Podrían haberse medido el 11 de julio y a nadie le hubiese sorprendido, pero el choque de este sábado entre Argentina y Alemania llega antes de tiempo, en formato de tensa revancha en cuartos con fuerte ambiente de final.
Es la colisión de dos estilos de entender la vida y el fútbol, de una tricampeona y una bicampeona mundial necesitadas de volver a ganar tras esperas demasiado largas. La expectativa de que Leo Messi, el futbolista más genial del planeta, explote en toda su dimensión en el campo y, sobre todo, en las redes.
Y mientras se disparan la incógnitas, expectativas y juegos de palabras desde hace tres días, algo es seguro: alemanes y argentinos jugarán a vida o muerte, porque las dos selecciones tienen grabado a fuego los cuartos de final del Mundial el 30 de junio de 2006 en Berlín, aquella victoria alemana por 4-2 en los penales que terminó en trifulca y suspensiones.
“En el uno contra uno se mueven al borde de la legalidad, ésa es su fuerza”. Así analizó hoy el seleccionador alemán, Joachim Löw, a su rival, apenas la continuidad de una cuidada estrategia que lleva adelante desde el miércoles: etiquetar a los de Diego Maradona como jugadores agresivos, provocadores y complicados para el árbitro. Condicionar el partido antes de que empiece a jugarse.
Ravshan Irmatov, el árbitro uzbeko que dirigirá mañana, ya fue criticado por Maradona por su actuación en el 2-0 de Argentina sobre Grecia. El condicionamiento es doble.
Pero fue Bastian Schweinsteiger, el jugador más combativo del combinado alemán, el que marcó el miércoles la historia del partido con una frase demoledora: “Cuando uno ve los partidos de Argentina, la forma en que los jugadores intentan influir en el árbitro gesticulando ya antes del partido… Creo que es una falta de respeto, pero los argentinos son así. Ésa es su mentalidad”.
Al día siguiente, Philipp Lahm, el capitán alemán, dio a entender que los argentinos “no saben perder”. Y hoy Löw los situó casi fuera del reglamento.
Pero es difícil imaginar a Maradona preocupado por la estrategia alemana. Curtido en el enfrentamiento desde su más tierna edad, tener un “enemigo” claro enfrente es lo mejor que puede pasarle. Es servirle en bandeja el plato que más le gusta. Es ayudarle a fortalecer el equipo, aun cuando tenga los problemas lógicos de contar con más estrellas que puestos disponibles.
“¿Qué te pasa, Schweinsteiger, estás nervioso?”, dijo al enterarse del ataque alemán.
“No tengo una preocupación grande por Alemania. Nosotros vamos a atacarlos, a ganarle en su campo y eso es lo que tiene nervioso a Schweinsteiger”, añadió Maradona. “Los muchachos lo único que están esperando es entrar a la cancha, tener la posibilidad de revancha”.
Y en la cancha, en el fantástico Greenpoint Stadium de Ciudad del Cabo, podrán verse desde las 16:00 (14:00 GMT) cosas muy interesantes.
Una Alemania muy joven, tan joven como no se daba en 76 años en un Mundial. En ella destacan dos hombres como Mesut Özil y Thomas Müller, responsables de una Alemania menos alemana que nunca, y un impiadoso centrodelantero como Miroslav Klose.
Özil, un enganche de 21 años con ciertos paralelismos con Messi, dijo a dpa que su equipo es tan ofensivo como solidario.
“Jugamos un 4-3-3 en el que cada jugador debe trabajar en lo defensivo. Pero cuando atacamos y yo tengo la pelota, tengo cierta libertad, y el equipo me apoya mucho”.
Müller, mediocampista tan ofensivo que se confunde con delantero, es a sus 20 años una de las grandes apariciones y delicias de Sudáfrica 2010. Y Klose, a sus 32 años y en su tercer Mundial,sueña con argumentos para creer que es posible batir los 14 goles del “bombardero” Gerd Müller y los 15 de Ronaldo, el máximo artillero de los Mundiales. Por ahora lleva 12.
Argentina, una selección que salva todos sus problemas con un poder de fuego que pocas veces exhibió en su historia, no convenció ni con su defensa ni con su mediocampo en los cuatro partidos que ganó en el torneo, pero goles son amores, y con diez a favor y sólo dos en contra, está en cuartos por derecho propio y tiene en Gonzalo Higuaín a un gran artillero.
La alarma por la congestión de Messi podría formar parte de una estrategia de Maradona para descolocar al rival, que apuntó sus cañones al central Martín Demichelis y al lateral Gabriel Heinze,a los que incluso el “Kaiser” Franz Beckenbauer ve como grietas en el equipo albiceleste.
Algo es cierto: la Argentina de Maradona depende de Messi como quizás ningún otro equipo de su estrella. Y Messi, relegado al banco hace cuatro años por un José Perkerman que se ganó el agradecimiento eterno de Alemania, está más que dispuesto a cerrar esa historia.
Ganó Argentina en la final de México 86, se impuso Alemania en la de Italia 90 y en los cuartos de 2006. La revancha de los dos gigantes será en cuartos, pero para ambos es una “final”. La antesala, ése es su sueño, de la verdadera.
