Estudiantes del CPEM N° 32 y el equipo EPA! del Hospital de Piedra del Águila elaboraron un recetario colaborativo.Adolescentes del CPEM N° 32 y el equipo de salud que conforma EPA! en Piedra del Águila crearon un Recetario colaborativo para llevar, viandas completas y saludables. La idea surgió como parte de las inquietudes y problemáticas referidas a la alimentación: saltean comidas, ayunos prolongados o que consumen frecuentemente alimentos comprados, por ejemplo, en quioscos (barritas, snacks, jugos, alfajores, entre otros).
EPA! es un equipo transdisciplinario que trabaja en el cuidado y la promoción de la salud integral de adolescentes. Está conformado por diferentes profesionales del Hospital de Piedra del Águila que asisten una vez por semana a la escuela secundaria para efectivizar el derecho al acceso a la salud en la adolescencia. El equipo trabaja para abordar las necesidades en relación con la salud integral, en un marco de corresponsabilidad con la institución educativa, intersectorialidad y construcción colectiva. Es parte de un trabajo en equipo y complementario entre Salud y Educación que ya lleva varios años.
“Quiero felicitar al equipo de salud y especialmente a María Lus que estuvo en la coordinación de esta gran y práctica idea que es el recetario, y por supuesto felicitar a las y los adolescentes del CPEM N° 32 que fueron los creadores. Es un gran trabajo el que vienen haciendo, es muy importante seguir trabajando junto a las adolescencias para garantizar su salud integral, en espacios donde encuentren oportunidades de salud a sus demandas diferenciales, que afiancen y fortalezcan sus derechos”, indicó la ministra de Salud, Andrea Peve.
Respecto de la experiencia, la nutricionista del Hospital de Piedra del Águila y coordinadora del proyecto, María Lus Rodríguez, reveló cómo fue el proceso que dio vida al recetario, el cual forma parte de su trayectoria en el Sistema de Salud Público neuquino en el que se desempeña desde hace siete años y su mirada de la nutrición comunitaria y la salud pública.
“Los adolescentes que se acercaban al espacio de salud que tenemos armado en la escuela nos manifestaron en varias ocasiones que por ahí se levantaban justo e iban a la escuela, o no sabían qué prepararse para comer y llevarse a la escuela o que iban sin comer y cruzaban al kiosco y compraban algo ahí en el momento para comer o tal vez estaban toda la jornada escolar y recién cuando llegaban a la casa o tenían un tiempo comían”, explicó Rodríguez sobre algunos de los comentarios que resultaron disparadores del proyecto.
“La nutrición y la salud del adolescente es un eje fundamental a trabajar para los equipos de salud. Es una población que no asiste por lo general al hospital, salvo por situaciones puntuales, entonces el equipo de salud tiene un desafío respecto de tener que salir a buscar a esta población, a convocarla, a generar un vínculo para poder después trabajar con este grupo. Y, por otro lado, las cifras son cada vez más alarmantes en cuanto a los datos de obesidad y sobrepeso”, afirmó la nutricionista.
Por ese motivo, la situación que se planteó dentro de la Consejería de Salud Integral resultó en una gran oportunidad para trabajar sobre la alimentación. “Es de gran interés para ellos, empiezan como a generar autonomía también en la preparación de los alimentos, en poder comprar algunas cosas, entonces es como un momento oportuno para generar información o poder brindarles información y que puedan tomar decisiones que ayuden a cuidar su salud”, sostuvo Rodríguez.
Se realizaron talleres teórico-prácticos para cada uno de los cursos, de primero a quinto año, en ambos turnos. “La modalidad del taller era que puedan crear su propia vianda, entonces para generar ese contexto tuvimos que trabajar en grupos reducidos y nos llevó cerca de dos meses hacer todo el proceso de poder trabajarlo con todos los chicos de la escuela, entre 300 y 400 adolescentes”, detalló la nutricionista.
“Todas la viandas que forman parte del recetario fueron creadas por estudiantes que participaron del taller, entonces también un poco reflejar eso, que lo puedan ver y que eso pueda servir también para multiplicar en otros adolescentes que comer completo, saludable, no tiene por qué ser difícil o caro o imposible, sino que con ideas fáciles, lo tengan ahí a la mano y puedan, tal vez reproducir eso o animarse a generar nuevas preparaciones”, apuntó.
Mucho más de simples recetas
El recetario está pensado en base a la gráfica de la alimentación en la Argentina que es el plato saludable con la distribución de los nutrientes. En este sentido, Rodríguez agregó: “Llevamos este concepto al armado de la vianda, entonces lo que hicimos en el taller fue, en las bandejitas plásticas de la vianda, dividirlas, marcarlas bien gráficamente que tenían diferentes partes y cada una de esas partes estaba compuesta por un nutriente”.
Para identificar más claramente cada tipo de alimento, además, les colocaron un nombre o un ícono que sintetice la función de ese tipo de nutriente en el organismo. En esa búsqueda de generar un paralelo entre el nutriente y la función surgieron los alimentos/nutrientes ladrillos, escudos, batería y corazón.
Los alimentos ladrillo son los que constituyen las estructuras del cuerpo, fundamentales en la etapa de crecimiento y cuando se realizan deportes. En este grupo se incluyen las carnes (pollo, vaca, pescado) y huevo. En el caso de elegir una alimentación vegana o vegetariana, las legumbres (soja, lentejas, garbanzos).
Los alimentos escudo son los que poseen fibras dietéticas, como las frutas y las verduras. Es el grupo de nutrientes que más y en mayor proporción tiene que estar en la vianda. Son escudos para prevenir enfermedades y fortalecer las defensas.
Los alimentos batería son aquellos que aportan energía. Son clave para aquellos días con más actividades escolares o deportivas. Ejemplo: papas, fideos, polenta, arroz, galletitas, pan, choclo, batata, quinoa.
Los alimentos corazón ayudan al funcionamiento cardíaco y disminuyen el riesgo de enfermedades cardiovasculares: semillas, frutos secos, aceite de oliva y la palta.
Rodríguez señaló: “Lo más importante fue que pudieran identificar esos nutrientes, en qué alimentos estaban de una forma fácil en casa. Además tener en cuenta que muchos de ellos son de fácil preparación y poder identificarlos, les permite elegir el que más les guste, el que tengan disponible, el que tengan tiempo de cocinar y a través de eso, irlos combinando para armar una vianda completa”.
Al pensar en la difusión del recetario, la nutricionista concluyó: “Espero que lo tomen, que lo abracen y que lo usen como una herramienta para ver y reproducir lo que está ahí, pero también como disparador para poder inventar miles de viandas, de recetas y de platos, porque usando esta lógica de los nutrientes creo que es posible una infinidad de combinaciones de alimentos, pero que siempre sean sanos y completos”.
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