Por Claude Staicos
En su carrera hacia 2023 el secretario de Energía agitó el avispero en Buenos Aires. El MPN tiene un naipe fuerte para jugar.
Toda vez que un dirigente ensaya una jugada de esas que generan ruido, se dice que pateó el tablero, que agitó el avispero o que jugó una carta. Y, si esa fue la intención del secretario de Energía, Darío Martínez, puede decirse que la suya fue una carta fuerte.
En su misiva al presidente Alberto Fernández y al ministro de Economía, Martín Guzmán, Martínez les advirtió que el recorte de fondos que iba a padecer la secretaría a su cargo, implicaba “consecuencias desastrosas para el país” en materia de abastecimiento de gas y de producción de energía. La carta se filtró (¿porque alguien quiso que se filtrara?); entonces le garantizaron recursos y, dicen, el propio Alberto lo invitó a que saliera a aclarar. Martínez lo aclaró el mismo jueves y lo siguió aclarando el viernes. Pero la carta -a la que intentó imponerle status de “documento interno”- ya estaba sobre la mesa.
Allá, en Buenos Aires, se dijo que Martínez había dejado de hacer equilibrio entre Alberto y CFK, para volcarse definitivamente hacia CFK. Es que la carta se jugó justo en medio de la puja pública que el acuerdo con el FMI generó entre los socios del Frente de Todos (FdT). Acá, en Neuquén, se dijo que Darío había quedado entre la espada y la pared y que tenía que fijar postura. El momento fue de máxima tensión, entre otras cosas porque la energía es palabra santa en Neuquén y todo aquel que aspire a gobernar la provincia no puede claudicar en esta materia.
No obstante, antes de la interna por las candidaturas del FdT, Martínez tiene otra cita con las urnas y es nada menos que la elección de cargos partidarios en el PJ neuquino. Martínez es el presidente y en abril se pondrá en juego su cargo. Los suyos (y esto incluye a las agrupaciones K) ya venían fogoneando que Darío es el candidato de ambos (es decir un dirigente de lealtades compartidas entre Alberto y CFK).
¿Entonces por qué se lo ubicaba más cerca de él que de ella? La explicación tiene sus argumentos. Se entiende que necesitaba pisar con más fuerza en Buenos Aires, frente a la sintonía extrema de su adversario neuquino, Oscar Parrilli, con CFK. Es decir, el mismo rival interno que tiene hoy en día.
Estos son los hechos que respaldarían aquel postulado. Veamos: en marzo de 2016 Martínez asumió como diputado nacional en reemplazo de Nanci Parrilli (hermana de Oscar) y se convirtió en el denunciante penal del entonces presidente Mauricio Macri, en el caso de los Panamá Papers, escándalo internacional sobre presuntos ocultamientos de propiedades, activos y ganancias, destinados a la evasión tributaria.
Al año siguiente, en octubre de 2017, ganó su continuidad en la Cámara Baja tras haber salido tercero en las elecciones, detrás de David Schlereth (JxC) y de “Chani” Sapag (MPN); cuarto y afuera quedó Ramón Rioseco (Frente Neuquino). Con esos pergaminos, Martínez intentó ser candidato a gobernador en 2019, pero ni siquiera le dieron la posibilidad de una interna. Lo llamaron al Instituto Patria (allá en Buenos Aires) y, a instancias de Parrilli, le dijeron “es Ramón” y así fue.
Aquel mismo año quiso ser candidato a senador y le dijeron “es Oscar” y así fue. Martínez renunció a su banca de diputado nacional para ser candidato al mismo cargo, en una jugada que no viene al caso repasar. Al poco tiempo, en septiembre de 2020, presentó su segunda renuncia para asumir en el cargo que hoy tiene en la secretaría (y al que estuvieron a punto de podarle los recursos).
Por el lado del MPN, la primera carta que mostró el sector Azul fue la de sus candidaturas. Con varias cartas en el mazo, madrugó a sus adversarios con la presentación del vicegobernador Marcos Koopmann como posible sucesor del gobernador Omar Gutiérrez.
Pero tiempo al tiempo. Primero afrontará la interna por cargos partidarios, luego la interna por cargos electivos y recién después las generales de 2023 en las que, llegado el caso, tendrá dos tres fuertes. La primera es conocida y radica en la fecha (lejana a las nacionales); la segunda también es conocida y consiste en las alianzas a través de colectoras; pero la tercera es nueva y la sumó en 2019. Con Mariano Gaido en la Intendencia capitalina, tiene la posibilidad de unificar las elecciones de gobernador y jefe comunal, lo que robustecería el trabajo militante. Sería algo así como un comodín qué sólo el partido provincial tiene entre sus manos.
En JxC las cartas son varias y hasta hay quien sugiere sumar a Rioseco. No obstante la más fuerte es la que le brinda la posibilidad de sumar a Carlos Eguía (quien fue candidato a diputado nacional con el sello de la CC-ARI) y a Jorge Sobisch (poseedor del sello de la Democracia Cristiana); el asunto es si esta vez habrá predisposición a definir candidaturas en las urnas. En las legislativas de 2021 no la hubo y se escucharon reproches. (mejorinformado.com)
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