ENTREVISTA A HORACIO QUIROGA,
"Cobos es demasiado tolerante con los K"
Quiroga -aspirante a gobernador de NeuquĆ©n por la UCR- mantiene una muy buena relaciĆ³n con el vicepresidente Julio Cobos pero entiende que, dada la naturaleza de la "polĆtica furia" que despliega el kirchnerismo, no tiene otro destino que ponerse en la "vereda de enfrente y dejar de ser tolerante" con el matrimonio.
-¿QuĆ© le pasa al radicalismo?
-Que va a ser gobierno en el 2011 y estĆ” en ebulliciĆ³n. EstĆ” en tren de discutir, de debatir?
-Sin embargo parece que no puede sacudirse aquello que llevĆ³ a Alain RouquiĆ©, en una tesis de hace mĆ”s de 30 aƱos, a definirlo como una "burocracia incompetente y rutinaria". SĆ³lo fija posiciones en temas coyunturales, no hay usinas de ideas, carece de pensamiento sobre temas nacionales sometido a permanente crĆtica, ha hecho mĆ”s autocrĆtica sobre el desenlace que tuvo la Alianza que sobre lo sucedido con RaĆŗl AlfonsĆn?
-PodrĆamos hablar mucho de todo eso, pero mire? no sĆ© cĆ³mo va a caer lo que le digo, pero creo que uno de los problemas que tenemos los radicales es que vamos a la polĆtica con mucho pudor. Creo que Ć©ste es uno de nuestros problemas que mĆ”s nos condicionan.
-Bueno, a juzgar por Osvaldo Bayer cuando reflexiona sobre HipĆ³lito Yrigoyen y las huelgas de la Patagonia, el pudor de "El Peludo" serĆa cero?
-Mire, nadie, y esto es un clĆ”sico de la ciencia polĆtica desde siempre no sĆ³lo a partir de Saint Just? nadie puede gobernar sin culpas. Por mĆ”s antipĆ”tico que suene, incluso por el cinismo que eventualmente esto implique o libere en tĆ©rminos de justificaciĆ³n, esto es asĆ. Estoy leyendo una flamante biografĆa de Churchill, de Kersaudy y, bueno, sobre Churchill todavĆa pesa la masacre de Bremen, una ciudad sin ningĆŗn valor estratĆ©gico, bombardeada a finales de la guerra por los ingleses durante toda una noche... mĆ”s muertos que en Hiroshima. ¿Pero quiĆ©n le va a quitar a Churchill el pergamino de ser un campeĆ³n en la lucha por la libertad? No estoy diciendo que el fin justifica los medios, digo que el ejercicio del poder suele ser? suele ser?
-O sea: ¿caminando en punta de pie no se borda bien la mantilla?
-Y... es complejo. La lucha por el poder es agria y suele ser agrio ejercerlo.
-En clave a este cuarto de siglo de democracia, ¿cĆ³mo funciona el "pudor" radical?
-Nos flagelamos cuando llegamos al convencimiento de que, en funciĆ³n de gobierno, hemos tomado decisiones negativas. Vivimos flagelĆ”ndonos.
- Pero desde adentro de la parroquia radical, ¿cĆ³mo cree usted que sigue latente ese pasado?
-No lo resolvemos. Y esto estĆ” en la cimiente de las dificultades que sentimos, en tanto fuerza nacional, para reinstalarnos en la sociedad. Que hayamos ido a elecciones nacionales llevando a dos radicales como candidatos a vicepresidente en fĆ³rmulas donde el presidente era peronista refleja mucho de nuestro cimbronazo interior. Somos un partido que suele atentar mucho contra sus propias posibilidades. Nos flagelamos con el lĆ”tigo de siete colas, como aquel monje del "Nombre de la Rosa". ¿Recuerda? Se daba y se daba para frenar los dictados de la carne, del pecado?
-Un rĆŗstico. Con lo bueno que tiene alguna dosis de pecado, ¿no?
-Y sĆ. DecĆa Alvear que el "radicalismo es especialista en perder oportunidades".
-Pero ustedes lo niegan a Alvear, que fue el mejor presidente de la Argentina que vino del radicalismo. Ustedes hablan de HipĆ³lito y RaĆŗl, RaĆŗl e HipĆ³lito. Una noria, como si en ellos dos se redujera la vida del partido.
