Primer examen para la reelección - Piedra OnLine

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domingo, 29 de agosto de 2010

Primer examen para la reelección

La negociación de Sapag con el gobierno de Cristina Fernández. El debate en la Legislatura. La historia de David y Goliat, nuevamente. Las renovadas joyas de la abuela. Se juega una parte de las posibilidades del proyecto de reelección para el actual gobierno neuquino.

Buena parte de la suerte que correrá el proyecto de reelección de Jorge Sapag y quienes lo acompañan dependerá de cómo resuelva la negociación con el gobierno nacional, en estos días. No es fácil decidir el camino a tomar. La historia del MPN pesa, y los intereses de la provincia también. La oposición a Sapag, agazapada, espera cualquier desliz que lo corra de la buena senda. Y el gobierno de Cristina Fernández no está precisamente de buen humor.

Cuando asumió, en su primer discurso en el recinto de la Legislatura, Sapag simplificó la economía de la provincia acudiendo a la imagen de los cajoncitos de un almacén. La diferencia entre lo que tengo, lo que debo y lo que puedo cobrar –economía de almacenero- parecía entonces bastar. Eso, y la honestidad en la función.

Sapag terminó de tomar plena conciencia de lo delicado de la situación durante esta semana. El mismo día en que tenía previsto viajar a Buenos Aires, se desayunó con un título en el diario neuquino La Mañana muy inconveniente para su negociación. El título no era equivocado. Pocas veces los diarios se equivocan, y menos, sin darse cuenta. Decía que Sapag retiraría juicios para acceder al refinanciamiento. Es lo que pasará, al menos con tres de ellos, según el mismo gobernador admitió.

Pero el gobierno sintió de repente que todo el mundo se permite extorsionarlo. Percibió con crudeza que cada sector lleva o quiere llevar agua para su molino. Y aunque él mismo esté en esa lógica, cada vez que se lo hacen notar, se crispa, se endurece.

En esas horas de corridas, llamadas telefónicas, pequeñas histerias obsecuentes, el gobierno dio la medida justa de cuál es su ánimo actual: jugado a la reelección, metido en un asunto que es clave para ella. Nada menos que la necesidad de mantener la relación con el gobierno de Cristina Fernández, y para ello, firmar el convenio para acceder al plan de refinanciamiento.

Cristina no está de buen humor. El sainete tragicómico de su pelea con Clarín y La Nación ha terminado de sacar del eje de lo racional a su gobierno. Aunque parezca un poco loco (¿qué no lo es, en estas circunstancias?) este contexto afecta todo. Los Kirchner están pasando por el proceso más paranoico de su corta pero intensa historia: o se está con ellos, o contra ellos.

Neuquén tiene para refinanciar, según se ha dicho, unos 1.890 millones de pesos. En las demandas planteadas a la Justicia, que el gobierno nacional le exige retirar, hay más plata que esa en juego. No se sabe cuánta. Lo que sí se sabe es que no es plata para cobrar ahora, sino dentro de años, cuando se termine el proceso judicial correspondiente.

Si se aborda el tema desde el punto de vista pragmático, se cae en lo que este diario ya anticipó, y que fue el razonamiento sugerido por la ministra de Hacienda, Ester Ruiz, cuando se comenzó a hablar del tema: más vale pájaro en mano que cien volando. O sea: tal vez es mejor tener plata ahora, que es cuando la necesitamos, que en el futuro, que no podemos prever, o mejor aún, no podemos saber si estaremos o no allí.

Algo de esto hay. En la espantosa economía neuquina, con un alto gasto público para sostener un Estado ineficiente, y con recursos en fuga o decadencia, se necesita plata ya. El refinanciamiento no te da plata, pero te da oxígeno: menos obligaciones que cumplir. A más plazo. Con menos intereses. Sin la aplicación del CER. En fin, no está mal. Pero…el tema es la evidente extorsión nacional.

Traducida en términos políticos, es directamente decirle a Neuquén que Nación financia sólo si se le exime de futuros pagos a la provincia. Es una imposición que hace el más fuerte al más débil. Goliat a David. Y lo que buena parte de la oposición piensa, incluso dentro del MPN, es que la historia demuestra que David le ganó a Goliat. Y que ese bíblico piedrazo impresionante reivindica a Neuquén, como ya lo ha demostrado antes, con otras “joyas de la abuela”.

Las “joyas de la abuela” se reciclan. Es así porque cada tanto, algún gobierno nacional lleva al paroxismo el centralismo en función de las reiteradas y también cíclicas emergencias económicas. Así, se liquida mal la coparticipación, y las regalías. En la última década, Neuquén nunca recibió lo que por ley le corresponde. Esto se discute en la Justicia. Es un planteo simple y que Neuquén no es la primera vez que hace. Como hay antecedentes en ese sentido, no cabe mayor duda que – a la corta o a la larga- Neuquén ganará esas demandas.

Sapag envió a la Legislatura un expediente con cada una de las demandas. El MPN se apuró, antes de leerlo, a asegurar que respaldará al gobernador. ¿Cómo no hacerlo, cuando horas antes había comprometido el bloque entero su respaldo a la reelección?

Pero en la Legislatura no hay decisiones vinculantes, con este tema. El gobernador tiene la facultad constitucional de decidir cómo hacer la negociación, siempre que no quiebre obligaciones constitucionales. En la Legislatura, por lo tanto, el tema servirá para la catarsis de cada sector. Servirá para los discursos, para tener un “mapa” parcial de qué opina el conjunto de la dirigencia política.

Esto es presentado, otra vez, como un gran gesto demócrata. Sin embargo, es relativo. Es como decir “opinen, total la decisión es mía”. Si se toma o no en cuenta la opinión legislativa, será siempre un misterio.

A no ser que se busque una salida por ese lado. Algo que le permita a Sapag decirle a Cristina que imponer el refinanciamiento y resignar los juicios equivaldría a un desastre electoral para el gobierno neuquino, pero también para el kirchnerismo en este distrito.

Pase lo que pase, es evidente que se juegan tiempos decisivos para el proyecto de reelección, y también para quienes le presentarán batalla, por fuera y por dentro del MPN. El tema de la negociación del refinanciamiento y los juicios es el primero que oficiará de catalizador de esta situación.

Si el gobierno sale bien parado, aumentará sus posibilidades. Si no, habrá perdido una parte de su empuje, sus ganas, su propia convicción en la continuidad más allá de 2011.

Rubén Boggi

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