Se recibió en plena pandemia y en medio de la angustia por no encontrar una fuente laboral, su pueblo le ofreció una oportunidad impensada.
Piedra del Águila está en ebullición. La nueva planta de procesamiento de truchas, concesionada a la empresa Idris Patagonia, movilizó a toda la comunidad ante la apertura de nuevos puestos de trabajo -ocupados en su mayoría por mujeres- y la visita en los últimos días del gobernador Omar Gutiérrez con una comitiva de funcionarios, empresarios y medios de prensa que colocaron a la localidad entre los principales titulares de noticias.
De alguna manera u otra, los habitantes de ese distrito de Collón Curá - y otros aledaños como Santo Tomás, que también forma parte del proyecto- saben que son protagonistas de un momento importante de la historia local. Es que más allá de marcar un antes y un después en la matriz productiva de la región y del impacto económico por las fuentes laborales directas o indirectas que genera, el emprendimiento simboliza a su vez un cambio cultural y abre una ventana hacia el futuro, allí donde las generaciones más jóvenes no veían oportunidades.
El desarrollo profesional en su pueblo natal era impensado hasta hace meses para Agustina Rodríguez, quien años atrás se vio obligada a dejar a su familia y el terruño para estudiar y abrirse camino en el mundo laboral.
"Yo viví toda mi vida en el pueblo. Como no tenemos posibilidad de conseguir ahí un título superior, yo sabía que terminado el secundario a algún lugar me tenía que ir. Como mis papás son de Bahía Blanca y tengo familia ahí, fui a estudiar a Ingeniería en Alimentos a la Universidad Nacional del Sur", contó la joven de 28 años que, luego de recibirse "por videollamada" en plena pandemia y pasar unos meses de incertidumbre al no conseguir trabajo, hoy encara el "primer gran desafío" profesional de su vida como encargada del control de calidad y de procesos de la planta.
Con el título en trámite y en medio de la angustia por no encontrar una fuente de sustento, a través de sus padres, Agustina se puso en contacto con Lucas Maglio, el gerente regional de Idris Patagonia, que se encontraba en Piedra del Águila liderando el proyecto.
"Esto fue en marzo del 2021. Él me dijo que la planta todavía no estaba funcionando, pero propuso que me sume al equipo. En junio y julio estuve haciendo prácticas y a partir de ahí empecé a trabajar en la piscicultura. La idea era que me familiarice con todo lo vinculado a la acuicultura", señaló.
El regreso de Agustina a Piedra del Águila fue un tanto particular dado que en un principio estuvo viviendo en la piscicultura, a unos 30 kilómetros del pueblo, cerca de la represa.
"Los primeros días pensé que terminaba las prácticas y volvía a Bahía, pero luego me adapté. Me costó mucho estar encerrada. Yo siempre fui muy deportista, antes jugaba al básquet, al fútbol, competía en las ligas, así que pasar de eso a nada, fue difícil. Lo bueno fue que todo era un aprendizaje constante y eso me enganchó. Con Franco Gamboa, que me enseñó todo, vivíamos ahí porque estábamos de guarda constantemente para controlar alguna falla del agua o de la electricidad. Estábamos encargados del procedimiento de siembra de ovas y el cuidado de la alimentación de alevinos", precisó.
Luego de ese proceso de inducción y una capacitación en Puerto Montt, Agustina comenzó a trabajar en la planta a principios del 2022, días después de que se pusiera en marcha. "Mi verdadero regreso a Piedra fue ahí, en enero de este año que me fui a vivir con mi familia. Ahora estoy reaprendiendo a vivir en el pueblo, a sus ritmos y los distintos eventos", dijo.