-Pare la mano, no es mi caso. Concuerdo en que en el marco de un lapso muy particular de la vida del paĆs, Marcelo de Alvear fue un gran presidente y acepto que lo tenemos olvidado. Pero yo hablo del padre, el que fue intendente de Buenos Aires. Actualizada aquella reflexiĆ³n, yo creo que nuestra historia nos obliga a los radicales a estar alertas ante la capacidad de autodestrucciĆ³n que tenemos. Ćsta es la losa que pesa sobre nosotros? por estos dĆas quedĆ³ en claro.
-¿Con quĆ©?
-Con el papelĆ³n que el gobierno pasĆ³ en relaciĆ³n al Banco Central. Los radicales debimos haber forjado una polĆtica que no nos hiciera bailar al ritmo que ponĆa el gobierno, que era el ritmo del error. Y como no lo hicimos, terminamos confrontando entre nosotros. Y pasĆ³: el voto de Julio Cobos en este tema fue innecesario.
-¿En su contenido o porque ya habĆa renunciado MartĆn Redrado?
-Primero, sin que altere el producto, por lo segundo y luego por la direcciĆ³n que tuvo ese voto.
-¿Lo hablĆ³ con Cobos?, ustedes son muy compinches.
-Le tengo un gran afecto y creo que es un hombre muy importante en el partido de cara al futuro. Tenemos una muy buena relaciĆ³n. Es un espĆritu inquieto, decidido. Lo hablĆ© tres dĆas antes del voto. Le dije que en mi consideraciĆ³n, en todo el manejo que hace al vĆnculo polĆtico con el matrimonio K, los radicales debemos manejarnos desde un convencimiento, un axioma que es clavar pica en Flandes: el matrimonio ejerce el poder desde la furia con lo distinto. En consecuencia, hay un Ćŗnico derrotero a se- guir por quienes no compartimos esa visiĆ³n: enfrentarlos y enfrentarlos fijando posiciĆ³n en todos los terrenos de la vida institucional donde estĆ© presente esa furia.
-¿Le duele definir en estos tĆ©rminos a un poder del cual usted fue socio?
-Yo y muchos radicales fuimos a la ConcertaciĆ³n con espĆritu de grandeza. Quien defeccionĆ³ no fuimos nosotros sino el kirchnerismo. No se trata de dolor o no dolor o dolor a medias. Por otra parte, fui el primer funcionario de la ConcertaciĆ³n que renunciĆ³, en mi caso al cargo de embajador que tenĆa en la CancillerĆa, ni bien estallĆ³ la crisis con el kirchnerismo?
-¿QuedĆ³ lesionado su vĆnculo con Cobos luego de que usted le dijera lo que pensaba sobre el tema del Central?
-De ninguna manera. Es un hombre bien. Ćntegro. Por lo demĆ”s, yo no lo fui a ver para decirle lo que tenĆa que hacer; fui para decirle lo que yo pensaba.
-¿EstĆ” de acuerdo con la bajada de lĆnea que le hizo la conducciĆ³n de la UCR a Cobos en cuanto a que de aquĆ en mĆ”s opere en consonancia con la lĆnea del partido?
-Creo que en el marco del distanciamiento de la polĆtica furia del kirchnerismo Cobos se maneja con una inmensa tolerancia, paciencia, de cara a ese poder, concretamente a la presidenta. Cobos es demasiado tolerante. Se maneja con muchos buenos modales con los K. Debe perder algo de esos buenos modales porque este gobierno no entiende de buenos modales, no estĆ” en su naturaleza asumir que la polĆtica no estĆ” reƱida con las buenas formas por mĆ”s que sea, como decĆamos antes , agria, fiera?
-Ergo, ¿el estilo de Cobos no sirve?
-Ergo: Cobos, en razones fundadas de la diferencia que mantiene con el matrimonio, no tiene otro destino que admitir que la vereda de enfrente es el espacio quizĆ” mĆ”s permanente que deba ocupar. No arbitrariamente ni como consecuencia de una visiĆ³n necia sino como resultado de la naturaleza de la polĆtica del matrimonio.
-Beatriz Sarlo sostiene, apelo a ella porque tras un suave encantamiento, muy breve, que tuvo con el kirchnerismo se apartĆ³ debido a que intuyĆ³ muy tempranamente y con sĆ³lidos argumentos hacia dĆ³nde iba el kirchnerismo... sostiene que en un marco de profuso reclamo de firme institucionalidad la permanencia de Cobos en la vice tambiĆ©n daƱa la imagen de lo institucional. ¿Usted que piensa al respeto?
