¿Qué podemos hacer para evitar las peleas en la escuela? - Piedra OnLine

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miércoles, 4 de noviembre de 2009

¿Qué podemos hacer para evitar las peleas en la escuela?


¿Hasta dónde llega el nivel de violencia en una escuela? Cuándo uno habla de “intolerancia”, “violencia”, una “situación social conflictiva” o “de riesgo”… ¿alcanza a comprender o trasmitir lo que en realidad ocurre? Siempre me queda la duda.
Y si bien día a día uno ve, escucha y lee, sobre las habituales peleas de los chicos en el aula, en los recreos y afuera de los establecimientos, lo que pasó el viernes en una escuela primaria roquense, en apenas pocos minutos, me causó una extraña sensación de asombro y gran preocupación.
Ver cómo se agreden, se golpean y se fastidian en pocos minutos y por cualquier cosa… qué quieren que les diga… me dio una sensación que no alcanzo a describir.
Esto no es una simple noticia, un reportaje, ni un artículo de profundidad. Simplemente quería compartir lo que ví, me preocupó y me quedó dando vueltas en la cabeza.
Y es precisamente eso: ¿hasta dónde llega el nivel de violencia en una escuela? Y sobre todo, qué es lo que podemos hacer para tratar de evitar que este tipo de situaciones siga ‘como si nada’.
Una breve descripción: 10 minutos en una escuela de Roca. Pasó el viernes, mientras esperaba poder hablar con la directora sobre otro tema que me interesaba y, virtualmente, quedó reducido a una pavada.

Golpes 1. Me atendió la vicedirectora, intercambiamos apenas unas palabras, y rápidamente, pidiendo disculpas, tuvo que correr –escaleras arriba- al baño de los varones: ¡Portero, portero!, gritó una maestra. ¡Se están peleando!. Todos corrieron y varios minutos después comenzaron a salir chicos refunfuñando, con las caras coloradas, enojados, y también los grandes. Algunos con rastros de riña a cuestas.
Golpes 2. La vicedirectora no alcanzó a regresar, y enfrente mío pasó un profesor de gimnasia rodeado de cerca de 20 chicos… serían de 7 u 8 años. Tal vez menos. Me saludó y fue un par de segundos a buscar unas pelotas… ¿cuánto habrá tardado? Nada… Segundos. Segundos en que una nena, de pelo corto y puño duro, se peleó con un varón, y lo golpeó fuertemente en la espalda. Él no protestó, pero los puñetazos sonaron fuerte… Sus mismos compañeritos los separaron. Después… como si nada.
Golpes 3. Seguí esperando, hasta ese momento un poco alertada por la situación que se dio con sólo pocos minutos de diferencia. Nadie me ‘registraba’ así que avancé hacia la dirección…
¿Perdón… la directora?, pregunté. “Quién la busca?” preguntó una joven, allí en la oficina. “Está un poco ocupada… ayudando a un chico que se golpeó…”. Dijo.
De afuera escuchaba, alrededor de una decena de chicos de ¿10 u 11? años, queriendo explicar o defenderse, mejor dicho, a los gritos de lo que había pasado. ¿Lo que había pasado? Otra pelea. El resultado: un chico con un fuerte golpe y un enorme chichón en la cabeza. “Se pelearon por una pelota de fútbol…”, escuché después. “Es común… todos los días pasa”, deslizó una mujer que limpiaba, cuando me iba.
Adentro de la dirección, todavía seguía el griterío, y el hielo permanecía en la cabeza de un joven alumno.
Me fui, sorprendida aún. (Por suerte, aún existe la capacidad de asombro!)
El taxista que me devolvía al diario fue mi oreja. “Es increíble, los pibes por poco se matan en la escuela y nadie hace nada. Nadie se preocupa por ver qué pasa y por qué se portan así. Después andan en la calle y se mandan cualquiera”, dijo, sin pensarlo mucho, y sin soltar el volante. ¿Será así?
¿Qué es lo que se hace ante este tipo de situaciones? O mejor, ¿qué es lo que se puede hacer?

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