
RĆo Negro. El Ćŗltimo habitante tiene 86 aƱos. Vive en RĆo Colorado y viaja una vez a la semana. Fue un pueblo con 200 habitantes, hasta que el cambio de trazo de la Ruta 22 lo fue desconectando.
La imagen se repite cada domingo con el mismo protagonista. Con 86 aƱos a cuestas, Ricardo Collar fue el Ćŗltimo residente del paraje Juan de Garay. Todos los domingos llega desde RĆo Colorado en su camioneta para quitar los yuyos y decorar el cementerio. AquĆ descansan los restos de sus familiares, amigos y vecinos.
El pueblo se formó alrededor de la estación de tren, a 42 kilómetros de RĆo Colorado, en el departamento de Pichi Mahuida. Se conectaba por la vieja ruta 22 de ripio. Luego, en la dĆ©cada del `60, la traza se trasladó a 40 km de allĆ y fue asfaltada, para convertirse en la recta mĆ”s larga de SudamĆ©rica”, desde Choele hasta RĆo Colorado. Para Juan De Garay significó el principio del fin.
Don Collar vive hoy en RĆo Colorado, pero nació y pasó gran parte de su vida en el paraje. AllĆ estudió, trabajó desde muy chico e hizo amigos. Tuvo sus buenos momentos “y de los otros”, expresó a “RĆo Negro”.
El hombre aĆŗn realiza tareas en un campo de La Pampa y regresa a RĆo Colorado, para descansar y disfrutar junto a su hija Fabiana y sus nietos. Pero como si fuera una obligación, cada domingo conduce su camioneta durante mĆ”s de una hora hasta el cementerio de Juan de Garay.
No faltan las caminatas por algunos lugares de Garay que le traen recuerdos de su juventud.
“Me tocó ir viendo como de a poco el pueblo se fue muriendo. Sólo mis padres se quedaron allĆ, hasta que los fui a buscar. En Garay ya no quedaba nada por hacer.
El padre de Ricardo fue carrero y mercachifle, propietario de una chata de carga y encargado de trasladar los lienzos de lana que se producĆan en los tiempos de esquila. Se cargaban en la estación, con destino al Mercado Victoria de BahĆa Blanca.
Con el aporte de los datos históricos brindados por Diego Zurueta y el testimonio de Collar, este diario puedo aproximarse al pasado: Garay fue un pujante pueblo ganadero, mayormente de ovinos. Llegó a tener poco mÔs de 200 habitantes, comercios, la escuela pública Nº 182 y el club deportivo Juventud Unida. Sus jugadores utilizaban una camiseta similar a la de River Plate.
AquĆ existió un comercio de ramos generales, de propiedad de Juana Alberdi de Lamot, que posteriormente se trasladó hasta cercanĆas de la estación del ferrocarril Sud, construida entre los aƱos 1898 y 1899. La CompaƱĆa del Sud instaló un molino y una bomba de agua junto al rĆo, para abastecer locomotoras y sus motores a vapor. Lenta pero progresivamente, alrededor de la estación creció un pueblo rural.
El caserĆo fue posta obligada del constante trĆ”nsito, por comercio o turismo, que tenĆa como destino a Bariloche.
Frente a la estación se estableció también una pequeña Fonda y Almacén de Ramos Generales, originalmente propiedad de Edwin Grunstein, de nacionalidad alemana. Contaba con cuatro habitaciones de hospedaje y servicio de despacho de combustible.
No era raro ver pasar a muchos turistas, sobre todo alemanes, que conversaban con Edwin en su lengua natal, se hospedaban y luego seguĆan viaje.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el comercio fue vendido. Grunstein se trasladó a Bariloche, estableció allà su comercio y fue uno de los socios fundadores de la CÔmara de Comercio.
Como muchos pueblos del interior, hoy Juan de Garay es tan sólo vestigios y recuerdos.
El Ćŗnico elector y el Ćŗltimo baile popular
En 1995 se realizaron elecciones presidenciales, la estación estaba intacta y allĆ se instaló una mesa electoral. Sólo votó Alberto Armando Laffitte. El resto de los que figuraban en el padrón habĆan fallecido.
Un afiche recuerda el último baile que se desarrollo en Juan de Garay. Fue el 6 de diciembre de 1952, a beneficio a la comisión de damas y amigos de la Escuela 182.
Juventud Unida. Asà se llamó el club que tuvo el pueblo. La casaca era similar a la de River.
La falsa promesa del Almirante Isaac Rojas
En el aƱo 1955 se produjo en el paĆs la llamada Revolución Libertadora, que provocó la destitución de Perón, y la instalación de una nueva Junta de Gobierno Militar.
Uno de los brazos activos de esa Junta fue el Almirante Isaac Rojas, quien tuvo una decidida presencia en RĆo Colorado y todo el departamento de influencia, ya que supervisó personalmente no sólo la reconstrucción del pueblo luego del bombardeo sufrido en Septiembre de ese aƱo, sino tambiĆ©n el control de las obras del proyectado Dique Salto Andersen.
En uno de sus viajes, acompaƱado por una comitiva oficial, y ya de regreso desde Pichi Mahuida y Salto Andersen, se detuvo en la Fonda AlmacƩn de Juan de Garay.
Según cuenta don Ricardo Collar, pidió un vaso de ginebra Globo
AllĆ sentado, muchos parroquianos de la localidad aprovecharon para expresarle el malestar y la preocupación existente con los estudios que se estaban realizando, y que significaban el nuevo trazado de la actual Ruta Nacional NĀŗ 22, que de concretarse significarĆan la muerte de todos los pueblos existentes en su cercanĆa., entre ellos el de Juan de Garay.
AllĆ, antes de marcharse y de estrechar la mano de todos los presentes, el Almirante Rojas les hizo una promesa: “No se preocupen mis amigos, en cuanto llegue a Buenos Aires de un plumazo corrijo esto”.
La promesa quedó en la nada.
Para el año 1956 el nuevo trazado de la ruta Nº 22 se fue concretando, muy lejos de Juan de Garay.