-Cobos no tiene derecho a renunciar, al menos que en un momento considere que no puede resistir el hostigamiento y las degradaciones a que siempre intenta someterlo el kirchnerismo, que es un poder que se mueve desde patologĆas muy acentuadas, salvajes. TambiĆ©n es cierto, y no es un dato menor, que la sociedad que le brinda el 70% de imagen positiva no quiere que renuncie. Quiere que se quede ahĆ, en la vice, para incidir, para poner coto al kirchnerismo.
-¿QuĆ© tiene que hacer el radicalismo en relaciĆ³n a si Cobos debe o no ser candidato su presidente?
-Someter a debate, en tiempo debido, quiĆ©n es el hombre. Si la opciĆ³n es Julio, que tiene fuerte instalaciĆ³n en el conjunto de la sociedad, ayudarlo a construir liderazgo. Sin liderazgo no hay gobierno con poder. Por ahora Julio Cobos tiene capacidad de representaciĆ³n, no de liderazgo.
-¿CĆ³mo estĆ”n los tantos dentro del radicalismo en relaciĆ³n a la candidatura de Cobos?
-Yo estoy entre los convencidos de que sea candidato, hay otros que aceptan esta posibilidad por conveniencia. Hay una cuestiĆ³n de dependencia: los radicales llegamos al poder si Cobos es candidato, pero Cobos llega al poder sĆ³lo si lo lleva el radicalismo. Pero que vamos a ser gobierno, vamos a ser gobierno?
"¿Jorge Sapag? CĆ³mplice de K"
-¿Va a ser candidato a gobernador de NeuquĆ©n?
-Voy a ser el prĆ³ximo gobernador de NeuquĆ©n.
-Bueno, pero quizƔ estƩ Jorge Sapag en la otra esquina?
-Mejor, mƔs fƔcil de derrotar.
-¿MĆ”s fĆ”cil que quiĆ©n?
-No sĆ©, que cualquier otro que salga del MPN. Jorge Sapag se acercĆ³ demasiado al infierno.
-¿Infierno?
-El kirchnerismo. Yo sĆ© lo que es ese infierno, lo sentĆ en la ConcertaciĆ³n, pero dejĆ© de ser cĆ³mplice. Jorge Sapag no: es cĆ³mplice de K en el despojo de una de las pocas cosas que quedan intactas en la Argentina institucional, las reserva monetarias. En tĆ©rminos de metĆ”fora: casi una asociaciĆ³n ilĆcita?
CARLOS TORRENGO
carlostorrengo@hotmail.com
"Cobos es demasiado tolerante con los K"
Quiroga -aspirante a gobernador de NeuquĆ©n por la UCR- mantiene una muy buena relaciĆ³n con el vicepresidente Julio Cobos pero entiende que, dada la naturaleza de la "polĆtica furia" que despliega el kirchnerismo, no tiene otro destino que ponerse en la "vereda de enfrente y dejar de ser tolerante" con el matrimonio.
-¿QuĆ© le pasa al radicalismo?
-Que va a ser gobierno en el 2011 y estĆ” en ebulliciĆ³n. EstĆ” en tren de discutir, de debatir?
-Sin embargo parece que no puede sacudirse aquello que llevĆ³ a Alain RouquiĆ©, en una tesis de hace mĆ”s de 30 aƱos, a definirlo como una "burocracia incompetente y rutinaria". SĆ³lo fija posiciones en temas coyunturales, no hay usinas de ideas, carece de pensamiento sobre temas nacionales sometido a permanente crĆtica, ha hecho mĆ”s autocrĆtica sobre el desenlace que tuvo la Alianza que sobre lo sucedido con RaĆŗl AlfonsĆn?
-PodrĆamos hablar mucho de todo eso, pero mire? no sĆ© cĆ³mo va a caer lo que le digo, pero creo que uno de los problemas que tenemos los radicales es que vamos a la polĆtica con mucho pudor. Creo que Ć©ste es uno de nuestros problemas que mĆ”s nos condicionan.
-Bueno, a juzgar por Osvaldo Bayer cuando reflexiona sobre HipĆ³lito Yrigoyen y las huelgas de la Patagonia, el pudor de "El Peludo" serĆa cero?
-Mire, nadie, y esto es un clĆ”sico de la ciencia polĆtica desde siempre no sĆ³lo a partir de Saint Just? nadie puede gobernar sin culpas. Por mĆ”s antipĆ”tico que suene, incluso por el cinismo que eventualmente esto implique o libere en tĆ©rminos de justificaciĆ³n, esto es asĆ. Estoy leyendo una flamante biografĆa de Churchill, de Kersaudy y, bueno, sobre Churchill todavĆa pesa la masacre de Bremen, una ciudad sin ningĆŗn valor estratĆ©gico, bombardeada a finales de la guerra por los ingleses durante toda una noche... mĆ”s muertos que en Hiroshima. ¿Pero quiĆ©n le va a quitar a Churchill el pergamino de ser un campeĆ³n en la lucha por la libertad? No estoy diciendo que el fin justifica los medios, digo que el ejercicio del poder suele ser? suele ser?
