“El 23 de octubre empieza otro partido” es una frase que se dice en ámbitos del oficialismo para graficar un proceso de desunión, acentuado después del resultado obtenido por el partido en las elecciones primarias de agosto.
El gobernador Omar Gutiérrez y el vicegobernador Rolando Figueroa mantienen en público una relación de cordialidad aparente desde antes de las PASO, pero ya están ingresando en la etapa que transitan las parejas cuando se descompone el vínculo.
El tándem que gobierna la provincia tuvo un sponsor original, el exgobernador Jorge Sapag, pero ese modelo que llegó al poder en diciembre de 2015 se quebró. El nuevo escenario encuentra a Gutiérrez con su alineamiento inicial y a Figueroa construyendo relación con un nuevo padrino: el vicegobernador orienta la mirada hacia el senador y secretario general de los petroleros, Guillermo Pereyra.
Este grupo de cuatro protagonistas amasa una interna que vuelve a enfrentar a la antigua dirigencia del MPN, ahora a través de la llamada “nueva generación”, que no lo es tanto porque ya tiene 50 años de edad.
La primera señal que empieza a delinear este escenario la envió Pereyra, que el viernes se reunió con Gutiérrez. Fue un encuentro con exclusiva agenda política y con un Pereyra hablándole a Sapag a través del gobernador.
El senador le pidió a Gutiérrez, que además es presidente del partido, un espacio para la autocrítica “sin el manual de Durán Barba”, luego de las elecciones. El dirigente de la generación de los mayores dejó en claro también que mantendrá activo a su sector, la lista Azul y Blanca, y que quiere repetir otro mandato en el Congreso, revelaron fuentes confiables.
En la puja que ya asoma sobre la superficie, los sectores del gobierno cercanos a Gutiérrez no niegan las diferencias con Figueroa pero le bajan intensidad al nivel del enfrentamiento. Creen que por ahora el vicegobernador busca posicionarse para disputar nuevos espacios dentro del MPN. Del otro lado se escuchan opiniones con mucha crítica hacia la gestión del gobernador y a todo lo que fue el proceso electoral, con el objetivo último de que el mensaje replique en el área chica de Sapag.
La idea de que hoy no se plebiscita la gestión de gobierno es alimentada por los sectores alineados con Gutiérrez, con la intención de mantenerse lo más alejado posible de los daños potenciales que pueda causar un resultado flojo en las urnas. Por el contrario, desde la Legislatura consideran que la fotografía que construya hoy el electorado afectará tanto la imagen del gobernador como la del exgobernador, artífice de la estrategia electoral para esta campaña.
Por su característica de partido provincial, el MPN juega con la idea de que las elecciones de medio término no suelen favorecerlo porque se discuten grados de consenso de los gobiernos centrales. Es una forma de colocarse en la política nacional que deja muchos orificios, en particular cuando se plantean agendas intensas que se definirán en el Congreso, como la reforma laboral o el régimen jubilatorio; o ante casos como el de Santiago Maldonado donde la dirigencia del MPN no estuvo a la altura de un hecho tan grave como la desaparición y muerte del joven.
El macrismo local, que tampoco habló de Maldonado, proyecta su futuro igual que el MPN tras el resultado de hoy. Los números de las PASO encendieron las expectativas de Horacio Quiroga, su referente local, y en el gobierno provincial afirman que el intendente de la capital “resucitó” como aspirante a la gobernación para el 2019.
El termómetro que medirá el nivel de aceptación política de Quiroga es la pelea por las nueve bancas que están en juego en el Deliberante. Si le va bien, el resultado contribuirá a la hipótesis del “resucitado”, pero tiene un socio en stand by, Ramón Rioseco, que también tendrá hoy su propia vara.
Pereyra se reunió con Gutiérrez y le planteó una autocrítica para después de las elecciones. Le dijo que mantendrá activa su lista y que quiere la reelección en el Senado.