Respecto a su quehacer diario, Agustina tiene a su cargo a 50 personas, responsabilidad que comparte en un nivel menor de jearaquía con Alejandro Oyarzo, el jefe de planta. "Esta es mi primera gran experiencia. Es un aprendizaje continuo y vertiginoso. Estoy encargada del control de calidad y de los procesos para que no haya contaminación cruzada, reviso los manuales, los procedimientos operativos estandarizados, hago análisis de peligros y puntos críticos (HACCP). En estos momentos estamos trabajando de lunes a lunes y prácticamente sin horario porque es la puesta en marcha y hay un montón de situaciones que tenemos que ir resolviendo. Para mi lo principal es cumplir con las expectativas generales y de producción que tendrían que ser 10 mil piezas por días procesadas. Ahora estamos en 8 mil", detalló después de enfatizar que está totalmente enfocada en el proyecto.
"Llevamos muchísimo trabajo pero para llegar a lo que pretendemos nos falta mucho más. Todo es un aprendizaje impresionante y todas las personas que hemos tomado lo están asimilando súper rápido. No me sorprende porque sé de la falta de trabajo y de oportunidades en los pueblos chicos como este, pero realmente es muy grande el nivel de compromiso que tienen con la planta", destacó.
"Un día le preguntamos a una de las chicas que se acababa de incorporar cómo veía el trabajo. Nos dijo que le encantaba y que ahora iba a poder conocer un restaurante. Escuchar eso nos mató. En un futuro la planta va a incorporar un servicio de catering, de lavandería, así que ahí se van a abrir otras puertas laborales más", manifestó ponderando todas las actividades que girarán en torno al funcionamiento de la iniciativa.
"La verdad es que nunca estuvo en mi cabeza volver porque en Piedra yo no veía ninguna posibilidad de poder insertarme y aplicar lo que había estudiado. El pueblo se sostiene principalmente por la actividad de los comerciantes y del municipio que es fundamental para la salud y educación pública y las ayudas sociales. Salvo la hidroeléctrica, empresas privadas del tamaño de Idris no hay. Suena demagogo que lo diga yo, pero para mi en este momento Idris está haciendo historia de verdad en el pueblo. La empresa aspira a contratar a 200 personas, son 200 familias que van a tener un ingreso mensual, algo difícil de conseguir acá", concluyó.
Un proyecto protagonizado en su mayoría por mujeres
Ubicada a 20 kilómetros de la Ruta Nacional 237, la planta concesionada a Idris Patagonia permitirá faenar y eviscerar la producción de truchas de los criaderos de la localidad, además de filetear a partir de mayo o junio. Cuando esto suceda los despachos a los destinos finales (Estados Unidos y Japón) se harán en forma directa sin pasar por Puerto Montt donde actualmente se realiza el proceso de fileteado.
La empresa, que comprometió una inversión de 12 millones de dólares en 20 años para acompañar el desarrollo de la acuicultura en la provincia, espera cosechar 1.500 toneladas de pescado este año, 4 mil toneladas para 2023 y entre 15 mil y 19 mil toneladas para 2030. En paralelo, aprovecha las vísceras de las truchas para elaborar aceite y harina de alto contenido proteico que es utilizada para elaborar alimentos de perros y gatos.
El 80 por ciento de la mano de obra empleada para la iniciativa está compuesto por mujeres de Piedra del Águila y de Santo Tomás. "Este paso también tiene que ver con política e igualdad de género. La gran mayoría de las personas que se han incorporado aquí son mujeres de Piedra del Águila. Una ingeniera de acá, de Piedra del Águila va a generar el control de calidad. Una ingeniera que vuelve a su terruño. Esta es una obra que promueve el arraigo y retrotrae el lamentable desarraigo que por ahí se ha vivido en algún momento. Eso es sinónimo de revancha", destacó el gobernador Omar Gutiérrez el lunes pasado al inaugurar la planta, haciendo alusión a Agustina.
"Creo que es fundamental que las mujeres empecemos a ocupar espacios que generalmente por un tema cultural estuvieron ocupados por hombres. Sin desmerecer el trabajo de ningún hombre realmente existía una falta de oportunidades para nosotras. Es movilizante ver a las chicas llegando a la planta. En otro momento no hubiesen tenido la posibilidad de apuntar a un trabajo de calidad", señaló Agustina al respecto.(lmneuquen.com)
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