-O sea: ¿caminando en punta de pie no se borda bien la mantilla?
-Y... es complejo. La lucha por el poder es agria y suele ser agrio ejercerlo.
-En clave a este cuarto de siglo de democracia, ¿cĆ³mo funciona el "pudor" radical?
-Nos flagelamos cuando llegamos al convencimiento de que, en funciĆ³n de gobierno, hemos tomado decisiones negativas. Vivimos flagelĆ”ndonos.
- Pero desde adentro de la parroquia radical, ¿cĆ³mo cree usted que sigue latente ese pasado?
-No lo resolvemos. Y esto estĆ” en la cimiente de las dificultades que sentimos, en tanto fuerza nacional, para reinstalarnos en la sociedad. Que hayamos ido a elecciones nacionales llevando a dos radicales como candidatos a vicepresidente en fĆ³rmulas donde el presidente era peronista refleja mucho de nuestro cimbronazo interior. Somos un partido que suele atentar mucho contra sus propias posibilidades. Nos flagelamos con el lĆ”tigo de siete colas, como aquel monje del "Nombre de la Rosa". ¿Recuerda? Se daba y se daba para frenar los dictados de la carne, del pecado?
-Un rĆŗstico. Con lo bueno que tiene alguna dosis de pecado, ¿no?
-Y sĆ. DecĆa Alvear que el "radicalismo es especialista en perder oportunidades".
-Pero ustedes lo niegan a Alvear, que fue el mejor presidente de la Argentina que vino del radicalismo. Ustedes hablan de HipĆ³lito y RaĆŗl, RaĆŗl e HipĆ³lito. Una noria, como si en ellos dos se redujera la vida del partido.
-Pare la mano, no es mi caso. Concuerdo en que en el marco de un lapso muy particular de la vida del paĆs, Marcelo de Alvear fue un gran presidente y acepto que lo tenemos olvidado. Pero yo hablo del padre, el que fue intendente de Buenos Aires. Actualizada aquella reflexiĆ³n, yo creo que nuestra historia nos obliga a los radicales a estar alertas ante la capacidad de autodestrucciĆ³n que tenemos. Ćsta es la losa que pesa sobre nosotros? por estos dĆas quedĆ³ en claro.
-¿Con quĆ©?
-Con el papelĆ³n que el gobierno pasĆ³ en relaciĆ³n al Banco Central. Los radicales debimos haber forjado una polĆtica que no nos hiciera bailar al ritmo que ponĆa el gobierno, que era el ritmo del error. Y como no lo hicimos, terminamos confrontando entre nosotros. Y pasĆ³: el voto de Julio Cobos en este tema fue innecesario.
-¿En su contenido o porque ya habĆa renunciado MartĆn Redrado?
-Primero, sin que altere el producto, por lo segundo y luego por la direcciĆ³n que tuvo ese voto.
-¿Lo hablĆ³ con Cobos?, ustedes son muy compinches.
-Le tengo un gran afecto y creo que es un hombre muy importante en el partido de cara al futuro. Tenemos una muy buena relaciĆ³n. Es un espĆritu inquieto, decidido. Lo hablĆ© tres dĆas antes del voto. Le dije que en mi consideraciĆ³n, en todo el manejo que hace al vĆnculo polĆtico con el matrimonio K, los radicales debemos manejarnos desde un convencimiento, un axioma que es clavar pica en Flandes: el matrimonio ejerce el poder desde la furia con lo distinto. En consecuencia, hay un Ćŗnico derrotero a se- guir por quienes no compartimos esa visiĆ³n: enfrentarlos y enfrentarlos fijando posiciĆ³n en todos los terrenos de la vida institucional donde estĆ© presente esa furia.
-¿Le duele definir en estos tĆ©rminos a un poder del cual usted fue socio?
-Yo y muchos radicales fuimos a la ConcertaciĆ³n con espĆritu de grandeza. Quien defeccionĆ³ no fuimos nosotros sino el kirchnerismo. No se trata de dolor o no dolor o dolor a medias. Por otra parte, fui el primer funcionario de la ConcertaciĆ³n que renunciĆ³, en mi caso al cargo de embajador que tenĆa en la CancillerĆa, ni bien estallĆ³ la crisis con el kirchnerismo?
