ImplementarƔn su medicina ancestral en 80 hectƔreas de AƱelo.
Adriano Calalesina
adrianoc@lmneuquen.com.ar
Centenario.- "Somos como perlitas perdidas y hasta en Rusia nos miran como si fuĆ©semos de museo", dice Daniel Zaitsev, el jefe de una colonia de rusos que vive en Isla de la Vanguardia, un majestuoso lugar a orillas del rĆo NeuquĆ©n, cercano a AƱelo.
Son las tres de la tarde y el cielo es tan amplio y celeste que parece desplomarse sobre la barda arcillosa. En este lugar, los girasoles amarillos de tres metros de altura son raros y nadie imaginarĆa que el sitio fuese la Ć”rida meseta neuquina.
Las mujeres, que parecen niƱas, de cara pƔlida y ojos de color azul profundo, se pasean con vestidos antiguos y coloridos. Tienen varios hijos, todos rubiecitos, y de menor a mayor posan para la foto, con esas camisas cerradas a la derecha que en Rusia llaman "kosovorotka".
Cualquiera podrĆa pensar que se trata del vestuario de una pelĆcula, pero no. Se visten asĆ y tienen varias prendas que una modista se encarga de confeccionar. Quieren, a toda costa, conservar sus tradiciones, que pasaron cientos de aƱos desde las tribus eslavas hasta los cosacos.
La colonia de rusos vive en unas 80 hectĆ”reas. Es una familia de veinte integrantes que no sólo se dedica al cultivo de verduras orgĆ”nicas, sino a la medicina tradicional que en su paĆs se transmitió durante milenios. Dicen que con sólo comer sano cualquiera puede vivir mĆ”s de 100 aƱos.
Pero no cualquiera. Los hombres parecen disciplinados. Cuentan que "por favor" y "gracias" son las palabras que deben usar y el respeto es una de las claves para su progreso. "No confrontamos con nadie; si vemos corrupción, nos alejamos", asegura Daniel.
Los rusos parece que llegaron para quedarse en esta zona de Vaca Muerta. Daniel es el jefe de familia y volvió de Rusia hace unas pocas semanas. Vino de presentar un libro con el que dice haber ganado un concurso. Una narración personal de mÔs de 700 pÔginas que exhibe a todos, con mucho orgullo.
Pero en este lugar, no sólo se cultivan verduras que la familia se encarga de vender en el pueblo. También, desde hace varios años, les ronda la idea de levantar un centro terapéutico, un sitio donde ellos puedan atender las dolencias de la gente con su método tradicional.
AdriĆ”n Zaitsev tiene 36 aƱos y es el encargado de esa misión. Es uruguayo y atendió durante varios aƱos a pacientes en PaysandĆŗ. Hace poco vino de terminar sus estudios de kinesiologĆa, pero la mayorĆa de sus conocimientos provienen de un monasterio ortodoxo en los montes de Siberia.
Mientras construyen su casa en la isla (que fue incendiada mientras estuvieron de viaje), atienden en forma transitoria en la Pastoral de Migraciones.
Todos, de alguna forma, tienen la "mente limpia" del paso por el monasterio, donde aprendieron a depurar el cuerpo y el alma.
Trabajo: La familia trabaja unida. Los chicos van a la escuela y se integran a la ciudad.
AdriÔn estÔ casado con Leonela Rusakov hace mÔs de 16 años y tienen seis hijos: Jorge (14 años), Fauto (12), Konon (9), Zara (8), Ifraxia (6) y Eric (2). Los chicos van a la escuela y se adaptan como pueden. "Conocen la televisión, pero no les interesa, les gusta el campo antes que la ciudad", explica AdriÔn.
La isla es un sitio privilegiado que necesita un trabajo duro en la tierra, pero la familia estĆ” mĆ”s que feliz. Hace unos aƱos estuvieron en Rusia, en Siberia, pero regresaron. Dicen que el clima es tan frĆo que apenas se puede trabajar tres meses al aƱo. Un clima tan hostil que ve a la Patagonia como una bendición de contrastes en la calidez de la gente.
"Algunos de los conocimientos de fisioterapia me vienen desde chico. En mi casa se acomodaba el crƔneo a la gente, se las centraba. Eso viene de la guerra". AdriƔn Zaitsev. Fisioterapeuta de medicina tradicional
"Queremos hacer un parque botƔnico medicinal. Trajimos semillas desde Rusia y tambiƩn de otras partes para cultivar plantas en la isla". Daniel Zaitsev. Escritor y jefe de la familia
Un centro en el medio de la barda
La familia estĆ” levantando un centro depurativo a 4 kilómetros de AƱelo, cercano al rĆo NeuquĆ©n. El proyecto se denomina Vida de Manos (www.vidademanos.com) y es coordinado por AdriĆ”n Zaitsev.
De huertas y amor por Facebook
A pesar del impacto que genera ver a la familia vestida con ropa de Ʃpocas antiguas, muchos de los integrantes tienen los pies sobre la tierra.
Safoni Zaitsev es el único soltero del clan, pero asegura tener una novia en Chile a la que visita de vez en cuando. Nikita, el menor, conoció hace un año a su actual esposa a través de Facebook.
Para conservar sus tradiciones, intentan casarse con los de su misma comunidad, aunque tampoco cumplen los dogmas a rajatabla. Una de sus hermanas estĆ” casada con un policĆa de RĆo Negro.
El joven Nikita viajó hasta Tomsk, Siberia, para casarse con Vasilissa Beschtannikov, quien no habla una palabra de español. Su padre asegura no haber entendido nada.
"Me dijo que tenĆa que viajar a Siberia, que habĆa conocido a una chica por Facebook. Dijo que todas las palabras en sus conversaciones encajaban", recordó. Vasilissa pasa los dĆas en AƱelo, en una chacra ubicada en la localidad rionegrina de Cinco Saltos, y tambiĆ©n hasta en la ciudad de NeuquĆ©n.
En la familia tambiĆ©n estĆ” la madre de los 11 hermanos Zaitsev, Marfa Kilin. Ella nació en Brasil, tambiĆ©n pertenecĆa a una colonia y de muy joven conoció a Daniel. Hoy pasa sus dĆas en la huerta, ese lugar sagrado que da alimento y vida.