Equipos probables:
ARGENTINA: Romero - Otamendi, Demichelis, Burdisso, Heinze - Maxi Rodríguez, Mascherano, Di María - Messi - Higuaín, Tévez Entrenador: Diego Maradona
ALEMANIA: Neuer - Lahm, Mertesacker, Friedrich, Boateng - Khedira, Schweinsteiger - Müller, Özil, Podolski - Klose Entrenador: Joachim Löw
Estadio: Greenpoint, Ciudad del Cabo, 16:00 (14:00 GMT)
Es la colisión de dos estilos de entender la vida y el fútbol, de una tricampeona y una bicampeona mundial necesitadas de volver a ganar tras esperas demasiado largas. La expectativa de que Leo Messi, el futbolista más genial del planeta, explote en toda su dimensión en el campo y, sobre todo, en las redes.
Y mientras se disparan la incógnitas, expectativas y juegos de palabras desde hace tres días, algo es seguro: alemanes y argentinos jugarán a vida o muerte, porque las dos selecciones tienen grabado a fuego los cuartos de final del Mundial el 30 de junio de 2006 en Berlín, aquella victoria alemana por 4-2 en los penales que terminó en trifulca y suspensiones.
“En el uno contra uno se mueven al borde de la legalidad, ésa es su fuerza”. Así analizó hoy el seleccionador alemán, Joachim Löw, a su rival, apenas la continuidad de una cuidada estrategia que lleva adelante desde el miércoles: etiquetar a los de Diego Maradona como jugadores agresivos, provocadores y complicados para el árbitro. Condicionar el partido antes de que empiece a jugarse.
Ravshan Irmatov, el árbitro uzbeko que dirigirá mañana, ya fue criticado por Maradona por su actuación en el 2-0 de Argentina sobre Grecia. El condicionamiento es doble.
Pero fue Bastian Schweinsteiger, el jugador más combativo del combinado alemán, el que marcó el miércoles la historia del partido con una frase demoledora: “Cuando uno ve los partidos de Argentina, la forma en que los jugadores intentan influir en el árbitro gesticulando ya antes del partido… Creo que es una falta de respeto, pero los argentinos son así. Ésa es su mentalidad”.
Al día siguiente, Philipp Lahm, el capitán alemán, dio a entender que los argentinos “no saben perder”. Y hoy Löw los situó casi fuera del reglamento.
Pero es difícil imaginar a Maradona preocupado por la estrategia alemana. Curtido en el enfrentamiento desde su más tierna edad, tener un “enemigo” claro enfrente es lo mejor que puede pasarle. Es servirle en bandeja el plato que más le gusta. Es ayudarle a fortalecer el equipo, aun cuando tenga los problemas lógicos de contar con más estrellas que puestos disponibles.
“¿Qué te pasa, Schweinsteiger, estás nervioso?”, dijo al enterarse del ataque alemán.
“No tengo una preocupación grande por Alemania. Nosotros vamos a atacarlos, a ganarle en su campo y eso es lo que tiene nervioso a Schweinsteiger”, añadió Maradona. “Los muchachos lo único que están esperando es entrar a la cancha, tener la posibilidad de revancha”.
Y en la cancha, en el fantástico Greenpoint Stadium de Ciudad del Cabo, podrán verse desde las 16:00 (14:00 GMT) cosas muy interesantes.
Una Alemania muy joven, tan joven como no se daba en 76 años en un Mundial. En ella destacan dos hombres como Mesut Özil y Thomas Müller, responsables de una Alemania menos alemana que nunca, y un impiadoso centrodelantero como Miroslav Klose.
Özil, un enganche de 21 años con ciertos paralelismos con Messi, dijo a dpa que su equipo es tan ofensivo como solidario.
“Jugamos un 4-3-3 en el que cada jugador debe trabajar en lo defensivo. Pero cuando atacamos y yo tengo la pelota, tengo cierta libertad, y el equipo me apoya mucho”.
Müller, mediocampista tan ofensivo que se confunde con delantero, es a sus 20 años una de las grandes apariciones y delicias de Sudáfrica 2010. Y Klose, a sus 32 años y en su tercer Mundial,sueña con argumentos para creer que es posible batir los 14 goles del “bombardero” Gerd Müller y los 15 de Ronaldo, el máximo artillero de los Mundiales. Por ahora lleva 12.
Argentina, una selección que salva todos sus problemas con un poder de fuego que pocas veces exhibió en su historia, no convenció ni con su defensa ni con su mediocampo en los cuatro partidos que ganó en el torneo, pero goles son amores, y con diez a favor y sólo dos en contra, está en cuartos por derecho propio y tiene en Gonzalo Higuaín a un gran artillero.
La alarma por la congestión de Messi podría formar parte de una estrategia de Maradona para descolocar al rival, que apuntó sus cañones al central Martín Demichelis y al lateral Gabriel Heinze,a los que incluso el “Kaiser” Franz Beckenbauer ve como grietas en el equipo albiceleste.
Algo es cierto: la Argentina de Maradona depende de Messi como quizás ningún otro equipo de su estrella. Y Messi, relegado al banco hace cuatro años por un José Perkerman que se ganó el agradecimiento eterno de Alemania, está más que dispuesto a cerrar esa historia.
Ganó Argentina en la final de México 86, se impuso Alemania en la de Italia 90 y en los cuartos de 2006. La revancha de los dos gigantes será en cuartos, pero para ambos es una “final”. La antesala, ése es su sueño, de la verdadera.
Equipos probables:
ARGENTINA: Romero - Otamendi, Demichelis, Burdisso, Heinze - Maxi Rodríguez, Mascherano, Di María - Messi - Higuaín, Tévez Entrenador: Diego Maradona
ALEMANIA: Neuer - Lahm, Mertesacker, Friedrich, Boateng - Khedira, Schweinsteiger - Müller, Özil, Podolski - Klose Entrenador: Joachim Löw
Estadio: Greenpoint, Ciudad del Cabo, 16:00 (14:00 GMT)
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