-¿QuedĆ³ lesionado su vĆnculo con Cobos luego de que usted le dijera lo que pensaba sobre el tema del Central?
-De ninguna manera. Es un hombre bien. Ćntegro. Por lo demĆ”s, yo no lo fui a ver para decirle lo que tenĆa que hacer; fui para decirle lo que yo pensaba.
-¿EstĆ” de acuerdo con la bajada de lĆnea que le hizo la conducciĆ³n de la UCR a Cobos en cuanto a que de aquĆ en mĆ”s opere en consonancia con la lĆnea del partido?
-Creo que en el marco del distanciamiento de la polĆtica furia del kirchnerismo Cobos se maneja con una inmensa tolerancia, paciencia, de cara a ese poder, concretamente a la presidenta. Cobos es demasiado tolerante. Se maneja con muchos buenos modales con los K. Debe perder algo de esos buenos modales porque este gobierno no entiende de buenos modales, no estĆ” en su naturaleza asumir que la polĆtica no estĆ” reƱida con las buenas formas por mĆ”s que sea, como decĆamos antes , agria, fiera?
-Ergo, ¿el estilo de Cobos no sirve?
-Ergo: Cobos, en razones fundadas de la diferencia que mantiene con el matrimonio, no tiene otro destino que admitir que la vereda de enfrente es el espacio quizĆ” mĆ”s permanente que deba ocupar. No arbitrariamente ni como consecuencia de una visiĆ³n necia sino como resultado de la naturaleza de la polĆtica del matrimonio.
-Beatriz Sarlo sostiene, apelo a ella porque tras un suave encantamiento, muy breve, que tuvo con el kirchnerismo se apartĆ³ debido a que intuyĆ³ muy tempranamente y con sĆ³lidos argumentos hacia dĆ³nde iba el kirchnerismo... sostiene que en un marco de profuso reclamo de firme institucionalidad la permanencia de Cobos en la vice tambiĆ©n daƱa la imagen de lo institucional. ¿Usted que piensa al respeto?
-Cobos no tiene derecho a renunciar, al menos que en un momento considere que no puede resistir el hostigamiento y las degradaciones a que siempre intenta someterlo el kirchnerismo, que es un poder que se mueve desde patologĆas muy acentuadas, salvajes. TambiĆ©n es cierto, y no es un dato menor, que la sociedad que le brinda el 70% de imagen positiva no quiere que renuncie. Quiere que se quede ahĆ, en la vice, para incidir, para poner coto al kirchnerismo.
-¿QuĆ© tiene que hacer el radicalismo en relaciĆ³n a si Cobos debe o no ser candidato su presidente?
-Someter a debate, en tiempo debido, quiĆ©n es el hombre. Si la opciĆ³n es Julio, que tiene fuerte instalaciĆ³n en el conjunto de la sociedad, ayudarlo a construir liderazgo. Sin liderazgo no hay gobierno con poder. Por ahora Julio Cobos tiene capacidad de representaciĆ³n, no de liderazgo.
-¿CĆ³mo estĆ”n los tantos dentro del radicalismo en relaciĆ³n a la candidatura de Cobos?
-Yo estoy entre los convencidos de que sea candidato, hay otros que aceptan esta posibilidad por conveniencia. Hay una cuestiĆ³n de dependencia: los radicales llegamos al poder si Cobos es candidato, pero Cobos llega al poder sĆ³lo si lo lleva el radicalismo. Pero que vamos a ser gobierno, vamos a ser gobierno?
"¿Jorge Sapag? CĆ³mplice de K"
-¿Va a ser candidato a gobernador de NeuquĆ©n?
-Voy a ser el prĆ³ximo gobernador de NeuquĆ©n.
-Bueno, pero quizƔ estƩ Jorge Sapag en la otra esquina?
-Mejor, mƔs fƔcil de derrotar.
-¿MĆ”s fĆ”cil que quiĆ©n?
-No sĆ©, que cualquier otro que salga del MPN. Jorge Sapag se acercĆ³ demasiado al infierno.
-¿Infierno?
-El kirchnerismo. Yo sĆ© lo que es ese infierno, lo sentĆ en la ConcertaciĆ³n, pero dejĆ© de ser cĆ³mplice. Jorge Sapag no: es cĆ³mplice de K en el despojo de una de las pocas cosas que quedan intactas en la Argentina institucional, las reserva monetarias. En tĆ©rminos de metĆ”fora: casi una asociaciĆ³n ilĆcita?
CARLOS TORRENGO
carlostorrengo@hotmail.com
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