A eso hay que sumarle el programa proteccionista que Trump da señales de buscar implementar, en un contexto donde el excedente global de manufacturas industriales es altísimo, y gran parte del mismo está disponible para hacer dumping.
La suma de esos factores: economías cerradas, las dificultades para encontrar mercados compradores y para conseguir financiamiento, derivarán antes o después en una inevitable falta de dólares en la economía argentina, la cual podría acelerarse por el déficit fiscal, el cual ya era alto cuando terminó el gobierno de kirchnerista, pero que el macrismo se encargó de hacer más alto aun.
En medio de ese escenario, el ejecutivo nacional tomó una de sus medidas más polémicas; el Banco Central aprobó la comunicación A6105, que habilita al Gobierno a tomar parte de los dólares depósitos para financiar al Tesoro nacional, algo que estaba prohibido luego de la las duras lecciones que dejó el final de la convertibilidad y el corralito.
Desde aquella experiencia, los depósitos en dólares sólo se prestaban al sector privado para actividades vinculadas a la exportación, justamente aquellas que generan dólares. Hoy, el sistema cuenta con US$ 27.100 millones en depósitos, de los cuales unos US$ 9.000 fueron prestados a privados, por lo que en base a los niveles de encaje actuales, el Tesoro Nacional se podría hacer con entre US$ 4.500 millones y 3.500 millones de dólares de los ahorristas para financiarse mediante títulos de deuda pública.