comicios del 2019, donde buscará ser protagonista, dentro o fuera del MPN
Mucho se habló y se hablará de las diferencias internas en el Movimiento Popular Neuquino, en particular de sus dos principales figuras de la actualidad, que casualmente comparten fórmula: el Gobernador Omar Gutiérrez y su vice, Rolando Figueroa. Pero además, el primero es el conductor del partido y el otro es el presidente de la Convención, órgano fundamental de la soberanía partidaria. Sin embargo, de aquel triunfante 2015 hasta hoy ha pasado mucha agua por debajo del puente. Sin ir más lejos, en las últimas elecciones partidarias, Rolo quedó al margen de la negociación y no integró la lista de unidad. Desde las filas del oficialismo hablan de una relación quebrada.
Con este escenario de ruptura con quien hoy es el líder del MPN, la ascendencia de Figueroa dentro del oficialismo parece hacerse cuesta arriba. A pesar de tener un fuerte respaldo popular, Rolo no cuenta – en principio- de la venia de la conducción actual del partido. Así, es muy difícil que logre encabezar la propuesta del espacio provincial que gobierna la provincia desde hace más de 50 años. No obstante, ese capital político personal que ostenta el vicegobernador (y todos, propios y ajenos, reconocen) será su as de espadas para negociar su lugar, dentro o fuera del partido.
En un primer pantallazo, cabe señalar que hasta el momento Figueroa no ha hecho declaraciones resonantes sobre sus aspiraciones en el corto plazo, no ha definido si será o no candidato en 2019. Y siempre que ha podido, se ha mostrado junto al gobernador en actos públicos. Pero también es cierto que ha marcado diferencias en cuanta ocasión ha tenido, desde declaraciones hasta presencias en el último tiempo en espacios extrapartidarios. Sus principales objeciones para con el Gobernador son su relación con Nación y su escasa crítica a las medidas de ajuste del Presidente Mauricio Macri para con la provincia de Neuquén en particular y la Patagonia en general.
Sin correr los pies del plato del Movimiento Popular Neuquino, el vicegobernador ha dado indicios claros de no estar cómodo en la estructura actual del partido, donde si bien es un miembro y un dirigente de peso, no tiene hoy la facultad de dirigir y encausar las políticas de Estado. Su discurso más combativo y apuntado tal vez a un espectro más amplio que el propio MPN ha despertado la atención de otras fuerzas políticas que buscan destronar al oficialismo provincial. Y qué mejor que uno de los suyos para dar el golpe de gracia. Una suerte de Caballo de Troya. Y allí, el principal interesado y quien más chances tiene de cooptar al díscolo es el peronismo.
Con el PJ como eje central, el movimiento popular referenciado en Juan Domingo Perón buscará en los comicios del año que viene dar el batacazo y quedarse con el cetro provincial. El contexto nacional favorece a toda fuerza política que por definición se oponga al gobierno nacional y en ese escenario el peronismo es la fuerza mayoritaria. Luego del cimbronazo del 2015 y la fragmentación que llegó tras la derrota electoral, desde el justicialismo han comenzado la reconstrucción y en particular en la Patagonia tienen una chance real de llegar al poder. Por eso también, están apostando a una construcción colectiva, regional, amplia, que incluya a otros sectores. Ahí es donde entra en juego la posición de Rolando Figueroa.
Un sector del peronismo ya activó el operativo seducción para atraer a sus filas al Vicegobernador, al menos en calidad de un frente con el MPN, siempre y cuando Rolo supere la interna partidaria. Otros en tanto se muestran más reticentes a esta posibilidad y aceptarían trabajar en conjunto con Figueroa solo si pega el portazo en el oficialismo. En cualquier caso, la última palabra y la llave para abrir la puerta del próximo escenario la tiene solo Rolando Figueroa. Dependerá del tenor de su apuesta y de la soga que le quede para negociar puertas adentro del MPN. Si pueden más las diferencias y las aspiraciones personales o la búsqueda de la refundación del partido provincial, que tal vez sea un proceso a mediano y largo plazo.
Así, Rolo se debatirá entre sus raíces o la alternativa que se presenta para saciar su deseo de conducir. Deberá poner en la balanza sus ambiciones personales y la construcción colectiva y ver cuál pesa más. Si acepta ser un engranaje más del espacio que gobierna hace más de medio siglo o si busca abrir su camino.
