Ya con el cronograma electoral aprobado, el partido provincial pone en marcha el operativo avales y afiliados nuevos. Tal cual está el escenario, la primera disyuntiva especulativa es si habrá polarización entre dos listas.
Definida la fecha de las internas en el MPN para el 15 de agosto, el escenario de ese partido queda por ahora dividido en cuatro partes, que -si cumplen con los avales y mantienen sus intereses de diferenciación- competirán por la conducción partidaria.
Aunque esto es formalmente así, si no aparece por el lado de los intendentes que quieren integrar la lista "federal" un referente de peso en el distrito capitalino, y si el oficialismo en el gobierno -es decir, Jorge Sapag- no juega a respaldar más o menos explícitamente a un sector, la contienda en realidad se puede concentrar en dos opciones: el de la Lista Blanca, de Jorge Sobisch, y el de la Celeste, de José Brillo.
Dependerá, en buena medida, de cómo juega la lista de Luz Sapag en relación a la de los intendentes bendecida por el Gobernador.
En un partido que muestra un padrón de más de 110.000 afiliados, la primera dificultad para quien pretenda participar es reunir los avales, sobre todo en una elección "cerrada". Para los candidatos a cargos de conducción provincial, esa exigencia es del 10 por ciento: más de 11.000. En esta recolección, juega además la presentación de nuevas fechas de afiliación, que seguramente sumarán unos miles más al padrón.
Según el cronograma estipulado por la Junta de Gobierno el jueves, la fecha de presentación para los avales es el 2 de agosto. Esa es la primera batalla, sin duda. No pasa por las urnas, sino por el operativo que cada lista debe concretar y controlar, ya que puede preverse que la actitud de los órganos de control partidario, ante la importancia de lo que está en juego, será estricta para eliminar las "trampitas" que casi siempre se hacen.
Más allá de los detalles técnicos, la primera "semblanteada" sobre la interna del MPN indica esta posibilidad: polarización fuerte entre dos listas, con las demás que se presenten jugando a desviar votos de una u otra; o fragmentación entre todas, con un resultado aun menos previsible.
Definida la fecha de las internas en el MPN para el 15 de agosto, el escenario de ese partido queda por ahora dividido en cuatro partes, que -si cumplen con los avales y mantienen sus intereses de diferenciación- competirán por la conducción partidaria.
Aunque esto es formalmente así, si no aparece por el lado de los intendentes que quieren integrar la lista "federal" un referente de peso en el distrito capitalino, y si el oficialismo en el gobierno -es decir, Jorge Sapag- no juega a respaldar más o menos explícitamente a un sector, la contienda en realidad se puede concentrar en dos opciones: el de la Lista Blanca, de Jorge Sobisch, y el de la Celeste, de José Brillo.
Dependerá, en buena medida, de cómo juega la lista de Luz Sapag en relación a la de los intendentes bendecida por el Gobernador.
En un partido que muestra un padrón de más de 110.000 afiliados, la primera dificultad para quien pretenda participar es reunir los avales, sobre todo en una elección "cerrada". Para los candidatos a cargos de conducción provincial, esa exigencia es del 10 por ciento: más de 11.000. En esta recolección, juega además la presentación de nuevas fechas de afiliación, que seguramente sumarán unos miles más al padrón.
Según el cronograma estipulado por la Junta de Gobierno el jueves, la fecha de presentación para los avales es el 2 de agosto. Esa es la primera batalla, sin duda. No pasa por las urnas, sino por el operativo que cada lista debe concretar y controlar, ya que puede preverse que la actitud de los órganos de control partidario, ante la importancia de lo que está en juego, será estricta para eliminar las "trampitas" que casi siempre se hacen.
Más allá de los detalles técnicos, la primera "semblanteada" sobre la interna del MPN indica esta posibilidad: polarización fuerte entre dos listas, con las demás que se presenten jugando a desviar votos de una u otra; o fragmentación entre todas, con un resultado aun menos previsible.
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