por las prórrogas de las concesiones de las Ć”reas hidrocarburĆferas, transferencias Ćŗnicas por los contratos celebrados en Vaca Muerta, y pese a ello tuvo que recurrir al endeudamiento provincial para poder hacer frente a sus compromisos presupuestarios. Los problemas de gestión, a la vista.