El Protocolo Bullrich, Obama y el orden. ADN - Piedra OnLine

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viernes, 19 de febrero de 2016

El Protocolo Bullrich, Obama y el orden. ADN

Patricia Bullrich vino a Bariloche a buscar consenso para que Nación tuviera su protocolo anti piquetes. En rigor, para cambiar las reglas establecidas, ya que el gobierno de Cristina FernĆ”ndez de Kirchner habĆ­a instrumentado uno en los tiempos de Nilda GarrĆ© al frente del Ministerio de Seguridad. ¿El cambio?. La posibilidad de reprimir.

El protocolo kirchnerista indicaba que todo el personal policial que estuviera a cargo cuando se produciera una manifestación, debĆ­a hacerlo sin armas de fuego y debĆ­a conducir una negociación con los lĆ­deres para que sus reclamos llegaran institucionalmente el sitio correspondiente. HabĆ­a una mĆ”xima no escrita. “No se reprime la protesta social”.

Tanto fue así, que en 2088 en pleno conflicto con el campo, los dirigentes agropecuarios y muchos productores mantuvieron cortadas varias rutas del país, y no se registraron desalojos violentos ni tensión entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad. MÔs aún. Habiendo incluso órdenes judiciales de desalojo, no se llevaban a cabo. En Río Negro hay un ejemplo claro: la protesta docente. El gremio UnTER mantuvo cortada la ruta nacional 22 por mÔs de un mes. También una ruta cercana a Bariloche. Nunca fue desalojado por la fuerza.

Bullrich quiere cambiar ese paradigma. La génesis del cambio macrista estÔ en sus votantes. Una gran cantidad de argentinos, fundamentalmente aquellos que viven en los centros mÔs poblados, alzaron durante los últimos años fuertes quejas por los cortes de calles y rutas. Y el nuevo protocolo, viene a dar respuesta a ese sector. Y estÔ legitimado.
La represión a los trabajadores de Cresta Roja fue un aviso. Ahora había que darle un marco. Así nace el protocolo Bullrich, que aprovechó la reunión del Consejo de Seguridad Interior para juntar respaldo de las provincias que, sin compromiso alguno -ya que no es de aplicación en las juridiscciones locales- acompañaron la idea de Nación.

¿Pudieron los secretarios de seguridad decir que no?. Posiblemente. Pero en la etapa de paritarias y peleas por la coparticipación, casi ninguno quiso tener un elemento de pelea con la Casa Rosada.

El gobierno nacional tiene ahora (todavĆ­a en proyecto) la posibilidad de contar con un instrumento de represión. “Les vamos a dar 5 minutos para que desalojen” dijo la Ministra de Seguridad. La tentación de ordenar el espacio pĆŗblico no es patrimonio exclusivo del macrismo. Hubieron otros intentos en otros sitios del mundo. Pero es de de difĆ­cil aplicación. Por definición, una protesta es un acto de rebeldĆ­a y estĆ” en abierta oposición al orden.

El protocolo pide “avisar con anticipación” que se va a desarrollar una manifestación, y si se hiciera de sorpresa, tiene que tener reglas: ambos casos no deben interrumpir el trĆ”nsito. Caso contrario, se desalojarĆ”. La prensa tendrĆ” un “corralito” lejos de la protestas para “preservar la integridad fĆ­sica” de los periodistas. La idea no resiste el mĆ­nimo anĆ”lisis y se da de patadas con la profesión y la libertad de informar.

Pero lo mƔs sobresaliente del apuro de Bullrich para blanquear el nuevo protocolo, es la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a la argentina en marzo.

El gobierno sabía con anticipación de su llegada, que recién se confirmó ayer. EstarÔ el 23 y 24 de marzo, luego de visita a Cuba. Organizaciones sociales, sindicales, políticas, de derechos humanos y barriales ya avisaron que harÔn una marcha en Buenos Aires repudiando su estadía.

La historia de las llegadas de los presidentes norteamericanos a la Argentina siempre implicaron protestas, algunas mƔs violentas que otras. Obama estarƔ el 24 de marzo, el primer Dƭa de la Memoria bajo el gobierno de Mauricio Macri.

La Plaza de Mayo serĆ” un punto de encuentro, y el protocolo estarĆ” vigente.